Por Correo del Alba
Desencuentros de la Política Exterior de la Unión Europea con Venezuela
Los 28 Estados miembros de la Unión Europea (UE) comparten con Venezuela una historia y principios comunes en variados ámbitos (político, económico, social, cultural, académico y de ayuda al desarrollo) que explican el fuerte vínculo que han mantenido sobre todo países como España, Italia, Portugal y Alemania, dado el flujo de migrantes que llegaron a las tierras de este país caribeño después de la Segunda Guerra Mundial.
No cabe duda que en el caso particular de Venezuela el fenómeno migratorio europeo, que se remonta al siglo XIX, facilitó significativamente el crecimiento urbano, el desarrollo de actividades artesanales, industriales y el incremento del comercio; contribuyendo a la creación de grandes fortunas y emporios industriales cuyos propietarios son en su mayoría de origen español, italiano, portugués, entre otros. Además Venezuela apoyó indirectamente a la recuperación económica de miles de familias europeas que, por causas de las guerras y las dictaduras fascistas, se hallaban prácticamente en la miseria.
Pese a estos estrechos vínculos, más allá del ámbito puramente político, la UE mantiene en la actualidad una posición abiertamente en contra del Gobierno bolivariano, afectando al pueblo venezolano, del cual también forman parte dada la mezcla de razas que coexisten en la nación. Desde este organismo internacional se ha favorecido la aplicación de sanciones a funcionarios del gobierno de Nicolás Maduro, así como el desconocimiento del Derecho Internacional por parte de algunos de sus Estados miembros al reconocer como Presidente a un diputado de la Asamblea Nacional, quien en un acto público carente de legalidad, en una plaza de Caracas, se autoproclamó como jefe de Estado y de Gobierno.
Política exterior injerencista y colonialista
En líneas generales, la política exterior de la UE hacia Venezuela se sustenta en una visión injerencista y colonialista, apoyada en una falsa defensa de la democracia, los Derechos Humanos y el Estado de derecho. Desconociendo totalmente la legalidad de las instituciones venezolanas y los esfuerzos que ha realizado el Gobierno para mantener la paz interna y solventar la crisis política y económica generada a partir del intervencionismo norteamericano con la aplicación de sanciones coercitivas y unilaterales que han afectado el diario vivir de la sociedad.
Cabe resaltar que las acciones de Washington contra Caracas tienen su espejo y punto de apoyo e influencia en las posiciones y decisiones que ha tomado la UE en el asunto. Se ve una especie de relación orquestada desde la administración Trump para determinar el ahogo e imposición de sus intereses sobre Venezuela.
El Gobierno bolivariano continúa haciendo esfuerzos sustanciales en la proyección internacional de su carácter ampliamente democrático, con la participación de los distintos actores sociales y políticos; la promulgación y efectiva creación de mesas de diálogo que se han llevado a cabo para enfrentar la crisis política, interacciones en numerosos organismos internacionales para dar a conocer la realidad nacional, estrangulada por las sanciones norteamericanas, la ilegalidad de la generación de un gobierno paralelo sin sustento en las leyes venezolanas ni internacionales, entre otras cosas. Pero nada de esto ha calado en la evolución política de la UE con respecto al país caribeño.
Un triángulo de relaciones exteriores
En efecto, la UE evidencia un triángulo de relaciones que irremediablemente involucran a Estados Unidos y su influencia sobre estos, lo que implica limitaciones en su autonomía política ante las imposiciones del imperialismo. De hecho, la supeditación política la Unión con respecto a la Casa Blanca tiene su base en una dependencia de carácter militar y de seguridad que se remonta a finales de la Segunda Guerra Mundial. No olvidemos que en el territorio europeo se encuentran más de 100 mil soldados norteamericanos apostados en decenas de bases militares, cuestión que responde a una estrategia imperialista de conquista y ocupación a través de una amplia red de instalaciones militares desplegada en todo el planeta. Tampoco debemos menospreciar el carácter estratégico de la alianza comercial Estados Unidos-Unión Europea, así como su relación de cooperación-competencia. En la actualidad esta es la expresión de uno de los vínculos bilaterales más profundo y extensos existente entre estos dos actores.
Seguridad Humana en la Unión Europea
Dentro de la llamada “Estrategia de Seguridad Europea”, la agrupación incluyó el concepto de “seguridad humana”. Esta se asocia a la necesidad de una autoridad política legítima y promueve la ley, la justicia y la consulta de la población civil para crear mejores condiciones de estabilidad. Artilugio para posicionarse a nivel internacional y que le permite a la UE actuar bajo su aparente apoyo y cooperación en el concierto político mundial.
Por otra parte, aquello refuerza la autopercepción de la UE como un ente modelo, con derecho a propagar sus valores en el sistema de relaciones internacionales. Sin olvidar que dichos principios y virtudes a lo interno de la Unión no existen, como lo muestra la triste gestión de la la pandemia mundial de coronavirus, plagada de acciones y actuaciones lejanas a la solidaridad y unión real entre las naciones que conforman el bloque de Bruselas. Paradojalmente el principio estratégico de “seguridad humana” ha sido vulnerado por la propia UE al reconocer como presidente a Juan Guaidó, quien no fue electo por voto popular y abierta y constantemente organiza y promueve acciones violentas, terroristas, apoya intervenciones militares mercenarias y la injerencia extranjera, planifica intentos de magnicidio y sabotajes de todo tipo en Venezuela.
En líneas generales, las declaraciones y sanciones anunciadas por la UE, como parte de su política exterior hacia la Revolución bolivariana, no han conducido a resolver el problema de fondo que es la crisis política, sino más bien han contribuido a exacerbarla, sin priorizar el fortalecimiento de los vínculos históricos que les unen, más allá de los intereses de factores externos y desestabilizantes coyunturales.