EXCLUSIVO Mario Silva: «Soy enemigo y ajeno al panfleto o a las consignas repetitivas»

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Por Nahir González

Mario Silva nació en Ciudad Bolívar, es un comunicador, político, caricaturista y articulista venezolano. Desde 2004 presenta el programa de televisión «La Hojilla», además de ser el creador de la radio Makunaima Kariña (104.9 FM) y colaborar por años con la página web Aporrea. Militante del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), fue candidato a la Gobernación de Carabobo y actualmente se desempeña como constituyente en la Asamblea Nacional, electo para redactar la nueva Carta Magna.

Toda una autoridad en la realización de programas políticos y de investigación, Silva ha denunciado importantes casos de atentados y desmontado matrices de opinión que atentan contra la Revolución bolivariana, motivo por el cual en Correo del Alba acudimos a entrevistarle, con el fin de adentrarnos en su trayectoria de comunicador social.

La Hojilla surgió tras el golpe de Estado contra Hugo Chávez, ¿a qué se debió esa decisión?

Antes del golpe de Estado de 2002, el Internet en Venezuela lo ocupaban los sectores de la oposición. De hecho, no era una plataforma de comunicación a la que tuvieran acceso las mayorías y para utilizarlo había que acceder alquilando máquinas en pequeñas salas que iban proliferando en las ciudades; el costo resultaba oneroso para las clases populares.

A finales de 2001 solo existían dos páginas web que le hacían resistencia a la avalancha de desinformación: antiescualidos.com y redbolivariana.com. Yo pertenecía a la última. Allí comencé empíricamente a hacer artículos de opinión.

Tras el golpe, redbolivariana.com cerró casi de inmediato, en la madrugada del 12 de abril, y solo quedó informando en tiempo real antiescualidos.com, hasta la tarde de ese mismo día, cuando la cierran los golpistas.

Poco tiempo después del retorno del comandante Hugo Chávez nació aporrea.org, y entré a formar parte de esa plataforma como caricaturista, escribidor de cuentos y articulista. En 2003, motivado por mi angustia personal y observando que persistía la incapacidad del Estado de responder a los ataques de los medios privados, decidí tomar un control, una libreta, un bolígrafo y sentarme frente al televisor desde las cinco de la mañana –de lunes a viernes–, y arranqué con la «Columna de La Hojilla» en aporrea.org. Así nació La Hojilla en Internet.

¿Y cómo se decide a realizar el programa de televisión? ¿Quiénes trabajaron en el espacio? Cuéntenos un poco la historia…

A principios de mayo de 2004 me invitaron a unas reuniones que se efectuaban en la Vicepresidencia de la República –estaba José Vicente Rangel al frente–. Previo a eso yo ya hacía vida política en las redes y en eventos que realizaban los comunicadores populares y tomé contacto con Roberto Malaver y Roberto Hernández Montoya. De hecho es Malaver quien le recomienda a José Vicente que yo asista a esas reuniones. Ya era conocido por la columna en Aporrea. Sin embargo, me impactó esa invitación y encontrarme con periodistas, cineastas, camaradas reconocidos y admirados por nuestro pueblo. Una de las personas que asistían, que fue muy especial para mí, era Estefanía Mosca, poeta. Allí hicimos varios debates muy interesantes sobre cómo responder a los ataques de los medios. Estas reuniones se hacían todos los jueves y se efectuaron hasta el anuncio que hizo el comandante Chávez de que iríamos a referéndum revocatorio. Ese mismo día, José Vicente Rangel pidió algunas recomendaciones de lo que podríamos hacer: yo recomendé que se llevara la columna de La Hojilla a la televisión. Incluso, recomendé que fuera Ricardo Durán quien moderara el espacio.

¿Y qué pasó?

Una semana después me llamaron de Venezolana de Televisión (VTV) y me plantearon hacer el programa, pero se incluiría a Néstor Francia y, como figura femenina, yo propuse a la compañera Eileen Padrón, quien venía de trabajar conmigo en la redbolivariana.com. El 21 de junio de 2004, a las cinco de la tarde, salió al aire el primer programa de La Hojilla.

«Chávez simplificó la complejidad del lenguaje con el pueblo y provocó una ruptura definitiva de la ortodoxia instaurada en las escuelas de comunicación social»

¿Por qué se separaron los integrantes en 2006?

Tengo mucho respeto por mis compañeros Eileen Padrón y Néstor Francia. Creo que La Hojilla iba cumpliendo con algunas fases personales de sus integrantes; cada criterio se fue decantando y cumplimos con una etapa importantísima, previa al referéndum revocatorio. Pero, en mi caso, pensé que había la necesidad de una transición hacia la radicalización ideológica, la autocrítica y el combate contra la corrupción y el burocratismo como herramienta de apoyo a la Revolución. Se nos veía como programa ligero, humorístico, de respuestas inmediatas. Por eso, como productor y editor de los contenidos, quise profundizar en los análisis. Había nuevos elementos ideológicos que requerían de nuestra atención y cada uno de nosotros tenía su criterio y sus características; nos reunimos y decidimos separarnos.

Indudablemente La Hojilla era el parto –aún lo sigue siendo– de los escenarios que vamos enfrentando. Eileen y Néstor fueron fundadores de una nueva forma de hacer comunicación.

Usted ha recibido duras críticas de la oposición por no ser graduado en comunicación social, ¿cuántos ataques y amenazas de ese tipo ha padecido desde que salieron al aire? ¿Y cómo las recibe?

Paradójicamente, la descalificación de “bachiller marginal” viene de nuestras filas, y lo entiendo –puedo entenderlo–. La resistencia de la vieja escuela en cualquiera de las ramas científicas, sociales, políticas, económicas, es la respuesta natural de los sectores que se sienten amenazados por los cambios dentro de los procesos históricos. Esa resistencia tiene que ver más con el temor a lo desconocido, porque te saca de tu estado de confort. El comandante Chávez nos sacó permanentemente de nuestros estados de confort y nos obligó a ejercitar el pensamiento, las ideologías, los viejos esquemas, la teoría y la praxis, todo se vio “amenazado”, todo fue cuestionado y fue maravilloso irnos encontrando con una nueva forma de percibir los procesos históricos. Chávez nos trajo a Bolívar en carne hueso, a Sucre, a Robinson, a Zamora, a Marx, a Engels, a Guaicaipuro, a Cipriano Castro; todo adquirió nuevos colores, una nueva percepción del poder. La comunicación social fue quizás una de las que más rompió con sus paradigmas.

¿Por qué? ¿Y cuáles fueron los efectos de ello?

Porque Chávez simplificó la complejidad del lenguaje con el pueblo y provocó una ruptura definitiva de la ortodoxia instaurada en las escuelas de comunicación social. Todo cambió, el lenguaje, la producción en radio y TV, el manejo cuadrado de la imagen, los tiempos; incluso, esa mal llamada objetividad que favorecía al enemigo. Obviamente, nos convertiríamos en enemigos acérrimos de la oligarquía mediática. De igual manera, pasaron de ignorarnos a descalificarnos. Pero, no pudieron y el secreto no tan secreto del éxito de La Hojilla fue esgrimir la verdad sin pensar en las consecuencias. Fue esta la mejor enseñanza que nos dejó el mejor comunicador del siglo XX y principios del siglo XXI, Hugo Chávez: “Con la verdad ni ofendo ni temo”, mensaje cristiano muchas veces esgrimido por él. Lo demás huelga.

Hugo Chávez visita La Hojilla.

Su programa es uno de los más importantes de la tv y ha conseguido, junto a su equipo, desmontar matrices de opinión virulentas, revelar posibles atentados a la Revolución, complot de la derecha, denuncias, ¿cómo hacen ese trabajo, explíquenos esa experiencia?

Una de las ventajas que nos ha traído los adelantos tecnológicos, sobre todo en ese mundo tan complejo que es el Internet, ha sido la posibilidad de hacerle seguimiento a los planes que va ejecutando el poder imperial: en lo histórico, en sus manuales y las variables que van presentando de acuerdo a las características de los pueblos bajo asedio. Lo que antes era un secreto que era revelado 20 o 30 años después, hoy podemos hacerle seguimiento casi en tiempo real. En consecuencia, tenemos la capacidad de hacer análisis inmediatos que arrojan resultados efectivos y contragolpes eficaces. Para esto, solo se necesita conocimiento histórico de los eventos, mucha disciplina, seguimiento permanente y enriquecimiento del análisis con los elementos que proporcionan las operaciones que va ejecutando el enemigo.

Personalmente, hago seguimiento permanente de las noticias, voy discriminando los elementos que me parecen relevantes e interconectados, resguardo información, priorizo aquellos datos que revelan una planificación imperial previa y renuevo día a día el análisis. La disciplina es fundamental para no dejar que se escapen los detalles claves, porque no está en juego la Patria nada más, sino que está en juego la supervivencia del planeta y la raza humana.

Durante un tiempo fueron el programa número dos, después “Aló Presidente”. ¿Cree que logró algún cambio en la población venezolana, en la forma de mirar la tv o de hacer periodismo de investigación?

La Hojilla fue el primer programa que utilizó videos del enemigo para contrastarlos con la realidad. Antes, la ortodoxia comunicacional evitaba mostrar las campañas mediáticas del enemigo. ¡Craso error! porque la mejor herramienta de combate era y sigue siendo mostrar sus contradicciones y permitir que el pueblo juzgue.

Por otro lado, la imagen que se proyectaba en pantalla obedecía a una vieja estructura normada por las corporaciones mediáticas (producción, tiempo, escenario, lenguaje); La Hojilla cortó con ese paradigma y aterrizó en la cotidianidad, hicimos más potable la comunicación e involucramos al pueblo, siguiendo el ejemplo del comandante Chávez; logramos decodificar la conexión y el lenguaje con el pueblo. Convertimos el discurso académico en conceptos más comprensibles. Estos, creo, han sido los aportes que hemos dejado en el periodismo.

«La objetividad no existe, es una trampa que nos han impuesto los medios de la burguesía»

Medio alternativo o alterativo, ¿cómo clasifica a La Hojilla?

Ni lo uno ni lo otro. Lo alternativo no existe, ese es un estigma que nos han impuesto. En cuanto a lo alterativo, es una concepción burguesa desde la vieja escuela. No alteramos nada, solo hablamos con la verdad. Si eso altera, bienvenida sea la alteración. Yo creo que más bien asaltamos el poder y causamos algunas revueltas a partir de la irreverencia.

La Hojilla nace de la angustia y de los errores de nuestra comunicación oficial. No se estaba combatiendo y notábamos que se anteponía la objetividad como una justificación de los propios temores a informar. Aún persiste esa actitud en la comunicación de los medios oficiales del Estado. La objetividad no existe, es una trampa que nos han impuesto los medios de la burguesía.

Te doy un ejemplo: a la izquierda la han estigmatizado siempre como “modelo fracasado” y como «modelo de adoctrinamiento». La pregunta es: ¿cómo vamos a ser un modelo fracasado si siempre hemos estado bajo asedio y nunca hemos practicado el modelo en su real dimensión? En ningún país del mundo se ha aplicado el modelo comunista. Ha habido experiencias, ciertamente, pero jamás ha sido aplicado: ¿cómo pueden afirmar entonces que es un modelo fracasado?

También nos acusan de adoctrinar a las masas. Y me pregunto: ¿cuáles son los argumentos del capitalismo y en qué se cimienta su propaganda hacia las masas? ¿Es o no es adoctrinamiento el aislamiento social para el consumo del sujeto dentro de las masas?

¿Cuál es el rol de los medios de comunicación en un proceso revolucionario como el que vive Venezuela?

¿El rol actual o el que creemos debe ser? Si quieres una respuesta simple, puedo decir que nuestro rol debe ser de combate permanente, ideologizador, educativo, humanista, antiimperialista, socialista y popular. No subestimo la rectoría del Estado, para que no caigamos en la anarquía, que la hay. Sin embargo, “la verdad os hará libres”. La autocrítica bien concebida y ajena a intereses individuales es absolutamente necesaria. El poder en su más alto nivel tiene que estar en contacto con la cotidianidad del pueblo y asistir a sus preocupaciones, a sus quejas, a nuestros errores y la posibilidad de que los maquillemos. Soy enemigo y ajeno al panfleto o a las consignas repetitivas. Creo en la sabiduría popular y en su instinto. En resumen: el pueblo tiene la capacidad de hacer de la comunicación el arte de la convivencia colectiva. Nunca debemos olvidarlo.

¿Cuál ha sido el momento más difícil deestos años de programa?

Siempre han existido momentos difíciles. Vivimos en un país en que la noticia, la información, cambia constantemente. Pero, sin lugar a dudas, lo más difícil ha sido el combate mediático desde la imposición y recrudecimiento de las medidas coercitivas en contra de nuestra Patria. Creo que el pueblo venezolano ha sido puesto a prueba mil veces consecutivas y su capacidad de resiliencia ha sido encomiable. La dificultad trae creación y más fuerza. Vivimos tiempos muy interesantes, acaso definitorios de una nueva realidad mundial. Venezuela no es ajena a esos cambios y será factor principal en ellos. Lo mejor de las dificultades es que salimos más fortalecidos y más sabios, con más conocimiento. Eso le preocupa al imperio, porque lejos de disminuirnos, nos hace crecer como pueblo, como nación y como Revolución.

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Nahir González Analista política

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