Resiliencia económica boliviana

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En 2024, Bolivia ha enfrentado diversos desafíos económicos que no solo reflejan dinámicas internas, sino que también responden a un contexto de agresiones externas destinadas a socavar la estabilidad de su modelo soberano y redistributivo. Este modelo, implementado como una estrategia para abordar la histórica deuda social, ha enfrentado agresiones similares a las sufridas por otros gobiernos de la región que han optado por enfoques similares.

El país enfrentó un déficit comercial de 464 millones de dólares durante el primer trimestre, lo que generó especulación y desestabilizó el mercado cambiario, especialmente en el dólar paralelo. Sin embargo, las políticas orientadas a fortalecer el mercado interno y priorizar las exportaciones sobre las importaciones lograron restablecer el equilibrio. Actualmente, las cifras emitidas por el Instituto Nacional de Estadística (INE) son favorables y reflejan un superávit de más de 68 millones de dólares.

Es inevitable mencionar los ataques dirigidos contra las monedas de países que priorizan el bienestar de la población por encima de los intereses de las grandes corporaciones. Un claro ejemplo es Venezuela, que ha sufrido ataques sistemáticos diseñados para erosionar la confianza tanto en su moneda como estos gobiernos progresistas. Estas acciones no solo buscan deslegitimar, sino que forman parte de una estrategia político-económica orquestada para impedir el fortalecimiento de gobiernos sociales que protegen sus sectores estratégicos.

A pesar de los desafíos derivados del desequilibrio y la especulación sobre el tipo de cambio, la economía ha vuelto a demostrar su alta capacidad de resiliencia, respaldada por cifras positivas. Entre abril y septiembre, los saldos superaron los 130 millones de dólares. El gobierno sigue comprometido con la defensa de la economía popular, manteniéndose alejado del enfoque argentino, que aplica las recetas tradicionales del Fondo Monetario Internacional (FMI) para definir políticas públicas y sociales. En contraste, el Estado boliviano ha priorizado principios de equidad e inclusión.

La recuperación comercial no se refleja solo en cifras, sino que representa una clara señal de resistencia y un paso hacia la soberanía económica. Este avance, es un desafío que tiene el potencial de consolidarse a largo plazo mediante el fortalecimiento de la industria nacional. Además, las futuras inversiones que Bolivia podría atraer como parte del bloque BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) constituyen un valor añadido que contribuirá a estabilizar el mercado interno.

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Cris González Directora

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