EXCLUSIVO │ Gino González: educador y cantautor por convicción y amor

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«El cuatro, desde carajitos nos seduce», dice Gino González al hablar del instrumento criollo más popular en Venezuela.

El cantautor es conocido a nivel nacional por la poesía popular, que está cargada de críticas y reflexiones, donde muchas y muchos se ven reflejados. Como intérprete de lo popular se caracteriza por ser una de esas personas que no pierden su esencia criolla, la familiaridad, gentileza y sencillez, que muestra a sus cercanos como a cualquier persona que acaba de conocer, son la tarjeta de presentación de este hombre de tierra llana que hace sentir con su comportamiento a la gente la verdad de sus canciones.

Nació en El Socorro, estado Guárico, en 1962, se graduó en la Universidad de Carabobo en Educación, mención Lengua y Literatura. Gino es educador y cantautor por convicción y amor.

En el camino literario ha publicado ocho libros, donde encontramos poesía, ensayos, crónicas y cuentos. Desde su canto hace de maestro para la vida. Con más de tres décadas como intérprete, tiene 11 producciones discográficas y un gran número de canciones dispersas, la mayoría registradas en la canción necesaria, también llamada de «protesta”, al ritmo del arpa, bandola, cuatro y maracas; su género de raíz, el joropo llanero, o campesino, como le gusta llamarlo, aunque también ha paseado por la ranchera, el son cubano, el estribillo oriental, entre otros ritmos musicales.

En 2012 se proyecta a otras audiencias con su éxito «Nosotros con Chávez». En esta canción, como en muchas otras, Gino pone en evidencia su posición en contra del sistema capitalista, mostrando en un tomo de humor formas y costumbres presentes en Venezuela.

A continuación les ofrecemos una amena conversación que tuvimos con este genuino cantautor popular de la tierra de Bolívar.

¿Quién o quiénes son tu referencia para llegar a la música, a la composición y la escritura de canciones?

En mi generación y en el entorno donde me crié, todo el mundo quería tocar el cuatro, quien no aprendió al menos lo intentó. Yo lo intenté a temprana edad y por circunstancias no aprendí. Así que primero fue la poesía. Antes de tocar el cuatro primero escribía versos. Luego, de adolescente, al tocar el cuatro se me ocurrió ponerles música a esos poemas y nacieron las primeras canciones. Uno se hacía músico para la parranda y las serenatas. No tuve, como otros, desde los inicios la suerte de la parranda campesina directa. Aunque de niño asistía con los mayores a los bailes amenizados por el violín de Patricio Blanca y la guitarra de Ramón María Díaz acompañado en el cuatro por Florentino Díaz. Pero mi referencia consciente fueron las canciones que tocaban aquellos que sabían más que yo, así como las canciones que sonaban en la radio y en las rocolas. La canción llanera.

Cuando empecé hacer canciones quería que fueran llaneras, pero me salían algo extrañas. Se me ocurrían otras canciones que no sabía que eran. Mis canciones son básicamente llaneras y una buena parte orientales. De estas orientales hay varias de las primeras y están en el segundo disco que grabé. No lo sabía. El compadre Braulio Boada las acompañó con la mandolina y supe que se inclinaban hacia la música oriental. Y fíjate nací y me crié en El Socorro, en el oriente del Guárico. Casi en los límites del estado Anzoátegui, de los estados orientales. Quién sabe porqué fue así, no tengo ninguna influencia oriental en la música, al menos consciente. Cómo ves, he sido empírico.  También he compuesto en otros estilos y géneros. Allí están en el canal youtube GinoAndarino.

En la poesía, las que escuchaba recitando cuando niño y las que vi en los libros de la escuela y el liceo. En la casa donde nací y me crié no había libros. Ahí nadie sabía leer ni escribir. Las tías, pero debieron irse a la ciudad a trabajar, cuando llegaba carta, una madrina venía en la tardecita y nos la leía y todos alrededor de ella. Luego aprendió Juan, el hermano mayor y las leía él.

Las primeras lecturas fueron Aquiles Nazoa, Neruda y esas antologías de varios autores. Nos impactó «Florentino y el Diablo» y buscamos la poesía de Alberto Arvelo Torrealba. Siempre me gustó la forma, la metáfora… desde muy joven me esforzaba por lograrla. Una vez se me ocurrió usar imágenes pestilentes: «El cielo tose y escupe sobre la tierra». Pensaba que me la estaba comiendo, luego me conseguí con los poetas malditos.

Ya en mi juvenil militancia revolucionaria: Alí Primera. Tuvo una gran influencia, aunque, quizás, por más que traté de parecerme a él no pude, terminé siendo Gino González.

¿Desde qué edad empezaste a cantar, a componer y decidiste dedicarte a la música?

¿A cantar? Desde niños en mi familia todos cantamos, las canciones del entorno familiar, y en mi caso las de la radio. Pero me haces recordar algo de mi niñez respecto a eso. Las primeras canciones que me aprendí fueron un par de tangos. La señora Noemi Infante los cantaba muy bien y me gustaban. Yo no sabía que eso se llamaba tango. Mientras jugaba en la calle desde la rocola de un bar sonaba «Volver» con Carlos Gardel, y era la que más me gustaba de todas esas canciones. Al tiempo supe que eso se llamaba tango y quien cantaba era Gardel.

