Por Yoselina Guevara López
El 14 de junio estaría cumpliendo el Che Guevara 92 años, pero nuestro imaginario colectivo se resiste a verlo como un abuelo viviendo los años dorados de la jubilación. Cercano a una centuria, el argentino-cubano sigue siendo un símbolo de una gran fuerza revolucionaria hoy en día: encarna la imagen de la rebelión juvenil y el idealismo, dos cosas que son eternas, que no tienen edad. Pero detrás de este mito hay toda una construcción de un pensamiento político que se fue enriqueciendo en una vida demasiado corta para todo lo que tenía que enseñarnos.
Una vida revolucionaria
El 26 de noviembre de 1956, Fidel Castro zarpó hacia Cuba acompañado de 81 revolucionarios, uno de ellos era Ernesto «Che» Guevara. Un médico argentino que compartía el sueño de Fidel por derrocar la corrupta dictadura de Fulgencio Batista y crear una nueva sociedad inspirada en los ideales de justicia e igualdad. De ser un científico al servicio de la ciencia en la búsqueda incansable de proporcionar salud al prójimo, se convierte en un combatiente y pronto aprende el arte de la guerra de guerrillas, siendo rápidamente un ejemplo para sus camaradas y el pueblo cubano. La marcha hacia La Habana duró más de dos años: después de un largo período en las montañas de la Sierra Maestra, sin medios y sin armas, entre combates, escaramuzas, alistamiento y formación de voluntarios, educación mínima para los analfabetos, cuidado de los enfermos, finalmente la columna del Che conquistó Santa Clara, en el centro de la isla. La ruta del poder local y la elección de los soldados para unirse a las filas de los revolucionarios resultó ser decisiva para los siguientes pasos. Las otras columnas de revolucionarios, al regresar de la conquista de Santiago y Yaguajay, se unieron y marcharon a la capital. En La Habana se encontraron súbitamente en la cima de la fama y el poder con el triunfo de la Revolución cubana. A partir del allí, el Che se desempeñó en distintos cargos: presidente del Banco Nacional, director del Departamento de Industrialización del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) y ministro de Industrias. En el área diplomática, actuó como responsable de varias misiones internacionales. Comenzó a hacerse las primeras preguntas observando los problemas que plagaban la gestión de la industria, sector a su cargo. El Che observa que en todo sistema económico debía haber una parte de la sociedad interesada en hacerlo funcionar. En la economía capitalista este papel lo desempeñan los dueños del capital, mientras que en una economía planificada el protagonista solo puede ser la clase obrera. Asimismo, le dio cada vez más importancia al voluntariado, como se puede ver en uno de sus más famosos escritos: “El socialismo y el hombre en Cuba”. Apuntala hacia la construcción del » hombre nuevo», libre de alienación y egoísmo.
Hacia la construcción de la patria grande
El Che soldado, fue un combatiente que destacó en la escena internacional. Pero de repente desaparecoó en el aire. ¿Por qué se fue de Cuba? ¿Adónde se fue? ¿Seguía vivo? (se preguntaban en algunos medios de la prensa capitalistas). El Che reapareció de incógnito en Bolivia: irreconocible, actuando en el más absoluto secreto. Organizó un pequeño grupo de camaradas cubanos y reclutas bolivianos destinados a iniciar la gran revolución latinoamericana. La campaña boliviana es una historia de tenacidad, sacrificio e idealismo, es la historia de la derrota de una guerra de guerrillas que finalmente lo llevó a la muerte.
Recorriendo su accionar, podemos entender cómo el Che ha permanecido como un símbolo de idealismo y heroísmo. Hoy, cuando en medio de una pandemia hay Estados que se vuelven más autoritarios amparados por la emergencia sanitaria, cuando el mundo debe elegir entre la barbarie y el socialismo, como diría Rosa de Luxemburgo, hay que mirar hacia el pensamiento político detrás del mito de Guevara. Un hombre que dio ejemplo en la acción, en la defensa de los pueblos oprimidos que luchan contra toda forma de imperialismo y neocolonialismo; en su continua búsqueda de la superación de la enajenación del trabajo, de la supremacía del capital, en su visión de la construcción de un “hombre nuevo», pero cuyo sistema de valores sean pensados en el bien colectivo.
Su pensamiento político se basa en los mismos ideales de líderes como Bolívar, Martí, Fidel Castro, Augusto Sandino, Hugo Chávez, es el actuar sobre la base de la unidad de clase, la solidaridad y la amistad entre los pueblos, el internacionalismo revolucionario, la lucha contra el imperialismo. La construcción de un patria grande, en el más amplio concepto bolivariano, como un gran bloque de poder, soñado por Simón Bolívar en 1826 en el Congreso Anfictiónico de Panamá, conformado por repúblicas independientes, antioligárquicas y antiimperialistas. No cabe duda que el Che intentaba llevar a cabo un proyecto de unificación de la América Latina basado en la justicia social, sin la explotación del ser humano por el mismo hombre ni de la naturaleza; donde abolir esas cadenas invisibles que nos enajenan y nos transforman en simples mercancías. Pero también son puntos neurálgicos de reflexión para el Che Guevara los conceptos de autodeterminación de los pueblos, dignidad, democracia y poder popular. Este espacio se hace limitado para resumir todo su pensamiento al ser un hombre multifacético que llevó a la acción los conceptos teóricos, es el creador y continuador de una ideología política y revolucionaria que se corresponde con las luchas de los pueblos hacia la construcción de un mundo mejor que ahora más que nunca estamos convencidos que solo puede ser en el socialismo.
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Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia