Por Roy Daza
El XXV Encuentro del Foro de São Paulo, que se reunirá en Caracas entre el 25 y el 28 de julio, dará inicio a un nuevo momento político en América Latina y el Caribe, a través de un debate fértil y profundo de las tendencias generales del panorama mundial, de las contradicciones del sistema capitalista globalizado y de los nuevos desafíos del movimiento popular.
El análisis concreto de la realidad concreta permite identificar que desde Washington se aplica una política dirigida a la recomposición de la maltrecha hegemonía imperialista en la región. Intentan liquidar a las fuerzas progresistas, en lo que ha venido a denominarse una “guerra no convencional de amplio espectro”. El análisis también arroja que el movimiento popular está en pleno zafarrancho de combate, peleando en distintos escenarios: en los de la cultura y los medios de comunicación, en la defensa de la madre tierra y del padre trabajo, del derecho de los pueblos a labrarse su propio futuro con base en la autodeterminación y a la soberanía de las naciones, y teniendo como cimiente a la democracia participativa y la inclusión social, banderas irrenunciables de los pueblos que luchan por la paz.
«El Encuentro del Foro de São Paulo de este año se ha fijado entre sus tareas el intercambio de ideas sobre la política de integración de América Latina y el Caribe»
La expresa amenaza de intervención militar en Venezuela de parte del Gobierno de los Estados Unidos y las acciones injerencistas puestas en marcha representan un serio peligro para la región, y sin lugar a dudas, son violatorias de los principios fundamentales de las Naciones Unidas. Es este un hecho de suma gravedad, sobre todo cuando tales acciones son avaladas y acompañadas por algunos gobiernos neoliberales. Pero estos ataques han generado un amplísimo movimiento de solidaridad e iniciativas diplomáticas oportunas de gobiernos democráticos y progresistas del continente y del mundo, que aportan de manera decisiva a la búsqueda de salidas pacíficas y constitucionales, y que han tenido viabilidad por la posición firme del pueblo que le ha propinado serias derrotas a las conspiraciones de la derecha reaccionaria, porque cuenta con la sólida cultura democrática de las venezolanas y de los venezolanos, y la firme posición del Gobierno del presidente Nicolás Maduro de transitar la ruta del diálogo político con todos los sectores, como el que en este momento se desarrolla en distintos escenarios.
El Encuentro del Foro de São Paulo de este año se ha fijado entre sus tareas el intercambio de ideas sobre la política de integración de América Latina y el Caribe, la única posibilidad que tienen nuestras naciones de competir con éxito en los mercados mundiales, de desplegar iniciativas de desarrollo industrial y de dar un salto en el manejo de las nuevas tecnologías que son el centro de no pocos conflictos planetarios, así como la defensa del derecho de las naciones a utilizar sus recursos naturales para el desarrollo económico y social, tal y como está establecido desde 1962 en la Organización de las Naciones Unidad (ONU). En los últimos años, independientemente de la derrotas y de las victorias, las fuerzas progresistas cuentan con un verdadero arsenal de ideas y proposiciones que tienen plena vigencia en el marco de la integración cultural, política, social y económica. No está lejos el día en que la bandera de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) ondee de nuevo en su sede de Quito y que el Parlamento Suramericano sesione en Cochabamba.
La reconfiguración geopolítica del mundo que se pone de manifiesto en la economía y en la diplomacia es, por supuesto, uno de los temas que genera mayor debate en las izquierdas del mundo. El papel de las economías emergentes de China, Rusia, India y Sudáfrica, la fisura que se registra en la Unión Europea a partir del Brexit y la llamada “guerra comercial” entre Estados Unidos y China, no es estrictamente un asunto económico, sino que abarca también la esfera militar, como se puede observar en las tensiones presentes y en la compleja confrontación que se registra en todo el Medio Oriente, zona en la que se produce una buena parte del petróleo del mundo. ¿Vamos hacia un nuevo orden mundial?
Lo cierto es que el estudio de las bases materiales de la integración latinoamericana y caribeña, es decir, la potencialidad que representan sus inmensos recursos naturales, si bien es parte de la disputa geopolítica mundial, es, en primer término, la posibilidad tangible de alcanzar nuevos y altos niveles de desarrollo de la producción, la distribución, el intercambio y el consumo en el plano económico, que nos permita abatir la pobreza y retomar de manera conjunta la política de bienestar social.
El desarrollo económico, social, cultural y político de la región, como bien lo plantea el documento Consenso de Nuestra América, síntesis de discusiones de inmenso valor que se han realizado en los encuentros del Foro de São Paulo, tiene como condición indispensable la derrota de las tesis neoliberales, además de las pretensiones neocoloniales de los “halcones” de la Casa Blanca y de las élites oligárquicas y reaccionarias del continente, es un denominador común en todos nuestros países, que está en el orden del día, la lucha por la defensa de los principios de autodeterminación de los pueblos, de igualdad jurídica de los Estados, de la solución pacífica de los conflictos, los mismos principios que emergieron con el sistema de las Naciones Unidas luego de la catástrofe que significó para la humanidad las dos guerras mundiales del siglo XX.
«Caracas, el 25, 26, 27 y 28 de julio, será también la oportunidad de una confluencia que comenzó el año pasado en La Habana, entre los partidos revolucionarios y los movimientos sociales»
La derecha elevó su apuesta, se disputa las calles, reconquistó algunos escenarios institucionales –también hay que decir que perdió otros–, mantiene un discurso desafiante y se vale de una estrategia en la que combina distintas formas de lucha para alcanzar su objetivo primordial: servir a los intereses del imperialismo; a lo que ha de sumarse un aspecto crucial de la política en estos tiempos, el uso de los redes digitales, que vienen a completar su dominio de los medios de comunicación y que obviamente reclaman una estrategia común de parte del movimiento popular.
Caracas, el 25, 26, 27 y 28 de julio, brindará la oportunidad de una confluencia que comenzó el año pasado en La Habana, entre los partidos revolucionarios y los movimientos sociales, de las discusiones sobre la economía mundial y del procesos social del trabajo y las nuevas tecnologías, de los aportes que desde los movimientos de mujeres florecen por todas partes, de la presencia de la comunidad indígena y su carga histórica, la de los jóvenes que tienen la posibilidad de convertir el futuro en presente, y también se reunirán los parlamentarios para unificar criterios y esfuerzos.
El pensamiento de nuestros libertadores, de los forjadores de las repúblicas independientes, de quienes levantaron la bandera del socialismo, de la democracia, de la liberación de nuestros pueblos, está en la raíz de los debates de las fuerzas progresistas, que cuentan con la suficiente solidez para abatir en el plano de las ideas a la ideología imperialista que ahora enarbola Trump, como es la Doctrina Monroe.
No es por casualidad que la consigna central del XXV Encuentro del Foro de São Paulo sea: Por la paz, la soberanía y la prosperidad. ¡Unidad, lucha, batalla y victoria!
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Roy Daza Miembro de la comisión de Asuntos Internacionales del PSUV y de la comisión de Organización del XXV Encuentro del Foro de São Paulo.