Un esbozo al pasado contemporáneo
Para comprender el presente, es preciso conocer y entender los procesos históricos ocurridos que dieron paso a cada uno de los acontecimientos de la actualidad. Por tanto, para iniciar la trayectoria de estudio, un excelente punto de partida en el siglo XX, es la Segunda Guerra Mundial. Si bien, hay otras fuerzas profundas aplicables, esta coyuntura en particular condensa y desprende los escenarios que, en su mayoría, se están desenvolviendo actualmente.
Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial, el mundo quedó dividido entre dos grandes potencias “vencedoras”, los Estados Unidos de América (EE.UU.) levantando las banderas del capitalismo, y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) con las banderas del comunismo, dando así inicio a la “Guerra Fría” (1945-1991), que se caracterizó por la rivalidad en los ámbitos ideológico, político, económico, militar, deportivo, científico, espacial y tecnológico entre ambas potencias. Esta coyuntura es el mejor ejemplo para explicar la importancia de la transversalidad; un enfoque holístico constituye el todo plenamente, esta carrera emprendida entre ambas potencias buscaba demostrar cuál era la mejor potencia; y absolutamente cada tema, sumaba a la rivalidad.
Durante este período se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, con el objetivo fundamental de mantener la paz y la seguridad internacional, la resolución de conflictos, fomento de las relaciones amistosas entre las naciones, y promoción del progreso social, mejores condiciones de vida y derechos humanos. También se crearon otras organizaciones regionales como la Comunidad Económica Europea (1958) (primer antecedente de facto de la Unión Europea), y organizaciones multilaterales como la OTAN (1949), que se crea como una alianza única entre EE.UU. y el continente europeo para “proteger” a los países del Occidente europeo de la “amenaza” que suponía la URSS y para contrarrestar la expansión del comunismo.
Posteriormente, la caída del Muro de Berlín en 1989 simbolizó el fin de la Guerra Fría y la división de Europa, marcando un hito en la historia contemporánea. Este acontecimiento fue seguido por la disolución de la URSS en 1991, formándose Rusia, Ucrania, Letonia, Estonia, Lituania, Moldavia, Armenia, Azerbaiyán, Kazajistán, Uzbekistán Turkmenistán, Kirguistán, Tayikistán, Belarús y Georgia; lo que consolidó a Estados Unidos como país hegemón.
En este nuevo escenario global con EEUU como potencia unipolar, surge el nuevo “ismo” del terrorismo como una táctica perversa para la promoción de intereses u objetivos por parte de determinados actores. Surge así, con los hechos del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos con el derrumbe de las torres gemelas que dieron el necesitado argumento para emprender las intervenciones militares en países como Afganistán e Irak. Hecho que nunca fue discutido a groso modo o condenado en el concierto de naciones.
La guerra de Irak, iniciada en 2003, fue una invasión injustificada, o muy bien justificada por parte de Estados Unidos y sus aliados, a causa de los cuantiosos recursos naturales de este país, la cual socavó el equilibrio político y social en la región, dando lugar a conflictos prolongados y complejos que hoy día permanecen en el Oriente Medio.
Por otra parte, la crisis económica y financiera global del 2008 tuvo un impacto devastador en la economía mundial. Originada en Estados Unidos por la crisis hipotecaria, se extendió rápidamente a nivel internacional, afectando a los mercados financieros, el empleo y el crecimiento económico a nivel global. Esta crisis puso de manifiesto la interconexión de los sistemas financieros globales y la necesidad de una mayor regulación y supervisión, poniendo en riesgo la era de la globalización impulsada por el capitalismo a beneficio de pocos.
Además, en el año 2010 ocurre la «Primavera Árabe». Un conjunto de movimientos populares en países del Oriente Medio y el norte de África, incentivados por potencias foráneas que buscaban derrocar gobiernos adversos al hegemón. Estos acontecimientos desencadenaron cambios significativos en la región, iniciando conflictos internos y crisis humanitarias que aún siguen sin resolverse.
Entretanto, el crecimiento de China a inicios del siglo XXI como una potencia económica y militar ha reconfigurado el equilibrio de poder a nivel mundial. El crecimiento sostenido de la economía china y su influencia cada vez mayor en los asuntos internacionales han generado un nuevo escenario geopolítico que plantea desafíos y oportunidades para el resto de las potencias mundiales.
Y por este lado del mundo, el siglo XXI ha sido del resurgimiento del progresismo para América Latina y el Caribe, con los contratiempos que representa la geopolítica de la región y el debate histórico de las luchas de clases.
