Sonia Brito
La Ley de Partidos Políticos fue una propuesta del Órgano Electoral, construida y elaborada a partir de consultores neoliberales con quienes el Movimiento al Socialismo (MAS) no tiene coincidencias, sin embargo, cuando llegó a la Asamblea Legislativa para su respectivo tratamiento, la derecha endilgó la autoría del proyecto de ley al MAS y, por supuesto, las consecuencias de su implementación.
Las primarias pusieron de manifiesto la profunda crisis de los partidos de derecha, que no obstante tener 12 años para organizarse y construir una propuesta alternativa al oficialismo, demostraron que lo único que los mantuvo vigentes fue un “Bolivia dijo No”, pero no a partir del referéndum del 21 de febrero, sino a todo lo que hizo el presidente Evo Morales en la última década, principalmente al proceso de transformaciones que cambiaron el perfil de Bolivia, convirtiéndolo en el primer país que por cinco años consecutivos logró el mayor crecimiento económico de la región.
La Ley de Partidos Políticos exige que todos cumplan con un proceso de democracia interna, que permita la selección de candidatos a través de elecciones primarias al interior de cada partido, lo que conlleva una electoralización adelantada.
Con muchas dificultades, las expresiones neoliberales buscaron constituir alianzas sin buenos resultados, demostrando que se trata de la vieja derecha, los añejos personajes políticos y el único discurso del No que los une, siendo que la ambición por la silla presidencial no les permitió contar con un candidato único, sino por el contrario, reflotaron a una decena de candidatos –quienes no competirán en las primarias para ver cuál es el mejor– caracterizados por una postura mesiánica de considerarse ungidos para ocupar el primer cargo, prefiriendo ir en opciones separadas.
Mientras la derecha camina sin rumbo programático, el MAS tiene el desafío de superar la campaña de calumnias y mentiras que le preparan los neoliberales, al tiempo de ver en su interior los errores y/o limitaciones que permitieron que sectores de la clase media abandonaran el proceso. Pero otro desafío estratégico tiene que ver con el reconfigurar sus fuerzas, fortalecerse y avanzar inexorablemente hacia la radicalización del Proceso de Cambio para Vivir Bien.
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Sonia Brito │Diputada.