La noche del lunes 10 de mayo, durante más de 10 horas el Ejército israelí bombardeó de manera criminal, tanto aéreo como naval, la Franja de Gaza, atacando una población civil desarmada. En la operación perdieron la vida más de 30 ciudadanos palestinos, entre ellos nueve niños, dejando un saldo de cientos de heridos. Paralelamente, en la madrugada del 11 de mayo, un portavoz de la defensa civil de la Franja de Gaza dijo que tres palestinos, entre ellos una mujer, murieron tras un bombardeo israelí que tuvo como objetivo una casa situada en el campo de refugiados de Shati, al oeste de la ciudad de Gaza.
Por el momento, las tensiones siguen siendo elevadas y algunos predicen que la operación, apodada Guardián de los Muros, por Israel, y La Espada de Jerusalén, por los grupos palestinos, continuará durante días. En Gaza, los grupos palestinos han creado una sala de operaciones conjunta, mientras que Israel ha dejado claro que es Hamas quien será responsable de lo que está ocurriendo y de sus consecuencias. Como ha declarado el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, responderá con fuerza y los grupos palestinos pagarán un alto precio.
Ataques en la Mezquita de Al Aqsa
El 10 de mayo Israel decidió celebrar el llamado Día de Jerusalén, que conmemora el momento en que Jerusalén Este fue ocupada y anexionada ilegalmente a los territorios del Estado de Israel, en 1967. Tras desplegar unos tres mil soldados, las fuerzas israelíes irrumpieron en el recinto de la mezquita de Al Aqsa, utilizando perdigones, granadas y gases lacrimógenos para expulsar a los fieles reunidos en el lugar sagrado. Según los últimos datos facilitados por el servicio de emergencias de la Media Luna Roja palestina, unas 520 personas resultaron heridas en los enfrentamientos de la mezquita de Al Aqsa, solo en la jornada del 10 de mayo. De ellos, 228 fueron trasladados a hospitales cercanos. La policía israelí también informó de que 28 de sus agentes resultaron heridos.
Al mismo tiempo, la Puerta de Damasco, la Explanada de las Mezquitas y otros barrios de la Ciudad Vieja de Jerusalén fueronescenario de enfrentamientos y violencia. La policía israelí, por su parte, cambió el recorrido de una polémica marcha de ultranacionalistas judíos en Jerusalén, en un aparente intento por evitar enfrentamientos con los manifestantes palestinos. La ruta original consistía en atravesar la Puerta de Damasco, entrar en el barrio musulmán de la Ciudad Vieja y subir al Muro Occidental. Más tarde, la ruta se modificó para llegar al Muro Occidental, en el barrio judío, de forma más indirecta.
Voces internacionales de condena
El escenario de violencia en Jerusalén y Gaza ha causado preocupación a nivel nacional e internacional, en este sentido, el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, instó a la comunidad internacional a asumir su responsabilidad y proteger a la población palestina de cualquier forma de agresión. El primer ministro iraquí, Mustafa al-Kadhimi, destacó el derecho de la comunidad musulmana a acceder a sus propios lugares sagrados y la necesidad de defender y salvaguardar las zonas que «históricamente» pertenecen al pueblo palestino. Asimismo, a través de un comunicado la cancillería de Venezuela condenó las nuevas acciones violentas contra el pueblo palestino por parte de Israel, e hizo un llamado a la comunidad internacional, a la vez que reafirmaron su posición histórica en defensa de la soberanía independencia y autodeterminación de Palestina.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, instó a Israel, definiéndolo como un «Estado que ha procurado el apartheid a Palestina», a detener sus «atroces» ataques y dijo que la violencia en Jerusalén es un ataque contra todos los musulmanes; por lo tanto, salvaguardar el honor de Jerusalén es el deber de todo musulmán. El secretario general de las Naciones Unidas, António Guterres, ha pedido anteriormente a Israel que actúe con moderación y respete el derecho de reunión pacífica, así como que ponga fin a los desalojos y las demoliciones de viviendas.
Sesión extraordinaria de la ONU
Ante las crecientes tensiones y las situaciones de violencia el Consejo de Seguridad de la ONU se reunió el 10 de mayo en una sesión extraordinaria que, sin embargo, no condujo a resultados concretos. No se llegó a un consenso para emitir una declaración conjunta después de que se filtrara, según fuentes diplomáticas en condiciones de anonimato, que Washington consideraba «inapropiado» lanzar un mensaje público en esta fase. En cualquier caso, se instó a Israel a poner fin a sus ataques contra los palestinos y a respetar el principio de libertad religiosa, permitiendo a la población palestina practicar sus ritos religiosos en la mezquita de Al Aqsa sin intimidación.