Problemas globales de seguridad en la actualidad
Con este breve esbozo histórico, se puede partir a comprender las problemáticas acontecidas a nivel global, el cual vuelve a mantenerse bajo dos importantes polos de poder, y como bien lo diría Wallerstein, “El cambio es eterno. Nada cambia jamás”, es como la lucha entre el bien y el mal y su relatividad. Uno de estos polos de poder se enfoca en la defensa del mantenimiento del decadente status quo desde 1991 de la unipolaridad, liderado por EE.UU.; y el otro, encabezado no por un país, sino por un bloque de países cuya bandera es el crecimiento sostenido para todos aquellos países proclives al multilateralismo, actualmente impulsado y caracterizado esencialmente en el BRICS+.
Brics+ es una plataforma global que fomenta la innovación, la colaboración diversa y la sostenibilidad en 186 países, conformada por Brasil, Rusia, India, China, Sudáfrica, Egipto, Etiopía, Irán, Arabia Saudita y los Emiratos Árabes Unidos con el compromiso al avance económico mundial y cuya misión es la creación de nuevos y únicos puntos de interacción internacional sobre el desarrollo de la economía, cultura, responsabilidad social y medicina orientadas al medio ambiente, a través de la cooperación interestatal e intersectorial en beneficio del mundo multipolar y pluricéntrico.
Por consiguiente, este bloque representa una amenaza directa a los intereses estadounidenses, los cuales son obedecidos por sus lacayos europeos, generando como consecuencia un amago al decadente eurocentrismo impregnado en el mundo desde el siglo XVI. Ahora bien, la pugna de polos está representada directamente por Occidente (EE.UU. y sus lacayos) y, Rusia y China.
La relación estratégica de alto nivel Rusia-China, es un lazo fortalecido en la década del 2010 y la actual del 20, derivada principalmente del hostigamiento de Occidente a China y su crecimiento abismal en el sector económico, financiero y tecnológico. Por su parte, la Federación de Rusia con su inmenso territorio y posicionamiento geográfico, los recursos naturales que posee, la influencia histórico-cultural que mantiene con los países limítrofes y el ascenso de Vladímir Putin como líder del país, hace que continúe siendo una amenaza para Occidente.
Guerra multidimensional
En la actualidad se percibe una guerra de corredores geográficos-económico-comercial entre el G7 (EE.UU., Alemania, Reino Unido, Francia, Italia, Canadá y Japón) y los Brics+, por el uso y control de los principales corredores y el establecimiento de nuevos y más eficientes. Ante la inminente puesta en marcha de la nueva ruta de la seda, la cual tiene 3 derivaciones, la ruta continental, la marítima y la del ártico, proyecto ambicioso de China al cual se han adherido más de 100 países, Occidente, desesperadamente ha buscado proyectos que puedan hacer frente a semejante proyecto. El que más ha tenido aceptación de Occidente, fue presentado en la cumbre del G20 del 2023, el corredor India-Medio Oriente-Europa que persigue aumentar en un 40% el comercio entre India y Europa. Al momento de ser anunciado este proyecto, fue expuesto como un proyecto para contrarrestar la influencia creciente de China en la región.
Por otro lado, en la esfera de la tecnología, China se continúa impulsando, desarrollando e innovando en este sector de forma amenazadora, lo que convierte en una zona atractiva para Occidente, especialmente EE.UU. y Reino Unido, la isla de Formosa, como punto sensible para la soberanía y defensa china. Taiwán, a nivel tecnológico tiene la industria de semiconductores muy desarrollada, por lo cual su atractivo se incrementa, siendo de vital importancia en la política exterior y comercial de EE.UU.
También, la guerra mediática es una inyección permanente de los grandes conglomerados a la población mundial. Propagandas de rusofobia, islamofobia, creación de fake news, la censura de medios rusos y otros, forman parte de la guerra mediática que busca viciar o tornar el pensamiento crítico en un pueblo autómata sesgado que corresponda al interés de turno. Lo cual se convierte en una problemática mayor, debido a maniobras de dispersión que buscan desviar la atención a los verdaderos problemas del mundo, a minucias que guían a la descomposición de la sociedad y la familia.
Loana Salcedo Soto Venezolana, analista internacional
Gracias por la información, es de reflexionar, investiga y más o menos acercarme a la verdad sin caer en las manipulaciones de la mediática dominante
Gracias por rel material