La Bolsa de Wall Street comenzó el 9 de diciembre a tranzar derechos de aprovechamiento de agua, cristalizando un proceso que en Chile lleva décadas sucediendo. De hecho, también en días pasados el portal web de la Dirección de Aguas de Chile sorprendió con el diseño de una nueva sección donde se señala “mercado de aguas”, a un lado de “derechos de aprovechamiento de aguas”, es decir, en el país austral, a partir de la Constitución Política de 1980 y el Código de Aguas de 1981, creados en dictadura, se puede vender, comprar, arrendar y heredar derechos de aprovechamiento de agua, constituyéndose como patrimonio personal de quienes tengan inscritos derechos de aprovechamiento de aguas, independientemente si hace uso de ello o no, y si tiene tierra o no, o sea, allí existe la especulación por el agua hace muchos años, donde un empresario puede inscribir un derecho de aprovechamiento en un río que ni siquiera conoce ni menos donde tenga tierra.
En este sentido, el Código de Aguas se basó en la separación de agua de la tierra, en otras palabras, que quienes tienen agua no poseen el agua que pasa por su predio, y quienes no tienen tierra pueden inscribir a su nombre derechos de aprovechamiento de aguas, dando inicio a un mercado especulativo de este recurso. En el caso chileno no se transa el precio en la bolsa, sino más bien opera un mercado desregulado de las aguas, donde pueden variar según su disponibilidad (escasez o abundancia) y la instrucción que compra o es capaz de pagar un precio por contar con los mencionados derechos. También se da que la Dirección General de Aguas (DGA), dependiente del Ministerio de Obras Públicas, sobreotorgue derecho de aprovechamiento de las aguas de un río, es decir, entrega más derechos que la cantidad de litros por segundos presentes en una cuenca, tanto de aguas superficiales como subterráneas, lo que materializa la especulación y la generación de un mercado desregulado de las aguas, porque en la práctica hay más derechos dando vueltas como papel que agua disponible.
Por otro lado, la cotización de las aguas en la Bolsa de Wall Street hará que varios países puedan replicar el modelo chileno de gestión hídrica privatizado, lo que alejará a los pueblos del Derecho Humano al agua consagrado en 2010 en la Organización de las Naciones Unidas (ONU). El mercado de aguas es peligroso para el mundo y la disponibilidad de un bien natural común tan esencial, tendiendo a la concentración, especulación y el exterminio de cuencas y caudales que formarán parte del patrimonio personal de quienes puedan inscribir o comprar derechos de aprovechamiento, quedando fuera de ese escenario los pueblos, ecosistemas y espacios naturales que necesitan de este elemento para vivir y subsistir. Como ejemplo, en Chile el 67% de la disponibilidad del recurso está en manos del 1 % de la población.
En este sentido, si bien esa nación austral tiene un modelo de gestión hídrica único por el alto grado de privatización, desde las fuentes del agua, la escorrentía, la infiltración y la distribución de las aguas, porque allí se vendieron las empresas sanitarias urbanas en 1998, bajo los gobiernos neoliberales de la transición a la democracia.
De este modo, el agua se privatizó pero perdió calidad y aumento exponencialmente su precio, al tiempo que tendió a la sobreconcentración y la usurpación, incluso al robo de grandes cantidades de litros por segundo, sin ningún tipo de fiscalización. Casos como el del pueblo de Petorca, donde conviven en un mismo territorio vergeles de agroexportación con la sequía de las comunidades aledañas, son cada vez más comunes y críticos en este país.
Asimismo, más del 70% de las agua otorgadas están en manos de grandes empresarios agrícolas, y más de un 20% en manos industriales como la minería y la generación de energía, quedando rezagado y amenazado el consumo humano en casi la mitad de la población nacional, siendo en 2020 siete de 15 regiones decretadas en estado de emergencia hídrica grave. En Chile, además, existen comunas donde el 100% del consumo humano es abastecido mediante camiones aljibe, como la comuna de Cabildo, donde el Estado ha tenido que comprar derechos de aprovechamiento de agua que entrega de manera gratuita y perpetua. En efecto, el Código de Aguas no solo separa el agua de la tierra, sino que entrega esos derechos de aprovechamiento de manera gratuita y perpetua.
El modelo de gestión hídrica chileno ha sido defendido por la política de la derecha y de los gobiernos de la exConcertación, apareciendo varios funcionarios de estos gobiernos como propietarios de derechos de aprovechamiento de aguas, incluso, cuando han habido juicios desde las comunidades a altos expersoneros de gobierno contra la usurpación de agua en algunas cuencas, son los mismos exfuncionarios de la DGA quienes han prestado asesoría legal para defender a los grandes propietarios. Cabe decir que la familia del actual ministro de Agricultura, Antonio Walker, es propietaria de 29 mil litros por segundo de agua, lo que alcanza para abastecer a 13 millones de personas y regar unas 30 mil hectáreas de cultivo.
La defensa y la recuperación de las aguas es uno de los temas más sentidos por el pueblo chileno, que se ha escandalizado con los casos de abuso y usurpación legal que existen, lo que ha dado vida a una serie de organizaciones y movimientos que luchan fuertemente en este proceso hace décadas, como lo es el Movimiento por la Defensa del Agua la Tierra y el Medio Ambiente (Modatima), la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas (Anamuri) y diversas comunidades y territorios en lucha por defender la poca o nada agua que les queda, y es lo que se posiciona hoy como una prioridad para recuperar con el proceso constituyente que en curso, para considerar el agua como un Derecho Humano y un bien de uso y dominio público.
Sabemos que el proceso constituyente entrará en contradicción sobre el régimen de propiedad de las aguas, porque es la única forma de reorganizar su gestión, entregando de mejor manera su uso y priorizando el consumo humano; con todo, creemos que será una de las batallas más grandes contra el gran empresariado agrícola y minero, porque simplemente hoy hay prioridad para el enriquecimiento con las aguas y el uso industrial de estas, amenazado la soberanía y la vida de las personas y los ecosistemas de este territorio.
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Víctor Bahamonde Izquierda Libertaria, Dirigente Nacional de Odatima
Francisco Allendes Izquierda Libertaria, Dirigente rural