“No basta con ser revolucionario y partidario del socialismo o comunista en general. Debes ser capaz en cada momento particular de encontrar el eslabón preciso de la cadena que debes agarrar con todas tus fuerzas para sostenerla toda y prepararte firmemente para la transición al siguiente eslabón.
El orden de los eslabones, su forma, la manera en que se unen, la forma en que se diferencian entre sí en la cadena histórica de acontecimientos, no son tan simples como los de una cadena hecha por un herrero”
VI Lenin
Vladimir Ilich Lenin, líder revolucionario y arquitecto de la Revolución rusa de 1917, ha dejado una marca indeleble en la historia del siglo XX. Recordamos su centenario de muerte con admiración. Generaciones de hombres y mujeres de izquierda se han identificado con su pensamiento. Aunque queda mucho por conocer e internalizar de sus ideas y llevarlas a la práctica, honramos su vida que terminó un 21 de enero de 1924.
Aquí presentamos algunos de sus legados:
Lenin lideró la Revolución de Octubre de 1917, que resultó en la creación de la Unión Soviética y el establecimiento de un gobierno socialista basado en los principios del marxismo. Esta revolución marcó un hito significativo al poner fin por completo a la monarquía e imperio ruso y establecer un nuevo orden político y social. La Rusia zarista había entrado a la Primera Guerra Mundial con una población que moría de hambre.
Con el triunfo de la Revolución Bolchevique en octubre de 1917, Lenin abogó por la autodeterminación de los pueblos y la abolición de la opresión imperialista. Bajo su liderazgo, se firmó el Tratado de Brest-Litovsk en 1918, poniendo fin a la participación de Rusia en la Primera Guerra Mundial y garantizando la independencia de varias naciones que estaban bajo dominio imperial.
Lenin implementó la Nueva Política Económica (NEP), un conjunto de medidas que permitieron la liberalización económica después de la Guerra Civil rusa. Esta política contribuyó a la recuperación de la economía del país, permitiendo a los agricultores tener autonomía y a los pequeños empresarios participar en la nueva economía. «Nuestra tarea inmediata no es ‘introducir’ el socialismo, sino solo poner la producción social y la distribución de productos bajo el control de los soviets de diputados obreros…», escribió Lenin.
Se destaca también el hecho de que el líder bolchevique desempeñó un papel clave en la promoción de la igualdad de género. Durante su gobierno, se legalizó el divorcio y se otorgaron derechos a las mujeres, incluido el derecho al voto. Estas medidas sentaron las bases para futuras luchas feministas en la Unión Soviética.
El líder de la Revolución también estableció las bases para el sistema educativo en la Unión Soviética, priorizando la educación universal y gratuita. Su enfoque en la alfabetización y la educación contribuyó al desarrollo intelectual y cultural del país.
Su visión revolucionaria inspiró movimientos en todo el mundo que buscaban un cambio social basado en la igualdad y la justicia.
Lenin sufrió un intento de asesinato en 1918, lo que afectó su salud. En 1924, murió a los 53 años de edad debido a complicaciones derivadas de un derrame cerebral. Su cuerpo fue embalsamado y se encuentra en el Mausoleo de Lenin en la Plaza Roja de Moscú.
La trascendencia de Lenin, su papel gravitante en la Revolución rusa con la determinación revolucionaria que tuvo para implementar un mundo más justo, deviene en un paradigma que también requiere este siglo XXI.
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Correo del Alba