Por Nahir González
I am not going to be a star. I am going to be a legend
[No voy a ser una estrella. Voy a ser una leyenda]
Freddie Mercury
A 27 años de la partida física de este ídolo y luego de haberse estrenado a nivel mundial la película basada en su vida y que lleva el nombre de la composición Bohemian Rhapsody, de Bryan Singer, el fenómeno Mercury sigue sacudiendo a público de todas las edades.
El versátil cantante creaba la atmósfera en cada espectáculo, las puestas en escena, era extravagante y amante de los excesos, los que se manifestaron no sólo en la voz, sino en algunas canciones grabadas con esa mezcla nostálgica de barroco y rock en piezas como White Queen (1974), de Brian Mey. Pequeña muestra de porqué el rock se viste de gala cuando se trata de Freddie Mercury, uno de los intérpretes más completos de este género musical.
El artista fue diagnosticado con sida en 1987, pero la enfermedad no detuvo su proceso creativo, en 1988 grabó Barcelona, una de sus últimas piezas, junto a la soprano española Monserrat Caballé, con miras a la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1992, pero falleció por complicaciones con una bronconeumonía el 24 de noviembre de 1991. La canción significó mucho para los miembros del Comité Olímpico, que decidieron que el cantante tuviera una presentación póstuma con la proyección de un vídeo grabado unos años antes en el Festival de Montjuic en España.
Un entorno agitado
Una vez culminada la Segunda Guerra Mundial, la tarea a cumplir por el primer ministro británico Winston Churchill era asegurar el dominio de su nación sobre sus colonias en el mundo, sin embargo, estas pretensiones fueron derrotadas en elecciones ante el triunfo obtenido por Clement Attlee, del partido Laborista.
Una de aquellas colonias era la India, que había librado varias rebeliones para intentar desprenderse del yugo imperial, sin resultados positivos.
La respuesta a la violencia inglesa y a la ocupación colonial que ejercían desde el siglo XVIII, propició el nacimiento del movimiento independentista que para 1942 era liderado por Mahatma Gandhi, bajo una lucha caracterizada por la no violencia, aunque no estuvieron exentos de la agresión por el poder que estaba en juego. El 15 de agosto de 1947 la India logró su independencia de Gran Bretaña, y en esa misma época se definió el destino del país tras desacuerdos religiosos entre sikhs, musulmanes e hindúes, lo cual derivó en una división territorial y el nacimiento de Pakistán.
El niño Farrokh
En plena conmoción India, el 5 de septiembre de 1946 nació, en la costa africana de Zanzíbar, Farrokh Bomi Bulsara, hijo mayor de Jer y Bomi Bulsara, descendientes persas nacidos en la India. El asentamiento de la familia en esa zona se debió al trabajo del padre, que ostentaba el cargo de Tesorero del Tribunal Supremo de la Corona Británica.
Parte de la infancia del niño Farrok, criado en la antigua religión zoroástrica, transcurrió en la tranquila costa, y a los siete años fue enviado a un colegio internado llamado St. Peters, cerca de Bombay, para ser educado al estilo inglés, comenzando a dar los primeros pasos en la música al tomar lecciones de piano. Adoptó el nombre de Freddie en el colegio, por lo difícil de pronunciar su nombre verdadero, y luego fue costumbre en la familia. En el colegio participó no sólo de la actividad cultural, también destacó en el deporte. Armó su primera banda de rock, The Hectics, con la que amenizaban los actos escolares, iniciándose en los experimentos musicales al mezclar rock con ritmos indios y clásicos. Ahí comenzó la transformación de Farrokh a Freddie.

En 1964 Freddie y su familia, huyendo de los disturbios y la conmoción social que crecía en Zanzíbar, se trasladaron a Middlesex, Inglaterra, matriculándose en diseño gráfico y haciéndose miembro de la banda de blues Wreckage, que abandonó unos años más tarde para integrarse a la banda Smile, tras conocer a Brian May y Roger Taylor.
Hay muchas especulaciones sobre el origen del apellido adoptado por Freddie, algunas personas creen que ocurre después de escribir en 1973 My Fairy King, que en una de las estrofas dice: Mother, Mercury Mercury. Pero tal vez una de las más acertadas sea el intento del prolífico intérprete por rendir tributo al dios Mercurio.
The supernatural voice [La voz sobrenatural]
En el rock Mercury sea tal vez una de las “gargantas profundas”, según los últimos estudios científicos realizados en Suecia, Austria y Checoslovaquia. Freddie era barítono y lograba transformar su voz confundiendo a los expertos en la tonalidad, quienes consideraban que se trataba de un tenor, una voz melodiosa y grave, en la que el uso de falsetes, un poco vibrato, el control de los resonadores, la compresión y manejo del aire, le permitieron llegar a registros poco comunes en cantantes de rock, fácilmente pudo haber sido cantante de ópera.
Su voz se acopló sin miedo a las voces de Roger Taylor y Brian May, para entregar en cada canción una pieza única con sonoridades y registros variados, que eran parte de la atmósfera y de esa extravagancia que tanto amaba. “El exceso es parte de mi naturaleza. La opacidad es una enfermedad. Realmente necesito peligro y emoción. Nunca tengo miedo de arriesgarme”, declaró en una ocasión.
Se reconoce a Freddie como una de las mejores voces de todos los tiempos, pedestal que comparte con cantantes como Nina Hagen, Paul McCartney, Robert Plant, entre otros, que alcanzaron interesantes registros vocales. Pero la peculiaridad de Mercury era que podía sostener y superar en un vibrato los 7’04 hertzios, característica que lo diferencia de otros cantantes; en cuanto a tesitura probablemente puede ser superado por Georgia Brown, que cubría el registro más amplio del mundo, alcanzando hasta 8 octavas.
