Con la orden de grado 3 el ejército queda facultado para disparar su armamento a mansalva. El estallido social que se vivió con mayor radicalidad ayer viernes estuvo al borde del grado 3 con las tropas ya ocupando las calles de la capital. La ilegítima Constitución del 80 permite estos atentados violentos a la democracia.
Todo comenzó con llamados ciudadanos liderados por estudiantes que se autoconvocaron por redes sociales a protestar evadiendo el pago de los pasajes a ciertas horas del día en determinadas estaciones de metro.
Al llamado se fueron sumando trabajadores que se ven afectados directamente con esta alza en las tarifas. Las protestas fueron creciendo con evasiones masivas y generalizadas por la ciudadanía. Cómo es habitual el gobierno con el apoyo de las Fuerzas Especiales de Carabineros reaccionaron con prácticas represoras con detenciones y el despliegue de gases lacrimógenos.
Ayer viernes aumentaron las protestas, y la represión también hasta que las Fuerzas Especiales iniciaron los baleos. Esta vez el pueblo no se sometió y permaneció en las calles, se quemaron estaciones de metro, saqueos y destrucción de varios edificios símbolos del capitalismo como farmacias, supermercados, sucursales bancarias, corporaciones transnacionales.
En la noche Piñera decretó el Estado de Emergencia, y entregó el mando al ejército, según la Constitución son quince días que la ciudad queda bajo las facultades del General encargado. Anoche las calles de Santiago veían pasar las tanquetas y a los militares armados. Por suerte no se sancionó el toque de queda que hubiera traído restricciones ciudadanas más severas.
Hoy las protestas aumentan en Valparaíso que aún no está sitiada por militares siguiendo los llamados a la evasión y a las protestas.
Sin duda este estallido de octubre tiene como protagonista a todos esos ciudadanos que son víctimas de la desigualdad social existente en nuestro país. Este hito de rebelión es una muestra más del proceso de concientización que la ciudadanía va realizando apartada del juego de los partidos políticos que se sumaron a la posdictadura y de toda esa clase social privilegiada por la herencia de Pinochet, que aún no asume una ética solidaria con los condenados de la tierra.
Alex Ibarra Peña.
Dr Estudios americanos.
Colectivo de Pensamiento Crítico:
«palabra encapuchada».