Txema Sánchez: “En plena crisis sanitaria es inevitable que la Renta Básica Universal tome fuerza”

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Por Alejo Brignole

Txema Sánchez es un gallego de la provincia de Orense que vivió prácticamente toda su vida en Valencia y que a sus 40 años vivió de lleno el 15-M español. La brutal crisis del 2008 que arrasó la economía europea, y española en particular, produjo un deterioro social y una respuesta popular que hizo emerger plataformas e iniciativas al amparo de las masivas movilizaciones. Sánchez fue uno de aquellos “indignados”, tal y como los llamó el francés Stéphane Hessel en su opúsculo de 2010 Indignez-vous!

Este español, que vivió los momentos duros de las protestas masivas y que ejerce la profesión de bombero desde su juventud, es, sin embargo, un hombre de inquietudes variadas y eclécticas que lo han llevado a incursionar en la comunicación y el periodismo, actividades que lo condujeron a trabajar e investigar en gran cantidad de países, desde Cuba a China y desde el ámbito europeo a naciones africanas. De extracción obrera, Txema fue educado en el seno de una familia en donde el pensamiento crítico resultaba el cimiento de toda relación con el mundo y la sociedad. Sobre todo en una España siempre desigual, verticalista y donde el franquismo consiguió perdurar bajo formas democráticas gracias a la llamada “transición española”. Período que resultó una bisagra para la perpetuación de las clases privilegiadas y de una monarquía oportunista y continuadora del sistema heredado de la dictadura fascista.

Txema (hipocorístico peninsular del nombre José María) se  define como un activista en búsqueda continua por las redes sociales para tratar de hallar los nichos de verdad que los medios ocultan; esos “falsimedias” –neologismo que Sánchez utiliza muy a menudo– que sesgan la realidad para producir una lectura fantasmagórica funcional al establishment.

Desde aquel 15-M Sánchez es un contumaz impulsor por la «Renta Básica Universal e Incondicional» y también miembro del Frente Antiimperialista Internacionalista (FAI) desde su fundación. Forma parte de Nulla Politica Sine Ethica, un grupo de reflexión que pone el énfasis en otra manera de hacer política y que cuestiona el síntoma más brutal y trágico de las democracias modernas, que es su secuestro por parte de las corporaciones. Como miembro de la junta directiva de Red Renta Básica en España, Txema se ha prestado a dialogar con Correo del Alba para explicar en qué consiste la plataforma y cómo el concepto de una renta incondicional para toda la sociedad ha cobrado una inesperada fuerza en el actual contexto de pandemia mundial.

Usted es uno de los impulsores de una plataforma que promueve la Renta Básica Universal para la sociedad, ¿en que consiste esta propuesta?

La propuesta parece a priori sencilla y lo es si hay voluntad política. Se trata de garantizar el derecho a una vida digna a todos los miembros de la sociedad, sin necesidad de someterse a los intereses particulares de explotación de las personas, a causa del efecto disciplinador que tiene el capitalismo. Esto es, depender de otros para poder obtener los recursos necesarios para vivir con suficiencia. ¿Cómo? Pues entregando a cada ciudadano individual, cada mes, un valor monetario que al menos sea mayor al umbral de la pobreza, sin necesidad ni condición alguna, trabajemos o no de forma remunerada, de modo que todos puedan decidir libremente cómo vivir su vida y tener siempre la posibilidad de rechazar empleos que no crea justos en salario o forma, o simplemente para decidir estudiar, crear, o ayudar a los suyos. En definitiva, que los ciudadanos gocen de una libertad incondicional para tomar sus propias decisiones sin depender de otros.

En nuestra web, www.redrentabasica.org, explicamos que la plataforma debe servir para la construcción de vidas dignas de ser vividas, más nuestras y no condicionadas por la necesidad y el miedo.

“Siempre es posible hacerlo en cualquier lugar, redistribuyendo la riqueza en sus múltiples formas, incluso en una forma elemental que todos conocemos, que son los ingresos que aparecen en las nóminas de todos los trabajadores”

En tiempos de acumulación irrestricta por parte de unos pocos, sin dudas es una propuesta revolucionaria. Seguramente habrá algunos que la tacharán de utopía inalcanzable, según está planteada la dinámica de la sociedad actual. ¿Qué nivel de aplicabilidad le adjudica a esta iniciativa?

