El mayor legado de Fidel son sus ideas, la cuales prevalecen y desafían los tiempos; él mismo aseveraba y sostenía, como Martí, que lo más importante son las ideas y eso es lo que hay que defender. Un legado con una fuerza de pensamiento y de cultura, que como señala Eusebio Leal «aún en los necesarios errores y extravíos de los hombres y de los procesos políticos, emerge con una fuerza y vitalidad incontestable». Uno de los vértices del pensamiento de Fidel lo constituye definitivamente el haber sentado las bases, conjuntamente con Chávez, para la construcción de la verdadera integración latinoamericana para hacer frente a la hegemonía de los Estados Unidos. Una unión que surge en la profundidad de la solidaridad, en el principio Cespediano de que Cuba quiere su libertad para extender una mano generosa a todos los pueblos del mundo.
El ALBA de los pueblos
El año 2002 sería un año crucial, el presidente venezolano, Hugo Chávez Frías, propone la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA), para dar inicio de esta manera a un proceso de integración novedoso, alternativo a los esquemas presentes en la región los cuales para ese momento estaban motorizados casi en su totalidad por el gobierno norteamericano. Con el surgimiento de este nuevo mecanismo de integración, ambos mandatarios, Fidel y Chávez, rompen el silencio en el ámbito internacional y en el 2004 suscriben una memorable declaración conjunta donde expresan el espíritu y la esencia del ALBA y sus diferencias con otros organismos multilaterales “que si bien la integración es, para los países de la América Latina y el Caribe, una condición imprescindible para aspirar al desarrollo en medio de la creciente formación de grandes bloques regionales que ocupan posiciones predominantes en la economía mundial, sólo una integración basada en la cooperación, la solidaridad y la voluntad común de avanzar todos de consuno hacia niveles más altos de desarrollo, puede satisfacer las necesidades y anhelos de los países latinoamericanos y caribeños y, a la par, preservar su independencia, soberanía e identidad”. Es el nacimiento de una integración basada en la justicia, más allá de los intereses económicos, una iniciativa política de importancia estratégica que se sustenta en el pensamiento bolivariano y martiano de crear una «Gran Patria Americana», «Nuestra América», «La Patria Grande».
El alcance multidimensional de la Integración
Fidel concibe la integración con un alcance multidimensional que no se limita solo a los aspectos de índole económico, otorgándole al proceso la importancia de la acción desde el punto de vista político, social, cultural y de seguridad. Es decir, la integración no estaría solo dirigida a priorizar los aspectos económicos y comerciales, lo cual el propio Fidel explica “hay que hablar de integración económica, pero hay que ir más lejos, hay que hablar de integración política, unidad económica, unidad política…”
Siendo el continente americano, desde hace siglos una fiel representación de las desigualdades que existen en el mundo, no tenía sentido para visionarios como Fidel y Chávez crear un organismo internacional que acentuara aún más la brecha existente entre los ricos y los pobres, que continuara a perjudicar la crítica situación política, económica y social de los países latinoamericanos y caribeños. Por ello, Fidel considera que la única solución para enfrentar la situación de desigualdad de la región es la conformación de un bloque a través del cual lograr la unidad y la integración política, económica, social, cultural y de seguridad de todos los países del hemisferio, aprovechando las riquezas naturales, el idioma y la cultura. En este punto, Fidel nos señala “Ayer fuimos enorme colonia; podemos ser mañana una gran comunidad de pueblos estrechamente unidos. La naturaleza nos dio riquezas insuperables, y la historia nos dio raíces, idioma, cultura y vínculos comunes como no tiene ninguna otra región de la Tierra”.
Un dique al avance de los pueblos
Uno de los mayores problemas que ha tenido y que tienen los pueblos de Latinoamérica y el Caribe es sin dudas el ser víctimas de la feroz política expansionista del gobierno norteamericano, la cual ha estado marcada por la explotación, la creación y fortalecimiento de una sociedad estadounidense consumista, violenta y la consideración de la región como su patio trasero. Los Estados Unidos después de la Segunda Guerra Mundial se convertirán en una potencia económica mundial, Fidel analiza esta evolución y nos dice textualmente “El gobierno de Estados Unidos recibió el 22 de julio de 1944 los privilegios otorgados en Bretton Woods a la potencia militar más poderosa, emitir el dólar como moneda internacional de cambio. La economía de ese país estaba intacta después de la guerra, en 1945, y disponía de casi el 70 por ciento de las reservas en oro del mundo. Nixon decidió unilateralmente, el 15 de agosto de 1971, suspender la garantía en oro por cada dólar emitido. Con eso financió la matanza de Vietnam en una guerra que costó más de 20 veces el valor real de las reservas en oro que le quedaban. Desde entonces la economía de Estados Unidos se sostiene a costa de los recursos naturales y los ahorros del resto del mundo”. De allí que esto se correlacione con la caduca concepción de los norteamericanos de crear procesos de integración que actúen como mecanismos para profundizar la dependencia y la dominación externa de los Estados Unidos. Entre cuyos objetivos prevalezca la violación de la soberanía de los demás países, la dominación cultural, el manejo político, la explotación de los recursos en todas las áreas, entre otros. Es la invasión silenciosa a través del capital extranjero y las transnacionales que se van apoderando de los centros de producción de bienes y servicios más estratégicos lo cual es la base fundamental de la subordinación y el producto del atraso de los países de la región. En ello Fidel demuestra tener una claridad sorprendente cuando afirma “Nosotros debemos plantearnos aquí muy sinceramente las posibilidades que tenemos de influir de una manera decisiva en la solución de nuestros problemas, precisamente, mediante el esfuerzo unido de todos los pueblos de este hemisferio, mediante la coincidencia de criterios, ya que coincidimos plenamente en necesidades y en aspiraciones, en los planteamientos de los pueblos de América Latina”. Las ideas de Fidel siguen más vigentes hoy que nunca. Vemos que el gobierno norteamericano no cesa su política intervencionista al crear, a través de gobiernos títeres, organismos alternos como el «Grupo de Lima», cuyo objetivo es el de atentar contra gobiernos legítimos violando la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.
Un pensamiento integracionista tan avanzado como el del Fidel consideramos que es imposible resumirlo en estas breves líneas en todos sus alcances y aún más de cómo lo estructuró a lo largo de su prolífica vida. Esto significa el desarrollo de un cúmulo de ideas que están relacionadas y surgen desde las incesantes batallas de este visionario líder y el pueblo cubano por la consolidación del proceso revolucionario, su camino hacia el socialismo y en la conducción de una activa política exterior basada en principios, valores y en la solidaridad con los pueblos que luchan por la independencia y el tan anhelado progreso. Ni busto, ni monumento, ni estatua, ni sello de correo, ni plaza, ni calle con tu nombre, siempre te rendiremos honor por tus ideas Fidel.
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Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia