Por Alejo A. Brignole*
Enfocar la mirada hacia adelante, hacia el horizonte arcano lleno de incertidumbres resulta siempre un ejercicio complejo, aunque no imposible. De la misma manera que se puede pronosticar la defunción de una empresa si se analizan sus constantes con detenimiento, pueden verse con claridad los decursos probables a la luz de ciertas disciplinas sociales o políticas.
Si el campo de estudio resulta América Latina, surge con fuerza una hipótesis oscura pero rica en indicios: Washington prepara los escenarios para una recolonización voraz de toda la región en este siglo XXI.
¿Y cuáles serían los síntomas indicativos de esta planificación a mediano y largo plazo? Pues muchos y de diversa naturaleza. El primero y más evidente es el despliegue operacional en toda la región, no sólo con la ampliación de las bases norteamericanas al sur de su frontera, sino la penetración doctrinal y colaborativa con los ejércitos regionales. Los intercambios bilaterales con las fuerzas policiales y la firma de acuerdos de asistencia militarizada mediante la DEA y otras agencias, sumados a la reactivación de la IV Flota en 2008, avalan esta tesis.
La prensa será el gran soporte para evitar la reflexión de las masas en un sentido crítico a la dominación.
Por otro lado, el trabajo de concentración mediática que promueve Washington en el hemisferio asegura que en el futuro se puedan producir giros dramáticos en materia social y política bajo el paraguas de contención del Poder Blando. La infantilización de los razonamientos colectivos y la invisibilidad del avance hegemónico son las metas de esa cobertura mediática híper concentrada. La prensa será el gran soporte para evitar la reflexión de las masas en un sentido crítico a la dominación. Fenómeno que, por otra parte, ya goza de salud.
El otro gran indicio lo tenemos en las nuevas infraestructuras que el mundo rico está realizando en las áreas productivas latinoamericanas con el denominado proyecto IIRSA, que no es otra cosa que una puesta a punto regional en materia de puertos, telecomunicaciones, gasoductos y tendidos viales para la minería extractiva. Las herramientas que asegurarán el expolio de recursos primarios hacia los centros de producción de las economías industrializadas ya comenzaron a desplegarse.
*Analista internacional