Poco antes, el portavoz del Departamento de Estado de Estados Unidos, Ned Price, al tiempo que expresaba la preocupación de su país por la creciente escalada, condenaba enérgicamente las incursiones de Hamás contra los territorios israelíes, reiterando el legítimo derecho de Israel a la autodefensa.
Inicio de las tensiones en Sheikh Jarrah
Las tensiones en Jerusalén Este comenzaron entre el 12 y el 26 de abril, cuando grupos de palestinos protestaron rechazando la prohibición israelí de reunirse en zonas donde suelen celebrar el mes sagrado del Ramadán, como la mezquita de Al Aqsa. Desde que las fuerzas de seguridad israelíes colocaron barricadas para impedir el paso de los musulmanes, todas las noches los jóvenes palestinos salieron a las calles de la ciudad. El 26 de abril, las fuerzas policiales israelíes tuvieron que reabrir los alrededores de la Puerta de Damasco de Jerusalén, una de las principales entradas a la Explanada de las Mezquitas situada en la Ciudad Vieja.
Las tensiones continuaron el 2 de mayo, cuando el Tribunal Supremo israelí ordenó a cuatro familias palestinas, compuestas por 30 adultos y 10 niños, que abandonaran sus hogares en el barrio de Sheikh Jarrah antes del 6 de mayo, mientras que a otras familias se les permitió quedarse hasta el 1 de agosto. Sheikh Jarrah es un barrio residencial situado a menos de un kilómetro de las murallas de la Ciudad Vieja de Jerusalén, que Israel considera que pertenece a la comunidad judía. La decisión del Tribunal Supremo avivó la ira de los palestinos, que salieron a la calle en los días siguientes para protestar, lo que provocó violentos enfrentamientos con las fuerzas policiales israelíes en varias zonas de Jerusalén.
Pero esta es una disputa desde años atrás, que comenzó en 1956, cuando 28 familias de refugiados palestinos, desplazados de sus hogares en las ciudades costeras de Yafa y Haifa ocho años antes, se instalaron en la zona de Karm al-Jaouni de Sheikh Jarrah. En ese momento, Cisjordania, incluido Jerusalén Este, estaba bajo el mandato de Jordania, que había llegado a un acuerdo con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (Unrwa) para construir viviendas para estas familias. El acuerdo estipulaba que las familias renunciaban a su estatus de refugiados a cambio de escrituras de tierra firmadas a su nombre tras tres años de residencia en la zona. Sin embargo, esto nunca se llevó a cabo y en 1967 Jordania perdió su mandato, dejando Jerusalén Este bajo control israelí, en una medida no reconocida por la comunidad internacional.
En los años siguientes, la diatriba siguió sin resolverse; por un lado, la comunidad judía afirma que sus familias perdieron los territorios en disputa en la guerra árabe-israelí de 1948 y ahora reclaman su posesión. Por otra parte, las familias palestinas implicadas han aportado pruebas sobre la adquisición de sus viviendas por parte de las autoridades jordanas situadas en el control de Jerusalén Este de 1948 a 1967.
En general, la población palestina desea conservar la capital de su futuro Estado, Jerusalén Este, y evitar que Israel expulse a la comunidad árabe de la ciudad.
Derecho Internacional y territorios ocupados
Según el Derecho Internacional, el poder judicial israelí no tiene autoridad legal sobre la población que reside en los territorios ocupados. Sin embargo, el Tribunal Supremo ha informado de que si las partes no pueden llegar a un compromiso, este decidirá si los palestinos pueden apelar la decisión del tribunal de distrito en un proceso que podría durar años. A pesar de ello, el 6 de mayo, las familias palestinas rechazaron una propuesta de “Acuerdo de asentamiento”, según la cual tendrían que reconocer a los «colonos israelíes» como propietarios del terreno donde están construidas sus viviendas, a cambio de una prórroga del plazo en el que deben marcharse. Los palestinos no están de acuerdo en pagar un alquiler a los israelíes, a quienes tendrían que entregar sus casas, y dijeron que están esperando la decisión final del Tribunal.
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Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia