Por María Fernanda Barreto
En momentos cuando las luchas populares contra el neoliberalismo parecen estar sepultando ese modelo en América Latina y el Caribe, y nuevos gobiernos progresistas marcan el fracaso del relanzamiento de la Doctrina Monroe, los hechos ocurridos en Bolivia este 4 de noviembre vuelven a colocar a la región ante la posibilidad de un golpe de Estado e incluso un magnicidio.
Los métodos utilizados en Venezuela y Nicaragua se repiten. Desconocimiento de resultados electorales, exhortos a la renuncia del presidente electo, violencia en las calles contra instituciones y personas que apoyan al presidente Evo Morales, llamados a la secesión, convocatorias a paro, constantes amenazas a la seguridad del Presidente y, como de costumbre, soberbios ultimátum.
El intento de golpe de Estado que el presidente Morales ha denunciado hace más de una semana, lo inició el candidato opositor Carlos Mesa al desconocer los resultados electorales, aún antes de que se realizaran las elecciones, pero hoy es Luis Camacho quien pulsa una aventura golpista en el país andino. Camacho es un rico empresario perteneciente a la élite cruceña, cuya familia se lucró del monopolio de la distribución del gas en Santa Cruz hasta el año 2009, cuando la nacionalización de este servicio puso fin a una de sus fuentes de enriquecimiento. Desde su liderazgo en el llamado Comité Cívico Pro Santa Cruz, levanta un discurso en el que se mezclan la religión con el racismo, el clasismo y la invocación a personajes tan oscuros como el narcotraficante colombiano Pablo Escobar, y constantemente ataca al presidente venezolano y a Cuba en sus alocuciones públicas.
Este símil de los venezolanos Henrique Capriles y Juan Guidó, dijo dar plazo al Presidente hasta el día de hoy, 4 de noviembre a las 19:00 hrs., para presentar su renuncia al cargo. A solo seis horas y media de cumplirse el lapso, un extraño accidente aéreo colocó en riesgo la vida del presidente Morales, cuando el helicóptero en el que se trasladaba de Colquín a Oruro presentó una falla mecánica del rotor de cola durante el despegue, lo que lo obligó a realizar un inmediato aterrizaje de emergencia del cual afortunadamente resultó ileso.
Mientras expertos de la Organización de Estados Americanos (OEA) realizan una auditoría del proceso electoral, a solicitud de las autoridades bolivianas, Camacho dirigió un cabildo en Santa Cruz con sus adeptos, en el que les ordenó radicalizar el paro, cerrar las fronteras, y extendió sus amenazas hasta el día miércoles de la semana en curso, fecha en la que, según dijo: “Dios regresará al Palacio”.
Esta no es la primera vez que el Gobierno del Evo Morales se encuentra frente a la posibilidad de un golpe de Estado, ya en el 2008 Bolivia enfrentó un intento similar, dirigido desde los Estados Unidos, que costó la vida de varias decenas de personas a manos de terroristas. Hoy en la tarde, el comandante retirado de la Aviación venezolana, William Izarra, alertó en las redes sociales que había recibido información sobre una eventual intervención militar estadounidense, a cargo del Comando Sur, en el país andino. Mientras tanto, para el cierre de esta nota, las Fuerzas Armadas del Estado Plurinacional de Bolivia, difundieron un comunicado público en el que reiteran su vocación democrática, su apego a la Constitución y su voluntad de defender la integridad del territorio nacional.
A diferencia del presidente de Chile, Sebastián Piñera, Morales cuenta con un pueblo que en las calles ha salido a defender la estabilidad del país, su Gobierno y el derecho de vivir en paz, pero el intento de golpe continúa andando.
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María Fernanda Barreto Redacción