Liquidez, precios y salarios en Venezuela

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Por Juan Carlos Valdez G.

En la economía, como en todas las ciencias sociales, no existe teoría o leyes que sean irrebatibles y, en consecuencia, universalmente aceptadas.

Las ciencias sociales son las más permeables a las influencias humanas y la economía, cuyas escuelas surgen en la cúspide del Liberalismo, tiene, aunque no se quiera reconocer, todo el ADN de esa corriente del pensamiento con una cosmovisión modernista.

El dinero

El dinero es una de las categorías más importantes dentro del tema económico, ya que en la actualidad constituye la sangre de cualquier sociedad. Es casi imposible que una sociedad pueda lograr la distribución de los bienes y servicios que produce sin la intermediación del dinero.

Función principal del dinero

La cantidad de dinero que circula en una sociedad puede acelerar o hacer lento el intercambio de productos: cuando hay mucho dinero en circulación, las personas tienden a demandar más productos, con lo cual el intercambio de la producción se hará más rápido; pero si la cantidad de dinero circulante es poca, la demanda general de bienes y servicios será poca. Visto así, el dinero puede estimular la demanda o frenarla.

Entonces, el dinero es un elemento fundamental para la ejecución de la actividad más básica, pero quizás la más importante del hecho económico, que no es otra que el intercambio económico; el equilibrio entre la oferta y la demanda.

El dinero como condición suficiente pero no necesaria para la inflación

Para los monetaristas toda inflación es el producto de una oferta monetaria exagerada; ya que una oferta monetaria exagerada genera una demanda que supera a la oferta, lo cual se traduce en escasez y la escasez es el ambiente idóneo para que los oferentes de bienes y servicios se aprovechen de la necesidad de los compradores y eleven los precios a voluntad. Esto es lo que se conoce como inflación de demanda. Cabe destacar que en esos casos, la parte del precio que sube es la ganancia (por esto, muchos economistas dicen que no se debe meter la ética en la economía). Entonces, como podemos ver, la cantidad de dinero que se pone en circulación en un país, generalmente determina el volumen de la demanda.

En este ejemplo, la cantidad de dinero circulante incrementa el consumo y este a su vez causa que los bienes y servicios, en ese momento, sean insuficientes para satisfacer la demanda. Es en esta circunstancia que los oferentes se aprovechan de la necesidad expresada en la demanda y suben los precios por simple avaricia, ya que se supone que al vender sus productos a los precios que ya estaban en el mercado, estarían obteniendo la ganancia que inicialmente aspiraban. Por eso decimos que cuando la inflación es de demanda, el dinero es una condición suficiente, pero no necesaria para que los precios suban; la condición necesaria es la avaricia del oferente.

En todo caso, el ejemplo anterior corresponde a una inflación por demanda. En Venezuela la inflación no es por demanda, es una inflación de costes, porque se genera a partir de la manipulación perversa y criminal del tipo de cambio y eso termina afectando los costos de producción (donde la oferta y la demanda no tienen nada que ver).

Veamos el efecto contrario:

Cuando el volumen de dinero que circula en una sociedad es insuficiente para que los bienes y servicios que se producen en esa misma sociedad se distribuyan entre oferentes y demandantes, lo que ocurre es que los oferentes se ven obligados a bajar los precios para atraer hacia ellos una porción de la escasa demanda. A diferencia de lo que describimos en el caso anterior (cuando la demanda excede la oferta), en este el oferente no baja los precios a voluntad, sino porque las circunstancias los obligan, como una forma de sobrevivir en el mercado.

El dinero es fundamental para alcanzar el equilibrio entre la oferta y la demanda, y ese equilibrio puede estabilizar los precios, ya que evitaría la escasez que conduce a la especulación, y también la sobreoferta que eventualmente pudiera afectar la producción. Por eso a los bancos centrales le dan la función de estabilizar los precios en virtud de que son estos los encargados, por antonomasia, de regular la oferta monetaria en los respectivos países.

«En Venezuela la inflación no es por demanda, es una inflación de costes, porque se genera a partir de la manipulación perversa y criminal del tipo de cambio y eso termina afectando los costos de producción»

El salario en Venezuela

El ataque a la moneda nacional a través de la manipulación del tipo de cambio con el Dólar estadounidense y la burda especulación que llaman “costos de reposición”, que no es otra cosa que tratar de adivinar en cuánto aumentará el precio del dólar para el momento de reponer inventario, y por eso incrementan de una vez el precio en las proporciones que ellos estiman que aumentará el tipo de cambio; son las principales causas de la inflación y del deterioro de salario del trabajador venezolano.

