¿Cuál fue el origen de los Derechos Humanos y su importancia?
Los Derechos Humanos se proclamaron por vez primera durante la Revolución francesa de 1789, bajo el título Declaración de los derechos del hombre en sociedad; aunque en realidad fueron el primer paso en firme de un largo proceso cultural que tiene raíces en las distintas concepciones de la “dignidad humana”.
¿Cómo surgió la Declaración de los Derechos Humanos?
El primer proyecto de la Declaración se propuso en septiembre de 1948 y más de 50 Estados miembros participaron en la redacción final. En su resolución 217 A (III) del 10 de diciembre de 1948, la Asamblea General, reunida en París, aprobó la Declaración Universal de Derechos Humanos.
En la antesala de la celebración del 75 aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos realizada allá en 1948 subyace una subjetividad neoliberal y capitalista con recurrentes violaciones de los fundamentales y humanos, aupados e invisibilizados por la comunidad internacional y la tutela hegemónica de Estados Unidos, secundada por Israel, que siempre vienen impulsando una selectiva defensa de derechos que tienen afinidad con las lógicas y dinámicas del gobierno federal estadounidense, que hace caso omiso a la defensa, mientras existe una recurrente subversión política e ideológica que comete transgresión de la soberanía y libre determinación de los pueblos que no responden a la tortuosa y decadente neocolonialidad del consenso de Washington.
Hace pocos días la Doctrina Monroe celebró su bicentenario con una refuncionalización que la denominados como 2.0, que huele a guerra fría de cuarta y quinta generación, que nunca desapareció, por el contrario fue ratificada su vigencia por el Congreso norteamericano, la que tiene un amplio ámbito de acción en la que subyace la denominada ayuda humanitaria que es muy bien conocida cómo sus manuales ejecutan acciones estratégicas de una geopolítica de la dominación para perseguir, intervenir y boicotear a los pueblos y naciones con democracia popular que hacen uso de la carta fundacional de las Naciones Unidas, específicamente del principio de la libre autodeterminación, pigmentada de bloqueo, medidas coercitivas unilaterales, sanciones, órdenes ejecutivas y un permanente asedio e injerencia como es el caso concreto de Cuba, Nicaragua y Venezuela, que no responden a las agendas y manuales construidos por los laboratorios de inteligencia y tanques de pensamiento estadounidenses.
Las buenas intenciones de las Naciones Unidas, plasmadas en una declaración con sus Derechos Humanos, recurrentemente violados, no pasan de un tortuoso andamiaje salpicado de genocidio como lo que viene aconteciendo con el pueblo de Palestina, en donde Estados Unidos tiene el poder de vetar las resoluciones de la Asamblea General, en los Consejos de ONU Seguridad y Derechos Humanos, sigue el exterminio y la niñez y neonatos palestinos que constituyen una amenaza para el proyecto ocupacionista del sionismo, que desnuda un tinte de supremacía, ya que geopolíticamente los intereses tienen que ver con el control de los recursos naturales abundantes en el subsuelo de Gaza, prisión a cielo abierto hoy convertida en cementerio común de cuerpos desmembrados, escuelas y hospitales destruidos gracias al poder de los complejos militares, industriales y financieros que concentran y acumulan riqueza como expresión de la demencial operación militar sionista.
La aldea global, completamente insensible e inhumana, al parecer ha naturalizado el exterminio de la niñez y adolescencia de Palestina que para el lobby sionista israelí no existen derechos, porque hay que exterminar a hordas terroristas convertidas en amenaza inusual para el proyecto neocolonial ocupacionista, que pretende controlar la gran franja marítima en Asia Occidental, a fin de consolidar el control de rutas de comercio muy importantes para la alianza estratégica sionista e imperialista. Irán sancionada y que tiene un gran desarrollo socioeconómico, tecnológico y científico, su Revolución islámica que camina a los 45 años, jamás se someterá al ajedrez injerencista norteamericano, el que atraviesa un crisis sistemática de su modelo unipolar, unilateral, que abre conflictos en el mundo; ya no es el mismo, porque su hegemonía está en franca decadencia, pero es muy peligroso su comportamiento porque puede desencadenar conflictos en racimo y continuar pisoteando el Derecho Internacional, derecho internacional humanitario y toda la estructura de instrumentos de Derechos Humanos que se han edificado en Naciones Unidas. Mientras tanto, la Corte Penal Internacional (CPI) no les inmuta, por el contrario, impera la más absoluta impunidad.
En Latinoamérica hay una impronta y enracimado de dictaduras sangrientas en el denominado Cono Sur que cometieron una desastrosa y nefasta violación de Derechos Humanos, crímenes y delitos de lesa humanidad, que aún demandan e interpelan a la memoria por verdad y justicia con reparación.