Precisamente porque corre el riesgo de ser tachada como una quimera más que de utopía, la Red Renta Básica tomó muy en serio desde sus inicios la puesta de argumentos sólidos sobre la mesa. Los economistas de la Red demostraron en una simulación con millones de datos reales del fisco en España y probaron en el papel que esto era posible. Incluso sigue siendo posible tras la crisis del 2008, con los rescates a los bancos y no a las personas. También a pesar de las modificaciones constitucionales para pagar deuda y otros ítems, que pauperizaron y recortaron salvajemente los presupuestos sociales del Estado. Esa transferencia brutal de riquezas del sector público al privado lo hicieron con un modelo que solo requirió una reforma fiscal, sin cambios de calado que precisaran cambios constitucionales. De la misma manera, la Renta Básica Universal puede implementarse con la misma voluntad política del gobierno vigente, pero a la inversa. Es decir, pensando en el conjunto social y no en el poder corporativo omnímodo y demencial que succiona todos los recursos y los acapara.

Siempre es posible hacerlo en cualquier lugar, redistribuyendo la riqueza en sus múltiples formas, incluso en una forma elemental que todos conocemos, que son los ingresos que aparecen en las nóminas de todos los trabajadores. Cierto es que, poco a poco, habría que desgranar dónde se encuentra camuflado el capital para ejercer cada vez mejor esa redistribución de riqueza, pero hoy mismo podríamos implementar esa renta básica con inmediatez, erradicando la pobreza en un par de meses de facto, que no es poco, sabiendo que en España antes ya del coronavirus había casi un 30% de personas pobres o en riesgo de exclusión social.

¿Desde cuándo y cómo surgió esta plataforma y bajo qué condiciones sociales fue tomando forma?

Surge y se funda en 2001, junto al que es actualmente su actual presidente, Daniel Raventós. Desde entonces nos dedicamos a estudiar, debatir y promover este derecho humano a la existencia digna con el apoyo de la renta básica incondicional. Nuestro equipo está integrado por economistas, sociólogos, filósofos, sindicalistas y activistas sociales. Pertenece a su vez a la Organización Internacional en Defensa de la Renta Básica, Basic Income Earth Network (BIEN). Y la definición de renta básica última que hemos afianzado desde el BIEN, no deja lugar a dudas de qué modelo de renta básica defiende: una que ataque la desigualdad económica y aumente la participación social, cultural y política como ciudadanos de pleno derecho.

Evidentemente este debate estaba pendiente, sobre todo en un país como España, que en Europa siempre ha estado muy en la cola de la prosperidad, con las cifras más altas de paro en casi 30 de los últimos 40 años, y con una situación de precariedad y pobreza realmente muy dura, pero camuflada por los medios. Según manifestaba el relator especial sobre la pobreza extrema y los derechos humanos de las Naciones Unidas, Philip Alston, meses antes de la crisis del coronavirus, este debate tendría que ser una prioridad, y de hecho ahora en plena crisis sanitaria es inevitable que tome fuerza, aunque esto no significa que los poderes vayan a instaurarla con docilidad. Ellos saben que la capacidad de someter y explotar el trabajo de las personas, y sus plusvalías, está sujeta a que no se quiebre el efecto disciplinador que el miedo ejerce. Miedo a perder un empleo, a quedarse sin recursos y a no poder mantener a los tuyos.

El premio Nobel de Economía, Joseph Stiglitz, gran crítico de la globalización y del actual reparto mundial, sostuvo hace poco que cree necesaria la emisión de eurobonos en una crisis como la que vivimos, pero advierte de que ese paso exige una solidaridad que no existe en la Unión Europea (UE). ¿Estarían dadas las condiciones para que la Renta Básica Universal sea comprendida por las mayorías y reclamadas como un derecho?