Se entiende claramente  que nuestra economía está siendo atacada; que estamos en plena guerra y el enemigo (Estados Unidos, sus acólitos y opositores apátridas) está haciendo todo lo posible por eliminar nuestros suministros básicos, y el alimento es el principal suministro que quieren imposibilitarnos. Si bien, en este momento es entendible que no podemos pretender un salario que cubra todas nuestras necesidades, como lo establece nuestra Constitución; en esta guerra hay que garantizar al menos que el pueblo se alimente y su principal fuente para lograr alimentarse es el salario, no es la caja de los Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP).

La demanda agregada interna, según el Banco Central de Venezuela, disminuyó 37.2% en el primer trimestre de 2019 en comparación con el mismo lapso de 2018. Eso se evidencia en las constantes quejas de los gremios de productores lácteos, cárnicos y otros, cuando afirman que la poca demanda de sus productos y el aumento en los costos de producción los puede llevar a la quiebra.

Esto nos lleva a la conclusión de que se deben mejorar de manera importante los salarios, ya que de ellos depende la posibilidad de incrementar la demanda, al menos en el sector de alimentos, con lo cual se estimularía un crecimiento de la producción de ese sector y, por otra parte, se hace necesario abaratar los costos a los que producen estos rubros para combatir la inflación de costes, que es la que fundamentalmente existe en Venezuela.

Pero hay quienes afirman que por la caída de Producto Interno Bruto (PIB) y la merma en los ingresos petroleros, es imposible aumentar los salarios porque no se puede respaldar la expansión monetaria que sustente una expansión fiscal en materia de aumento salarial.

Asegurar que un incremento salarial es imposible en las actuales condiciones es, en el mejor de los casos, una actitud perezosa en la búsqueda de soluciones.

La solución está en coordinar política fiscal y política monetaria; pero para los detractores del aumento salarial, la traba está en la dificultad de incrementar el ingreso nacional. Más adelante veremos si eso es cierto.

Según la agresividad del mecanismo utilizado podemos distinguir dos tipos de políticas monetarias:

1) Política monetaria convencional: Es aquella que utiliza los mecanismos tradicionales. Cuando hablamos de mecanismos tradicionales nos referimos a los tipos de interés oficiales y la previsión de liquidez.

2) Política monetaria no convencional: Cuando la política monetaria convencional no funciona, se utilizan herramientas no convencionales. Es decir, no tradicionales. El objetivo es inyectar o drenar liquidez a la economía mediante mecanismos más agresivos.

No sé si es solo mi impresión, pero las políticas monetarias convencionales aplicadas aquí no han tenido los resultados esperados. Es natural que así sea, puesto que la situación económica actual no es común; es el resultado de una guerra, de acciones deliberadas de determinados agentes económicos y políticos nacionales e internacionales, cuya finalidad es destruir la economía venezolana y dañar al pueblo venezolano para que la desesperación haga que la población se arrodille y cambie al Gobierno por uno que tenga el visto bueno de los Estados Unidos; por lo que considero igualmente obvio que las políticas económicas aplicables deben ser audaces, como cuando el presidente Maduro lanzó el Petro para sortear la arremetida del Dólar, o cuando ancló el salario mínimo a medio Petro para evitar el deterioro del poder adquisitivo de la clase trabajadora. Pero el conservadurismo terminó imponiéndose. Los que insisten en que la inflación en Venezuela es de demanda, terminaron anclando el salario al piso para restringir la oferta monetaria.

Toda política audaz tiende a ser una política nueva, eso supone que hay que hacerle seguimiento permanente para ir evaluando su funcionamiento e ir perfeccionando su efectividad y uso. Es absurdo pretender que una vez implementada esa política vaya a funcionar a la perfección y se metabolice ella misma, sobre todo cuando su eficacia depende de la confianza que de ella vayan adquiriendo las personas. Por eso encabezamos este artículo con la expresión de Alvin Toffler: “Los analfabetas del siglo XXI no serán aquellos que no sepan leer y escribir, sino los que no puedan aprender, desaprender y volver a aprender”. El conservadurismos es una forma del dogmatismo y en estas circunstancias el costo político puede ser muy alto.

