Por Raúl Soruco
Me encuentro caminando por el centro de La Paz, cerca de la Vicepresidencia del Estado Plurinacional, son casi las nueve de la noche, la hora en que emerge a las calles de la ciudad de los grupos de jóvenes de los bolivianos que bailan breakdance.
«La calle» es el particular y predilecto escenario escogido por los chicos y chicas para practicar su danza acrobática, ante la mirada furtiva de quienes transitan por el lugar. Con el propósito de conocer un poco más sobre estas tribus urbanas, sus costumbres, prácticas y deseos, nos acercamos al equipo de La Correo para charlar con uno de estos grupos, los autodenominados B-boy.
«La mayoría de los que practican este deporte nos denominamos rompedores, porque hacemos breakdance», cuenta Juan, uno de los jóvenes acróbatas de las calles paceñas. Además, explica que «a los chicos del grupo se les dice grandes muchachos ya las chicas grandes chicas».
«La importancia de este deporte reside en que es un momento en el que desahogas, baila, confraterniza con los demás, con nueva gente, no con los del centro», asegura Juan, quien parece llevar la voz cantante de los B- chico, aunque la organización del grupo parece ser más colectiva.
En su actividad no solo se relaciona con jóvenes de su barrio, lugar de estudio o trabajo, según dicen, se conoce gente de «todas partes». «Nos juntamos con chicos de El Alto, de Villa Fátima, de las villas en general, aunque buscamos un centro donde practicar, es más urbano, más calle», remarcan.
Mucho más que una danza
El breakdance es parte de un movimiento mucho más amplio, que se divide en varias tribus que se realizan distintas prácticas, y hay muchos eventos en los que participan. Al respecto Juan hace una paréntesis para aclarar que «el hip hop es una cultura». «Muchos confunden el baile con lo cultural, pero lo que se baila es el baile hip hop, el baile callejero, que es sólo una parte».
Juan está en lo cierto, generalmente se hipotéticamente al hip hop con la danza, sin embargo, el mapa de este movimiento involucrado variados estilos, como el breakdance, krumping, baile líquido, bloqueo, estallido, robot, tutting y uprock, entre otros .
Se dice que todo comenzó en los suburbios de Nueva York gracias al trabajo del jamaiquino DJ Herc, al iniciar la década del ’80. Pero el término hip hop fue utilizado por primera vez en la canción Rapper’s Delight, de The Sugarhill Gang, en 1979.
Además de la danza, en los eventos que mencionan los jóvenes, controlan la música. De la misma manera que trabaja el graffiti, «que es parte de la cultura que muchos no conocen», apunta Juan.
«Por esa razón nosotros nos dedicamos a enseñar parte de esta cultura, la esencia del breakdance. Muchos vienen por moda, por pose, no lo hacen de corazón, por eso son pocos los niños se quedan «, añade.
La naturaleza de la vida
El joven rompedor señala que en la danza «es como una esencia viva». «Estás vivo, estás aquí para demostrar que estás vivo y que vale la pena que la gente te vea y diga wow. Eso nos llena, nos da mucha satisfacción «, afirma.
«Otra cosa importante es que tenemos que saber llevar a un nivel más profesional, más educativo, porque piensan que nosotros somos el tiempo, que somos malandrinos, se confunden, que es exactamente lo contrario», remarca Juan, y agrega que la danza, como el deporte, es algo «totalmente sano».
«Nos enseña a ser humildes, el respeto a los mayores ya querer a sus compañeros después de una batalla», asevera, y explica que las batallas en el breakdance «son euforia pura» y al terminar «siempre hay un abrazo de respeto» para el contrincante.
«Las batallas pueden ser contra uno, dos contra dos o grupo contra grupo, constituyen el momento en que se ven tus habilidades, tu esencia. El objetivo es ganar, pero lo importante es demostrarlo al otro que tú sabes, es más una competencia de hermandad, de respeto al oponente «, concluye.
Los orígenes en las calles
Según Juan, «el breakdance nació en el Bronx, en los Estados Unidos, y fue creado en las calles por latinos y afroamericanos de los barrios pobres». Era una forma de ver el mundo de otra manera, desde su perspectiva «.
«El breakdance tomó mucha importancia, por eso existen academias de baile donde se enseña, pero nosotros elegimos la calle, el espacio donde confluimos todos, un espacio de plena libertad», apunta Juan, algo que no se entiende, el origen callejero de esta práctica.
Buena condición física y mental
«Mucha gente piensa que esta es una cultura de malandrinas, que somos maleantes, drogadictos, pero para poder hacer algo que tiene una buena condición física y mental», resaltan los jóvenes, además, considera que es algo que los aleja del alcohol y las drogas, y esto genera otras «oportunidades».
Respecto al estado físico, Juan diferencia entre las ciudades ciudades bolivianas, aunque no especifica las razones. «En Cochabamba se hace más poder movimiento acrobático, mientras que en La Paz se hace mucho más baile con estilo, con más creatividad, y en Santa Cruz solo power; a pesar de las referencias, somos como una familia, nos apoyamos unos a otros en los buenos y malos momentos «.
Por último, y por iniciativa propia, los jóvenes rompedores le enviaron un mensaje a su generación: «Abran la mente y el espíritu, dejen a un lado el alcohol y las drogas. Hagan breakdance, sigan sus sueños y tengan disciplina en su vida. Hay que romper los esquemas de la sociedad, cambiar uno mismo para que cambien los demás «.