Por La Correo
Hace pocos días, Luiz Inácio Lula da Silva fue definitivamente imposibilitado para presentarse como candidato en las elecciones presidenciales del Brasil, a efectuarse el próximo domingo 7 de octubre.
Apresado, después de un juicio amañado e indignante para quien tenga el mínimo sentido de justicia, Lula ha tenido que bajar su candidatura, respaldada por el pueblo con casi un 40% de la intención de votos, según prestigiosas encuestas locales e internacionales.
De esta manera, para que el Partido de los Trabajadores (PT) no se reste de los comicios, Fernando Haddad, ex compañero de fórmula de Lula, asumió el reto de reconducir al país por la senda petista, partido que ha gobernado el país durante tres lustros, hasta que en 2016 vio interrumpida la gestión de Dilma Rousseff, a causa de un forzado proceso de destitución vía parlamentaria.
Pero, ¿quién es Fernando Haddad? Su currículo es prolífico, aunque la prensa derechista le baja el perfil. Descendiente de libaneses por parte de padre, tiene 55 años, está casado con una dentista con la que tiene dos hijos, se licenció en Derecho y cuenta con un máster en Economía y un doctorado en Filosofía. Su trayectoria política es igualmente importante, fue ministro de Educación de Lula en 2005 y siete años más tarde triunfó en las elecciones para la alcaldía de São Paulo, una de las ciudades más populosas del mundo y la mayor de Sudamérica, con 21 millones de habitantes.
Como alcalde paulista hizo frente a las movilizaciones previas al impeachment a Rousseff, con motivo del alza de las tarifas del transporte público. Periodo en que la oposición y la clase media –engrosada gracias a las políticas redistributivas del propio PT que sacó a millones de brasileños de la extrema pobreza– volcaron su descontento en contra del oficialismo en una coyuntura de crisis económica internacional.
Así, el nuevo candidato es además un requerido docente universitario de la Universidad de São Paulo, experto en la obra de Carlos Marx, al cual las y los estudiantes se disputan para matricular en sus clases de Teoría de Política Moderna, impartidas en el departamento de Ciencias Políticas de la mentada casa de estudios.
Aunque restan menos de cuatro semanas para las presidenciales en el país con el mayor PIB de América Latina, Fernando Haddad podría reencauzar la política local en la visión progresista y social del PT. Todo a contrapelo de Michel Temer, quien abandonará el poder como el más impopular de los presidentes brasileños desde el fin de la dictadura militar en 1985.
Desafíos y rivales
Según varios analistas, el gran desafío para Haddad será conseguir el apoyo del nordeste, una de las regiones más pobres del país, de la cual procede Lula.
En la vereda del frente hallamos a Jair Bolsonaro, político y ex militar, admirador de Donald Trump, quien representa la extrema derecha brasileña. Acérrimo defensor de las dictaduras militares del Brasil (1964-1985), capta una intención de voto que bordea un 24%.
Un tercer candidato a las presidenciales es Ciro Gomes, economista de centro izquierda del Partido Democrático Laborista (PDL), quien ha ganado terreno en el nordeste y las encuestas, hasta agosto, le otorgaban un 9% de intención de voto.
Por último, se presenta Marina Silva, ecologista y militante del partido REDE. Candidata a la presidencia en 2010 y 2014, en ambos comicios alcanzó el tercer puesto. Fue ministra de Medio Ambiente en el primer gobierno de Lula da Silva (2003-2008) y luego senadora (2008-2011). Hasta el mes pasado se quedaba con un 11% de las preferencias.