Si una Revolución se pierde defendiendo al pueblo, porque el enemigo es más fuerte, siempre habrá la posibilidad de retomarla.

«Se deben mejorar de manera importante los salarios, ya que de ellos depende la posibilidad de incrementar la demanda, al menos en el sector de alimentos»

Una propuesta para aumentar los salarios y proteger el poder adquisitivo

La propuesta que hemos venido formulando, se centra, en una primera etapa, en el incremento salarial del sector público y el pago a los pensionados, ya que el sector privado ha venido realizando políticas propias de compensación salarial para evitar la deserción de sus trabajadores y mantener sobre todo a los trabajadores experimentados, que son los que pueden garantizar la calidad del producto de la empresa.

El sector público ha venido perdiendo una cantidad importante de talento humano calificado debido a los bajos salarios y eso repercute en la calidad del servicio que presta el Estado venezolano.

Respetar el tipo de cambio entre el Petro y el Bolívar sería suficiente para aliviar la dura situación que afronta el trabajador público venezolano y nuestros pensionados, ya que, como todos sabemos, el salario está anclado al Petro. Esa simple acción, sin tocar ni siquiera las escalas salariales (que deberían ser ajustadas) bajaría sustancialmente la presión social que está generando la inflación inducida. El punto a resolver son los recursos que respalden esa decisión.

Partiríamos de una política convencional, empleada por todos los bancos centrales, que se conoce con el nombre de Operaciones de Mercado Abierto; las cuales consisten en operaciones de compra venta de activos financieros con la finalidad de gestionar la situación de liquidez del mercado, inyectando o drenando recursos según las necesidades del sistema.

El numeral 4 del Artículo 48 de la Ley del Banco Central de Venezuela establece:

Artículo 48. El Banco Central de Venezuela podrá efectuar las siguientes operaciones con los bancos e instituciones financieras:

Omsiss

4. Comprar y vender, en mercado abierto, títulos valores u otros instrumentos financieros, según lo previsto en esta Ley.

Omsiss

Sobre esta base legal, las ramas ejecutivas de los distintos niveles del Poder Público pueden adquirir Petros (criptoactivo financiero) y venderlos a la banca pública y esta a su vez vendérselos, en mercado secundario, al BCV en una operación simultánea, para el financiamiento de los salarios del sector público y el ingreso de los pensionados. Esto lo harían alcaldías, gobernaciones, ministerios y entes públicos.

En el 2019, el Presidente le entregó a las gobernaciones un millón de petros; a través de ese mismo mecanismo pueden recibir periódicamente, los entes y órganos públicos, una cantidad determinada de petros para paliar la situación salarial del sector público y el ingreso de los pensionados.

La audacia del presidente Maduro al crear el Petro generó una particularidad que rompe los esquemas convencionales o clásicos y hace cortocircuito en el cerebro conservador, y es que desde el Ejecutivo nacional se crea un activo financiero que sirve como unidad de cuenta con características de divisa, ya que además genera un tipo de cambio con nuestra moneda nacional. Todo esto que estamos describiendo no son elucubraciones, todo eso existe y tiene además sustento legal. Lo que estamos intentando es armar el mecanismo que permita, con las herramientas financieras y fiscales que tenemos, lograr un objetivo clave en lo político y económico.

Los trabajadores venezolanos reciben una porción de su salario cada 15 días; con una periodicidad similar se deberán hacer las Operaciones de Mercado Abierto, al precio del tipo de cambio Bolívar-Petro que esté para ese momento, y eso será lo que reciba el trabajador. Si aumenta el tipo de cambio, en esa misma proporción, el trabajador deberá recibir un incremento en bolívares de su salario. En caso de que el tipo de cambio se incline a la baja, el salario quedará en el nivel que tenía antes de la baja del tipo de cambio. En todo caso, sabemos que el tipo de cambio Bolívar-Petro está determinado por el tipo de cambio Dólar-Bolívar y este último influye en la inflación, de manera que manteniendo el salario anclado al Petro, según el mecanismo que acabamos de describir, el poder adquisitivo del trabajador se mantendrá por mucho más tiempo, mientras nos deslastramos del Dólar, logrando que el Petro sea aceptado por nuestros proveedores internacionales.

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Juan Carlos Valdez G. Economista

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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