Pero, como te dije, primero escribía versos. Tendría como 12 años y otro niño, Celis –el poeta Celis Fernández–, me dice que él escribe poesías. Yo le pregunté: «Poesía, ¿qué es eso?» Y me enseñó un cuaderno donde tenía unos textos. A partir de allí también yo tenía mi cuaderno. Eso sí, con rima, siempre me gustó la rima. Eso fue una fortaleza luego para cuando me puse hacer canciones. Tendría como 20 años cuando hago las primeras canciones. Y desde entonces estoy dedicado a la música, lo cual no implica que la misma la haya asumido como un oficio. Eso es otra cosa.

Si hablamos de música, en los últimos años Venezuela se ha convertido en un referente mundial en esta área. ¿Crees que la música llanera, la música campesina haya tomado un lugar importante en los sonidos actuales?

La música llanera desde hace bastante tiempo conquistó un sitial importante dentro de las preferencias del pueblo venezolano y eso se lo debemos a la lucha de los pioneros. Desde antes y durante los tiempos de José Romero Bello, Ángel Custodio Loyola y Magdalena Sánchez, por nombrar algunos. Los sellos disqueros de la época le vieron rentabilidad y la promocionaron. Luego vino la era Chávez y toma un mayor impulso, pero también su masificación y comercialización ha incidido en su distorsión y en su calidad. Sin embargo, aplaudimos la aceptación masiva de la canción llanera, más aún cuando la misma es nuestra carta de presentación mundial.

Venezuela es uno de los países con mayor diversidad musical en el planeta. En estos tiempos cuando el imperio y sus transnacionales pretenden borrarnos como nación esos criterios mineros en la música no nos favorecen, no podemos ser monoproductores en lo musical. Este país es bellísimo en su variedad musical. Los medios de comunicación a cargo de difundir la música de nuestra cultura nacional tienen la responsabilidad de plasmar ese espíritu a plenitud.

En estos tiempos de pandemia, ¿qué piensas que falta hacer para mejorar las condiciones económicas y sociales de los cultores, culturas y artistas en Venezuela?

Pandemia, pero no solo esto, también la guerra económica que está desde mucho antes. La pandemia fue otra plaga que vino a sumarse a las que ya afrontábamos como consecuencia de las agresiones por parte de los enemigos de Venezuela, que han afectado considerablemente los ingresos de la nación. Estamos prácticamente en bancarrota. Esto aumenta las penurias en un país mayormente dependiente del Estado. Qué le vas a exigir a ese Estado. Al contrario, debemos contribuir a la recuperación. Tenemos suficientes recursos para ello, empezando por la gente. Es la hora del poder popular y de sectores empresariales nacionalistas. Es la hora de la patria y aquí la canción y las artes en general juegan un papel importante para la sensibilidad y la consciencia para salir adelante sin que nos carcoma la indolencia y el individualismo. Sé que el Ministerio de Cultura y otros entes han atendido y hacen lo que pueden en relación a algunos referentes culturales nuestros, pero quien cante debe tomar en cuenta cuáles son las prioridades.

Venezuela es un país rico en diversidad musical, ¿crees que las organizaciones creadas con el nombre de «Corazón», como Corazón llanero, Corazón Roquero, Corazón Salsero y otras, abarcan la gran y variada gama de nuestra música?

Desde luego que no, pero eso está muy bien desde el punto de vista mediático. Lo que pasa es que en este mundo de la canción a veces somos muy celosos y sectarios. Hemos dicho que somos una selva musical en la gran variedad de géneros, tanto nacionales como de otros más universales que también se cultivan aquí.

Cuando surgió Corazón Llanero muchos criticamos y decíamos que era limitante debido a lo diverso que somos y que debería ser, en dado caso, Corazón Venezolano, pero si lo miras desde el punto de vista geopolítico no está mal. México se conoce por la ranchera, pero ese no es el único género musical de ese país. Aunque, más allá de eso, lo que reclama este tiempo es aferrarnos con fuerzas a nuestra nacionalidad y para esto contamos con suficientes variados hilos espirituales donde la música llanera es uno de ellos, pero no el único.

¿Cuáles son los planes y proyectos que tiene planteado para lo que queda de este año 2021?

Seguir aportando cada día por la recuperación del país desde la trinchera que me corresponde y firme en la defensa de la patria ante las agresiones y cualquier intento colonial. En tal sentido, darle forma a toda idea que contribuya en la canción a la sensibilidad y conciencia de la alegría que somos como pueblo. Grabar un conjunto de canciones inéditas que paciente esperan.

Un mensaje al pueblo venezolano.

Somos un pueblo heroico. Somos un pueblo grande. Somos un pueblo hermoso. No olvidarlo jamás, investigar, estudiar con emoción nuestra historia y que nadie piense por nosotros. Sacar nuestras propias conclusiones. Ya lo dijo Bolívar: «Más que por las armas, nos han dominado por la ignorancia».

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Tony González Cineasta

AUDIO │ “La buena junta”

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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