“Los lobbys de los mercados tienen más poder en Bruselas que las propias instituciones súperestatales. No hay ningún control democrático sobre ellas. No es una Europa de los pueblos, sino de los mercados”

Las instituciones supraestatales europeas son gestionadas de un modo para nada democrático, y de hecho nadie duda ya que los Estados con más poder ejercen un dominio sobre los denominados PIGS (acrónimo de CERDOS): Portugal, Italia, Grecia, Spain. Definición que además evidencia el carácter prepotente y despectivo, incluso racista, que existe en la UE, entre los miembros más ricos y los menos. Por otra parte, los lobbys de los mercados tienen más poder en Bruselas que las propias instituciones súperestatales. No hay ningún control democrático sobre ellas. No es una Europa de los pueblos, sino de los mercados, y de hecho quizás ya no quedan casi instituciones internacionales, ya no solo en Europa, sino en el resto del mundo, que realmente respondan a los derechos de las personas por encima de los mercados. Prácticamente todas están supeditadas a los intereses de las transnacionales.

Actualmente, en la UE no existen mecanismos institucionales permanentes que se basen en la solidaridad real entre los ricos del norte y los menos ricos del sur, a pesar de que es el consumo global quien los mantiene en su estatus económico. La mutualización permanente de la deuda, la armonización fiscal y la uniformización de los derechos sociales en el seno de la Unión, serían algunas medidas esenciales para creer que el proyecto de integración europea es algo más que una simple unión de mercados al servicio de los poderosos. Si bien es cierto que tras este colapso, demolición no prevista e incontrolada del sistema que puede provocar el coronavirus, se puede encontrar un camino a la reconstrucción de un mundo nuevo, ordenado bajo otras premisas. Una puesta en valor de lo público y con derechos humanos ampliados. Y entre otros, sin dudas, el derecho a una renta básica.

Por último… ¿Cómo impactaría en el mercado laboral español una medida de este tipo? ¿Existe madurez ciudadana para hacer de la Renta Básica Universal un proyecto social de desarrollo horizontal y democrático, o correría el riesgo de convertirse en un subsidio que disminuya las capacidades colectivas de desarrollo y movilidad social ascendente?

Para empezar, la Renta Básica está alejada del concepto de “subsidio”, con todos los aspectos negativos y de ineficacia, de trampa de pobreza y demás aspectos inherentes a las rentas condicionadas. Una renta condicional, por definición, no es una renta básica. Aunque muchos las llamen así. Segundo, una renta básica, para ser parte de una política democratizadora de desarrollo horizontal y emancipadora, debe mantenerse verdaderamente como un derecho, inembargable e incondicional. Pero no solo eso, sino que debe financiarse con resultado neto de mucha mayor redistribución de riqueza. Y sobre todo debe afianzar, nunca adelgazar el estado del bienestar.

Respecto a la movilidad social ascendente, a la inquietud y ambición humana por crecer y mejorar, creo que primero debemos hacer políticas que crean en las personas y no que las sometan, que les den espacios de libertad y creatividad, de participación social y política reales, y eso solo con la Renta Básica no se soluciona. Si bien es verdad que hoy partimos de muchas mejores posibilidades y capacidades para lograrlo (que nada tiene que ver con la competencia capitalista despiadada de unos contra otros en que nos encontramos ahora), resulta importante señalar que la motivación para progresar es la que provoca  la desigualdad absoluta, la de no tener techo de riqueza. En lo personal, descreo de ese paradigma basado en una meritocracia autista y profundamente deshumanizada. Sobre este aspecto en particular también entra en juego una medida política necesaria: la de limitar los beneficios y que pueda existir esta inaceptable brecha entre los que más tienen y los que menos poseen. Usted antes citó a Joseph Stiglitz, y él en su libro El malestar de la globalización, precisamente ataca esta brecha en donde el 1% del mundo posee la mitad de la riqueza mundial. En el actual contexto de crisis pandémica, resulta absurdo e inexplicable que alguien pueda ganar cientos de miles de veces más que un sanitario. ¿En base a qué argumento? O como decía Mahtama Gandhi: “En la tierra hay suficiente para satisfacer las necesidades de todos, pero no tanto como para satisfacer la avaricia de algunos.”

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Alejo Brignole Analista internacional y escritor

VIDEO “¿Qué es la Renta Básica?”

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