Por Correo del Alba
El Secretario del Consejo Supremo de Seguridad Nacional de Irán, Ali Shamkhani, en rueda de prensa realizada el día 30 de noviembre declaró que el científico iraní Mohsen Fakhrizadeh, fue asesinado el día 27 del mismo mes por el Estado de Israel, utilizando para ello modernos dispositivos manejados a control remoto.
Según los informes de las autoridades iraníes, el científico Fakhrizadeh falleció en el hospital tras recibir un disparo en Absard, cerca de Damavand, Teherán oriental, durante una emboscada presuntamente llevada a cabo por agentes de Israel. El científico fue considerado el promotor del programa nuclear iraní Amad durante los dos decenios anteriores a su desmantelamiento a principios de la década de 2000.
Según el Secretario Shamkhani, la organización Mojahedin-e Khalq (MKO), también conocida como el Ejército de Liberación Nacional de Irán, uno de los más activos en la oposición al actual Gobierno, tiene responsabilidad y participación en la operación terrorista. El grupo supuestamente desempeñó un papel junto con el Mossad israelí en la operación que condujo a la muerte del científico, llevada a cabo mediante el uso de sofisticados medios electrónicos de última generación. Según Shamjani, además, durante 10 años años Israel ha tratado de matar a Fajrizadeh, pero ahora el “enemigo” ha empleado un nuevo método, que ha demostrado ser eficaz.
La emboscada para asesinar a Fakhrizadeh
La operación habría sido planificada milimétricamente por el Mossad durante años; a partir del estudio continuo de la cotidianidad del eminente científico. De acuerdo con la agencia de noticias Fars, esta duró tres minutos. Fakhrizadeh estaba con su esposa, dentro de un automóvil blindado, acompañado a su vez por tres vehículos que le servían de escolta. Un primer ruido de balas empujó al científico a salir del automóvil, creyendo que se trataba de una colisión o un fallo de motor. Una vez fuera fue alcanzado por una ráfaga de balas disparadas por una ametralladora automática con mira telescópica manejada a control remoto, la cual se encontraba dentro de un vehículo estacionado a 150 metros de distancia.
Acusaciones desde Teherán
Por su parte, el ministro de Defensa iraní, Amir Hatami, señaló en el funeral del científico “nuestra respuesta al asesinato de Fakhrizadeh es inevitable, y será un severo castigo para los que cometieron este crimen”. El vicepresidente, Eshaq Jahangiri, también describió el asesinato de Fakhrizadeh como un acto de terrorismo de Estado, contra el cual los países del mundo no deben guardar silencio. El comandante en jefe del Cuerpo de la Guardia Revolucionaria Islámica (IRGC), Hossein Salami, declaró: “La venganza y el castigo para los autores de este crimen están en la agenda”.
El 1 de diciembre Teherán acusó a Arabia Saudita de participar en el asesinato como miembro de una “conspiración” urdida conjuntamente con Israel y los Estados Unidos. A este respecto, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores iraní, Saeed Khatib Zadeh, acusó a Riad de no condenar ni adoptar una posición sobre el incidente, a diferencia de sus aliados del Golfo. Para el gobierno persa los pasos del régimen terrorista de Israel son evidentes en este acto cobarde, y cualquier responsabilidad legal por lo ocurrido recaerá en ese régimen y sus posibles aliados.
Con este hecho se ha puesto en peligro la paz y la seguridad mundial y evidentemente se está tratando de generar caos en la región. Uno de los objetivos de los belicistas de la actual administración estadounidense y del régimen de ocupación de Israel y sus asociados regionales es poner al Oriente Medio en una situación crítica para lograr sus siniestros objetivos.
Mohsen Fakhrizadeh
El asesinato de científicos iraníes siempre se ha llevado a cabo por parte del Estado de Israel con la intención de frenar el desarrollo del programa nuclear de Irán. Entre el 2010 y el 2012 fueron asesinados en operaciones precisas cuatro científicos nucleares persas. El último en perder la vida, el prominente científico Mohsen Fakhrizadeh, era un funcionario del Estado, profesor e investigador universitario, que además de ser experto nuclear contribuyó a la invención de los equipos de detección de coronavirus y al desarrollo de una posible vacuna. Su asesinato es un crimen que viola el Derecho Internacional, la Carta de las Naciones Unidas y las normas reconocidas internacionalmente.