Freddie Mercury: él es la Queen
Una de las primeras irreverencias de Mercury es cambiar el nombre del grupo Smile a Queen: “Yo pensé el nombre Queen. Es sólo un nombre, pero obviamente es muy real y suena espléndido. Es un nombre fuerte, muy universal de inmediato. Visualmente tenía mucho potencial y estaba abierto a toda clase de interpretaciones. Yo era consciente de las connotaciones gay, pero era tan sólo una de sus facetas”, por lo que May no estuvo muy complacido al inicio, a diferencia de Taylor que aceptó de inmediato la propuesta.
Igualmente creó la imagen gráfica que definió a la banda. Inspirado en los símbolos que identificaban a la realeza, Queen debía tener su escudo de armas y los elementos que lo representaban eran los de los signos zodiacales de sus integrantes: Roger Taylor, Brian May, John Deacon y Freddie Mercury, a lo que se adiciona un elemento clave, el ave fénix.
De la mano de Mercury, Queen se convirtió en heredera del talento de artistas como Jimi Hendrix, The Beatles, The Rolling Stones, The Who, Pink Floyd, entre otros, a lo que hay que agregar su admiración a la ópera, en especial a la cantante Monserrat Caballé, y estrellas como Elvis Presley –el rey del rock ando roll de los años 50–, a quien Mercury seguía. Queen era parte de esa importante corriente musical que se rebeló contra los cánones culturales, transformando su historia y convirtiéndose en una leyenda inspiradora e influyente para nuevas generaciones.

Mientras realizaban la gira Magig Tour (1986), Mercury, cuyo vestuario rompía los estereotipos y marcaba un hito en la escena, irrumpió vestido con una capa y corona adornada de piedras preciosas: el cetro lo representaba el medio pedestal que sostenía el micrófono (lo adoptó tras ocurrir un error técnico en sus primeras presentaciones, cuando tratando de sacar el micrófono rompió el pedestal), o sea, todo estaba dado, era el cierre perfecto para entonar God save the Queen (1975), tema con el que acababa el espectáculo.
Si bien no tenían una marcada posición política, el propio nombre Queen era ambiguo, una burla a la monarquía, al tiempo de proclamarse reyes. En diversas canciones escritas por Mercury la crítica era parte de las letras, por ejemplo, en Killer Queen (1974) retrató la imagen de una monarca viviendo con lujos, capaz de negociar con gobiernos como los que representaban Kennedy y Khrushchev, a conveniencia y para mantener su estatus, “ella es una asesina”, dice. De igual manera, en Great King Rat (1973) nombra a un rey decadente que acaba de morir, reprocha a la religión, conminando a no creer todo lo que dice la Biblia –ya que adoctrina–, mientras pide a su madre que no los oiga; siendo quizás una forma de representar todo lo que podía ser un riesgo a su integridad física y emocional por su condición sexual, que en esa época era algo poco común.
Amor, el adiós
Freedie se enamoró de la que consideró su gran amor, Mary Austin. A ella dedicó uno de sus mejores temas: Love of my live (1975). Luego de seis años de romance, Mercury le confesó ser bisexual, y ella le aclaró: “eres gay Freddie”. Se separaron sentimentalmente y continuaron siendo amigos, de hecho cuando el ídolo falleció ella fue la heredera no sólo del 50% de su fortuna, sino también de su cuerpo, ya que sólo ella sabe donde están las cenizas de Mercury; otra excentricidad digna de la Queen.
La soledad siempre acosaba a Mercury, incluso antes de declararse abiertamente homosexual en 1983; era un solitario, intenso, en Somebody to love (1976) es explícita su soledad: “¿Puede alguien encontrarme a quien amar? (…) cada mañana que me levanto muero un poco (…) intento, intento pero todos quieren humillarme”.
Al aceptarse gay desató su vida amorosa, fiestas y excesos con alcohol, drogas y sexo, dando paso a la separación de la familia, ya que su padre era un religioso conservador y opositor al estilo de vida de su hijo. Freddie se contagió de sida en 1987, época en que los tratamientos para combatir el síndrome no eran muy avanzados (artistas de la talla de Rock Hudson se cuentan entre las víctimas fatales de la enfermedad).
May escribe para Freddie The Sow must Go on (1991), estrenada seis meses antes de la muerte del vocalista, cuyo texto reza: “¿Sabe alguien para qué vivimos? (…) pronto daré la vuelta a la esquina (…) el espectáculo debe continuar…”.
En la última etapa de su vida Mercury estuvo al lado del que sería su otro gran amor, Jim Hutton, a quien conoció en un bar; pese a la enfermedad del músico, Hutton se quedó a su lado, hasta que la leyenda de la música falleció en 1991.
Un día antes de morir, Mercury confesó, a través de un comunicado a la prensa, estar contagiado de sida, causando conmoción entre los fan. En la noche del 23 de noviembre se quejaba de fuertes dolores, siendo atendido por su pareja, Jim Hutton. El médico le aplicó morfina, a pesar de su alergia a este medicamento, pero al parecer ya no había esperanza. Al día siguiente, y tras el último esfuerzo físico del cantante por incorporarse, el suspiro lúgubre de la muerte llegó a Garden Lodge, su residencia… Silencio: ¡La reina ha muerto, inmortalidad a la reina!
VIDEO: Freddie Mercury & Montserrat Caballé – Barcelona (Live at La Nit, 1988)
VIDEO: Queen (Bohemian Rhapsody)