Por Marinella Correggia
La llamada Fase 2, etapa denominada por los expertos como «de convivencia con el virus», inició en Italia el lunes 4 de mayo. Después de casi dos meses de gestión bastante caótica de la emergencia sanitaria por parte del gobierno de Roma, los gobiernos regionales y la población italiana.
La Fase 2…
Muchas actividades laborales que habían sido bloqueadas debido a la pandemia de Covid-19, reabren sus puertas. Las escuelas tendrán que esperar hasta septiembre. Las personas, que a partir del 11 de marzo solo tenían la posibilidad de salir de casa por razones de trabajo, compras esenciales o por salud, tendrán más libertad de movimiento, pero siempre solo dentro de la región donde viven. Las medidas restrictivas del Gobierno han ido más allá de lo necesario, pero como explicó el filósofo Vallauri: “La mayoría de la población italiana no tiene la educación y el sentido colectivo suficientes para imponerse reglas de autodisciplina”. En muchos otros lugares del mundo ha sido diferente. Una prueba del caos en Italia, entre otros, ha sido que desde marzo la mayoría de la gente ha estado caminando en la calle con guantes y tapaboca desechables, mientras que las máscaras faltaban en los hospitales.
Muchos errores en dos meses de urgencia
En las últimas semanas, el número de muertes que las autoridades médicas atribuyeron al Covid-19 ha disminuido a menos de 300 por día. Hay que decir que Italia, con sus más que 28 mil muertos, que según las autoridades son debidos al virus, es el país con más muertos en el mundo en porcentaje de su población. Muchos fueron los errores entonces de ese “modelo italiano” que no debería que ser imitado.
Los hospitales y los puestos de emergencias fueron abordados en marzo por los pacientes contagiados por el virus, sin medidas de seguridad ni control, por desconocimiento de la población, el personal sanitario y las autoridades gobernativas, que no tuvieron claro cómo gestionar la enfermedad. Esto hizo que esos centros se convirtieran en puntos de contagio, y difusión del virus; sobre todo en Lombardía. Ahora la emergencia en los cuidados intensivos parece haber terminado. Quizás Italia ha entendido que el sistema de salud pública fuera de los hospitales, en el territorio, es la ruta principal.
«‘Esta es la crisis del Antropoceno. Sabemos que depende de nuestras formas de vida, la devastación de la biósfera y la reducción del hábitat natural de los no humanos. Nadie se librará de los efectos de una gran crisis climática'»
Mientras tanto, el poder judicial ya está estudiando hipótesis de negligencia. Otro problema fue el retraso en la utilización de medicamentos para el tratamiento a tiempo del virus; en este punto son muchos y muy complejos los protocolos de utilización de las medicinas en experimentación, lo cual en Italia es un sistema lleno de complejidad y burocracia. Los llamados expertos gubernamentales, algunos de ellos llenos de arrogancia, pero siempre entrevistados por todas las televisiones, manifestaron entre sí múltiples contradicciones en el uso de los medicamentos y las mascarillas. Todavía persiste en la población confusión sobre qué tipo de mascarilla usar para evitar el contagio. Surgieron una variedad de mascarillas de diferentes tipos y precios.
Ahora el problema, más que de salud es para la economía. Muchos sobreviven con la ayuda estatal, pero ¿hasta cuándo?
Lecciones de la experiencia
Es hora de entender si se han extraído lecciones de la experiencia. Pero la mayoría cree que Occidente, el área del mundo que ha demostrado ser más frágil frente a un virus, no cambiará radicalmente, con la determinación requerida por el desastre de los daños que se le han perpetrado al planeta, las políticas erradas, la economía desmantelada y la vida social totalmente cambiada. La experiencia de estos meses, al menos aparentemente, terminará lo más pronto posible debajo de la alfombra, en el olvido. Es un recuerdo demasiado fuerte, perturbador, incómodo para tenerlo presente. Creo que las semillas permanecerán debajo. Tal vez quedará en la memoria de los niños que no han ido a la escuela durante meses, pero que permanecieron conectados gracias al uso abundante de herramientas informáticas, que no faltan en el país que tiene el mayor número de teléfonos celulares en el mundo… y que ha tenido la mayor cantidad de muertes en los últimos meses.
Y desde África…
Desde África (un continente que tuvo menos de mil muertos, de los 200 mil en todo el mundo, básicamente concentrados en Europa y Estados Unidos), Felwine Sarr, un economista de Senegal, nos explica: “Europa se preocupa de nosotros, nosotros somos los que nos preocupamos de ellos”. Y agrega: “Esta es la crisis del Antropoceno. Sabemos que depende de nuestras formas de vida, la devastación de la biósfera y la reducción del hábitat natural de los no humanos. Nadie se librará de los efectos de una gran crisis climática. La pandemia nos muestra la necesidad de cambiar nuestra relación con la ecología, el híperconsumo y los excesos económicos industriales”. Pero, ¿será así o el frenesí de reanudar arrojará esta experiencia de vida a la basura; basura como… los billones de mascarillas e inútiles guantes desechables?
__________________________________________________________________
Marinella Correggia Periodista, escritora y ecopacifista