En septiembre del presente año llegó a mis manos el libro de Carlos Aguirre Rojas, Pesquisa sobre el Che Guevara. Este fue un regalo de la pareja de filósofos cubanos Yohanka León y Félix Valdés, durante una visita a su casa en La Habana. La conversación allí giraba sobre los temas habituales de historia, política y filosofía, los cuales se mezclaban con la contingencia, buen humor y un cálido recibimiento de la familia Valdés León. Entre las muchas discusiones surgió un tema de interés común y recurrente: Fernando Martínez Heredia y la revista Pensamiento Crítico, una publicación clave en la Cuba revolucionaria que marcó un hito en el pensamiento crítico de la época[1]. Es ahí cuando Yohanka y Félix me dicen que hay un posible artículo de Ernesto Che Guevara en ella. Esto no resulta sorprendente, ya que la revista se destacó por publicar extensamente textos del Che Guevara[2], consolidándose, en palabras de Aguirre Rojas, como “la mejor revista de Ciencias Sociales de la Cuba revolucionaria hasta el mismo día de hoy” –valoración que suscribimos–. Entonces, ¿qué novedad podía tener tan solo un ensayo de Guevara en Pensamiento Crítico que ameritara la escritura de un libro?
La respuesta a esta interrogante se encuentra en el número 6 de Pensamiento Crítico. Este incluye un trabajo titulado “Bolivia. Análisis de una situación”, firmado bajo el seudónimo Ojarikuj Runa, cuyo significado en quechua es “Combatiente”. ¿Quién podría ser la persona detrás de tal autoría? A esta interrogante busca dar respuesta el trabajo de Carlos Aguirre en las poco más de 115 páginas que trae la edición cubana del libro. Ante la falta de evidencia concluyente, el autor recurre al método del microhistoriador italiano Carlo Ginzburg, basado en “conjeturas históricas fundadas, es decir, hipótesis plausibles y los más verosímiles posibles para la explicación fundada, racional e inteligente, del problema investigado”[3].
Para abordar esta compleja interrogante, Aguirre se aparta tanto de la lógica historiográfica tradicional, que presenta relatos simples como una sucesión de hechos sin análisis profundos; como de la postura postmoderna que diluye las fronteras de lo verdadero y lo falso, lo verdadero y lo imaginario y el relato historiográfico de la ficción histórica.

Aunque el libro no ofrece una respuesta taxativa sobre la autoría de “Bolivia…” –a falta de evidencia tajante y concreta–, Aguirre utiliza un enfoque metodológico coherente basado en función del objetivo de su investigación. Si logra o no su propósito es algo que deberá definir quien haga lectura de Pesquisa sobre el Che Guevara, sin embargo, los elementos tanto textuales como de indicio referidos a la forma estilística, ciertas metáforas y comparaciones, como los argumentos extratextuales y de contexto, constituyen pilares sólidos para indicar, primero por el camino del descarte (el autor descarta otros/as posibles creadores del texto como Ciro Bustos, Tamara Tania Bunke, Inti Peredo, Harry Pombo Villegas o Régis Debray); y luego por el de la afirmación, que quien firma bajo el nombre de Ojarikuj Runa no es otro que Ernesto Che Guevara.
El trabajo de Aguirre va más allá de conjeturar que “Combatiente” sea el mítico guerrillero. Mediante argumentos convincentes demuestra que la misión de Guevara en Bolivia no fue fruto del aventurismo, sino de una planificación basada en un plan estratégico guevarista de “crear dos, tres, muchos Vietnam” como forma de dispersar las fuerzas del imperialismo norteamericano mediante la continentalización de la revolución.
Como Guevara precisó: “en todos los países en que la opresión llega a niveles insostenibles, debe alzarse la bandera de la rebelión y esta bandera tendrá, por necesidad histórica, caracteres continentales. La Cordillera de los Andes está llamada a ser la Sierra Maestra de América, como dijera Fidel, y todos los inmensos territorios que abarca este continente están llamados a ser escenarios de la lucha a muerte contra el poder imperialista”[4]. En la misma línea de lo expuesto, en una entrevista a propósito de su ideal continental, Guevara expresó que la “internacional de la represión se responderá inevitable y naturalmente con la internacional de la lucha de los proletarios y de los campesinos contra el enemigo común”, razón por la cual “nosotros prevemos la organización de un frente continental de lucha contra el imperialismo y contra sus aliados internos. Ese frente será producto de una labor muy prolongada, pero cuando se materialice, será un golpe severo contra el imperialismo, no sé exactamente si será un golpe definitivo, pero será muy duro”[5].
Es justamente esta estrategia continental la que se busca llevar adelante con la instalación de la “guerrilla madre” o “escuela internacional de guerrilleros latinoamericanos” en Bolivia, la cual lejos de circunscribir sus objetivos a las fronteras de aquel país andino, buscaba ser el primer centro de operaciones y entrenamiento para un conjunto de combatientes latinoamericanos. Así, el establecimiento del centro guerrillero en la zona de Ñancahuazú fue parte de un plan de largo plazo, mediante el cual el Che pensaba continentalizar la acción guerrillera por América Latina. Junto con ello, y develando el conocimiento profundo sobre la situación política, social, cultural y militar del teatro de operaciones que demuestra el escrito de Ojarikuj Runa, el autor del Antimanual del mal historiador desecha la larga lista de “absurdas críticas que, a lo largo de más de medio siglo” le han hecho distintos autores “pretendiendo que no sabía a dónde llegaba, o incluso que no fue él quien eligió ir a luchar en Bolivia, o que esa fue una decisión solo coyuntural y de último minuto, realizada un poco al azar y otro poco a ciegas”[6].

Tras analizar los indicios textuales y contextuales recopilados por Aguirre, surge una pregunta ineludible: ¿cómo es que nadie anteriormente hubiera vinculado el seudónimo de Ojarikuj Runa a la figura de Guevara, pese a las evidentes coincidencias indiciarias entre las tesis planteadas en “Bolivia. Análisis de una situación” y las que el Che sostuvo como dirigente de la Revolución cubana y combatiente internacionalista por los pueblos del Tercer Mundo? Una posible respuesta podría ser que Pensamiento Crítico mostró una abierta simpatía por la guerra de guerrillas y la lucha armada, publicando una gran cantidad de trabajos dedicados a la temática, lo que podría haber diluido este trabajo específico dentro del enorme caudal de escritos dedicados a la cuestión de la lucha armada fundamentalmente en Asia, África y América Latina. Sin ir más lejos, desde su número inaugural en 1967 esta tendencia quedó demostrada con la publicación de trabajos como el del cura guerrillero Camilo Torres Restrepo o del peruano Ricardo Letts Colmenares, el cual bajo el seudónimo de Américo Pumaruna escribía sobre la lucha armada en Perú, revelando desde un inicio el recurso de camuflar la autoría real de un texto como fórmula de resguardo individual y colectivo de una cierta persona y su organización.
No obstante lo señalado, creemos que el mérito de la investigación de Aguirre no es tanto señalar la muy probable autoría del Che del documento sobre Bolivia, como enmarcar sus reflexiones sobre aquel en un cúmulo de trabajos anteriores que han puesto el énfasis en su praxis política, la cual incorpora un profundo trabajo teórico y de conocimiento histórico con una consecuente acción revolucionaria que le hizo poner sangre a sus ideas, entre los que destacan los escritos de Manuel Barbarroja Piñeiro[7], Fernando Martínez Heredia[8], Carlos Tabalada[9], Orlando Borrego[10], Michael Löwy[11], Néstor Kohan[12], entre otros.
Estas investigaciones, incluida la de Aguirre Rojas, han tenido por mérito atravesar una frondosa selva de mitos que han centrado la figura del comandante Guevara en un ícono voluntarioso y abnegado o como un representante prístino del “esquema delirante de Régis Debray”[13] del foco guerrillero. Ambas líneas de trabajo sobre el Che se emparentan a soslayar el complejo y rico itinerario intelectual de Guevara que lo llevó a intervenir en los más acuciantes debates marxistas posterior a la Revolución cubana, como el debate económico, la transición al socialismo, la estrategia y la táctica de la revolución de los pueblos del Tercer Mundo y su concepción teórico-política de un nuevo sujeto para la construcción del socialismo.
Estos elementos de conocimiento histórico que llevaron al Che a reflexionar de manera teórica la solución a los problemas prácticos desde la vereda de un marxismo abierto y heterodoxo permiten a Aguirre situarlo dentro de los tres marxistas más influyentes de la segunda mitad del siglo XX, junto a Mao Zedong y Frantz Fanon. Pesquisa… no solamente constituye un libro altamente recomendable por la temática interna que busca develar, sino sobre todo por constituir un esbozo aún más general sobre la praxis teórico-política del Che, alejada de las caricaturas y las simplificaciones que abundan sobre su persona. De esta forma, al tiempo que revisa la obra del argentino-cubano desde un enfoque teórico y estratégico, Pesquisa sobre el Che Guevara aporta cuestiones claves para entender su vigencia como símbolo revolucionario en América Latina, encumbrado en la más alta cúspide del pensamiento marxista y social latinoamericano.

Autor: Carlos Aguirre
Género: Ensayo
Editorial: USAC Centro de Estudios Urbanos y Regionales, 2022
Páginas: 92
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Pedro Lovera Chileno, historiador
[1] Esta revista fue uno de los mejores exponentes del marxismo revolucionario que buscó combatir la ortodoxia soviética y su visión manualizada del marxismo. Habitualmente se reconoce que al interior de Cuba se dio una batalla entre dos formas de concebir esta doctrina: “aquellos que pensaron a la revolución como una repetición –sui generis, si se quiere– de la experiencia del socialismo euroriental en territorio caribeño, y aquellos otros que, sin rechazar ni darle la espalda a la experiencia mundial del socialismo, pretendieron abrir y crear un camino propio hacia la sociedad sin clases, ni Estado ni dominación social”. Esta tarea de crear un socialismo de acuerdo con la realidad cubano-caribeña era de tal envergadura que el presidente Osvaldo Dorticós la equiparó con “incendiar el Océano”. La cita corresponde a Néstor Kohan en su texto “Pensamiento Crítico y el debate por las ciencias sociales en el seno de la Revolución cubana”, sin embargo, se puede encontrar ampliamente la contraposición de estas dos tendencias en los mismos protagonistas del debate: Martínez, Fernando. El ejercicio de pensar. La Habana: Ciencias Sociales-Ruth Casa Editorial, 2010; Cátedra Gramsci, Instituto Cubano de Investigación Cultural Juan Marinello (Coordinación). Incendiar el océano. La Habana: Editorial Caminos, 2019.
[2] 35 artículos y dos números completos (el 9 y el 14) dedicados a su persona.
[3] Aguirre, Carlos. Pesquisa sobre el Che Guevara. Las Villas: Feijóo, 2023, p. 28.
[4] Guevara, Ernesto. “Táctica y estrategia de la revolución latinoamericana”, en: Escritos y discursos, Tomo 9. La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1977, p. 238.
[5] Guevara, Ernesto “Entrevista de prensa para seminario Revolution Africane», en: Escritos y discursos, Tomo 9. La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 1977, p. 337.
[6] Aguirre, Carlos. Pesquisa sobre el Che Guevara. Las Villas: Feijóo, 2023, p. 19.
[7] Piñeiro, Manuel. Che Guevara y la revolución latinoamericana. Bogotá: Ocean Sur, 2006.
[8] Martínez Heredia, Fernando. Las ideas y la batalla del Che. La Habana: Ciencias Sociales-Rut Casa Editorial, 2012.
[9] Tablada, Carlos. El pensamiento económico del Che. Barcelona: Edhasa-Ruth Casa Editorial, 2017.
[10] Borrego, Orlando. Che el camino del fuego. Buenos Aires: Hombre Nuevo, 2002.
[11] Lówy, Michael. El pensamiento del Che Guevara. México: Siglo XXI, 1971.
[12] Kohan, Néstor. Ernesto Che Guevara el sujeto y el poder.
[13] Sánchez Vásquez, Adolfo. De Marx al marxismo en América latina. México: Itaca-Universidad Autónoma de Puebla, 1999, p. 169. El texto de Debray. al que Aguirre cataloga de renegado y traidor, es Revolución en la revolución, el cual habría sido estudiado y criticado por el Che cuando el propio filósofo francés le hizo entrega de este en Bolivia.