Tokio volvió a recibir los juegos olímpicos 57 años después, pero en esta ocasión en condiciones realmente desafiantes. Por primera vez, en 1964 una ciudad asiática era sede de unas olimpiadas y la esencia de la organización japonesa se centró en deslumbrar tecnológicamente con el lanzamiento del entonces novedoso tren bala y en demostrar al mundo una asombrosa capacidad de levantarse ante las adversidades, luego de la Segunda Guerra Mundial. Simbólica y curiosamente, el atleta encargado de encender el pebetero olímpico fue Yoshinori Sakai “el bebé de Hiroshima”, relevista nacido en Hiroshima el 6 de agosto de 1945, mismo día que Estados Unidos lanzaba una bomba atómica en la ciudad que dejó un saldo de más de 100 mil muertos.
Para la organización de Tokio 2020 la esencia y espíritu no han cambiado mucho, la tecnología marca la pauta en los diferentes espacios de las olimpiadas y esa conocida capacidad de levantarse ante las adversidades, lucha por demostrar que, aunque la pandemia del Covid-19 azota al planeta hace casi dos años, los japoneses son capaces de celebrar con aparente éxito un evento de esta magnitud.
Sin embargo, la ciudad más habitada del mundo no parecía, según varias encuestas realizadas por medios nipones como el Kyodo News o NHK, estar de acuerdo con la realización de los juegos (72% se oponía a las olimpiadas en abril de 2021). Las razones: un lento proceso de vacunación que apenas cubrió un 25% de la población al momento de comenzar el evento, el auge de la cuarta ola impulsada por nuevas cepas y el temor a que los Juegos Olímpicos terminen siendo un evento “supercontagiador”.

A pesar de la pandemia, la ausencia de público, el retiro de atletas por contagio, el riesgo perenne y el estrés generado por las condiciones, Tokio tuvo una extraña, silenciosa, selectiva, pero impactante inauguración en el Estadio Nacional diseñado por Kengo Kuma, marcada por el juego luminoso de miles de drones, tecnología de punta y la representación simbólica e imprescindible de la cultura japonesa.

El evento mundial más importante del año reúne por 17 días a 11 mil atletas de 206 países, en 33 disciplinas diferentes. Pero, Japón no solo impacta en su capacidad organizativa y los avances tecnológicos asociados a las olimpiadas como trasmisiones 8K, drones, reconocimiento facial, monitoreo biométrico a atletas, más de tres mil 500 vehículos eléctricos en las villas, robots para comunicarse con los atletas, realidad virtual, etc. Sino que también, ha decidido gratamente romper ciertos paradigmas de género e implantar algunas medidas ecológicas de importante impacto ambiental.
Tokio 2020 cuenta con la participación femenina más alta de la historia (48%) desde que, en los juegos de Paris en 1900, se permitió la inscripción de mujeres a las olimpiadas. Inclusive se incorporaron 18 pruebas para equipos mixtos en competiciones como natación, triatlón, tiro con arco o tenis de mesa. También, por primera vez en la historia de los Juegos Olímpicos hubo un abanderado masculino y uno femenino en la ceremonia de apertura.
Asimismo, los atípicos juegos olímpicos de Tokio se consideran los más ecológicos de la historia. Medidas y detalles como estadios, centros de prensa y villas olímpicas con fuentes renovables de sistemas de generación de energía solar, medallas ecológicas de material reciclado diseñadas por el artista nipón Junichi Kawanishi, podios de plásticos recogidos del océano, más 26 mil camas en las villas olímpicas realizadas de materiales renovables, campos de hockey con césped de materias primas naturales como la caña de azúcar y otros detalles que buscan una mejor armonía con el medio ambiente, colocan puntos a favor del ex primer ministro, Yoshiro Mori, el Comité Olímpico Japonés, el Comité Paralímpico Japonés, el Gobierno Metropolitano de Tokio y el gobierno nacional.
Con relación a Bolivia, cinco deportistas llevan la tricolor en esta edición de los juegos olímpicos: los nadadores Karen Tórrez y Gabriel Castillo, quienes llevaron la bandera nacional, acompañados del tenista Hugo Dellien, el atleta Bruno Rojas y la marchista de 28 años, Ángela Castro. Quienes llevan consigo la ilusión de todo un país por conseguir su primera medalla olímpica.

Para América Latina en general, las expectativas son buenas con atletas de la talla de Yulimar Rojas (Atletismo – Venezuela), Mijaín López (Lucha – Cuba) o la selección brasilera de voleibol, entre otras y otros como Mariana Pajón (BMX – Colombia), Leticia Bufoni (skateboarding – Brasil) o Daniel Dhers (BMX – Venezuela).

Por 17 días podremos disfrutar de este súper evento deportivo “a pesar de todo”, de su variada cantidad de disciplinas ya conocidas y de las recién incorporadas como el Karate, el surf, skateboarding, escalada deportiva y baloncesto 3×3; de su sana competitividad y anécdotas de solidaridad, de los reflejos de bienestar y de que, de alguna forma, dentro del caos y la desigualdad global, en algún espacio, en algún rincón, podemos convivir en paz, competir justamente y cumplir objetivos sin importar las diferencias.
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Rafael Guilarte Ingeniero agroindustrial venezolano