Hace pocos días falleció, a los 100 años, el arquitecto e ideólogo de la subversión política e ideológica estadounidense Henry Kissinger, que llevó en sus espaldas más de dos millones de seres humanos y que se fue en la más absoluta impunidad.
El Plan Cóndor, hoy también 2.0, tuvo su más perversa intervención en Chile, Argentina, por mencionar con miles de víctimas mortales humanas, que aún demandan el aparecimiento y recuperación de las identidades de hijos y nietos de Madres y Abuelas de Plaza de Mayo, emblemática organización argentina que permitió que la ESMA en Buenos Aires, centro de represión, de tortura, desaparición forzada, juzgamientos extrajudiciales, hoy esté convertido en museo de la memoria, que corre un serio peligro de desaparecer con la asunción presidencial de Javier Milei prosionista un neoliberal libertario, negacionista de derechos.
Aún en Chile flotan las sombras neofascistas pinochetistas y una Constitución que evidencia la ignominia y oculta las mortecinas cloacas de desapariciones y violaciones de Derechos Humanos y fundamentales; a propósito el 17 de diciembre el pueblo chileno acudirá a la aprobación o negación de un proyecto de Constitución hecho a la imagen y semejanza de las oligarquías neofascistas, para las que el dictador y criminal de lesa humanidad Augusto Pinochet constituye su emblema de democracia y libertad.
En Colombia no cesa el boicot permanente de una oligarquía política que rotuló como falsos positivos a más de seis mil 200 jóvenes víctimas de los manuales estadounidenses y del Mossad sionista e israelí, a las mesas de diálogo que vienen construyendo la paz, a fin de convertir a Colombia en potencia mundial de la vida.
Una segunda oleada progresista de diferente matiz político e ideológico evidencia que para el Comando Sur la región latinoamericana es un objetivo económico y geopolítico, por la abundancia de recursos naturales energéticos como gas, petróleo, minería metálica y no metálica, el triángulo del litio, grandes reservas de agua dulce, que son muy importantes para el imperialismo estadounidense, así como la subversión en contra de Cuba rotulada como patrocinadora del terrorismo, Nicaragua, Venezuela, que no responden al Consenso de Washington.
Es importante mencionar que en Quito, Ecuador, en 2022 se realizó la Cumbre Continental de Seguridad, con presencia de la máxima comandante del Comando Sur, generala Laura Richardson, en donde todavía desde el Río Bravo hasta el estado de Esequiba venezolana, les pertenece, por lo que evocando lo expresado por el general Simón Bolívar: “los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia a plagar de miseria a la América en nombre de la libertad”, es decir, Latinoamérica para los estadounidenses, penetrada de bases militares, un gran agencismo de Usaid, NED, bases cibernéticas, el Pentágono, agentes de la CIA, Mossad y todo un entramado de operadores políticos a través de regímenes neoliberales autoritarios, dictatoriales, como es el caso del Perú que conmemora un año del golpe de Estado en contra del presidente Pedro Castillo Terrones, con un velo de impunidad y de víctimas mortales al que se suma el excarcelamiento del expresidente Alberto Fujimori, sentenciado por crímenes de lesa humanidad.
En Ecuador es notoria la continuidad de un régimen neoliberal que no termina de cuajar en las demandas sociales y populares, que es expresión de la persecución política selectiva, proscripción de derechos políticos, implementación del odio político selectivo, justicia selectiva, el lawfare y fake news, en donde el joven presidente milenial Daniel Noboa ha manifestado la guerra para combatir a las bandas de delincuencia organizada, el narcotráfico que permeó a las cúpulas de Policía y de las Fuerzas Armadas con crímenes violentos, inseguridad, caída del empleo, pobreza multidimensional.
Durante una década fue considerado el jaguar latinoamericano por abundantes datas de desarrollo socioeconómico, una gran infraestructura social y física, hoy convertido en uno de los países con violencia e inseguridad más altos del mundo, a los que se adhieren los apagones energéticos que golpean a las clases subalternas y populares.
Se cumple otro aniversario de la Declaración Universal de los Derechos Humanos y las violaciones no paran, porque constituyen un gran negocio para el neoliberalismo autoritario y capitalismo salvaje que fabrica armas para transgredir y vulnerar el pleno ejercicio de derechos en los hechos salpicados de genocidio, crímenes y delitos de lesa humanidad. La lucha de clases cada vez más expresa sus contradicciones y el modelo neoliberal sigue su marcha generando injusticia social.
¡Ay la doble moral estadounidense y el sionismo punta de lanza de genocidio y exterminio que se resiste al nacimiento de un nuevo orden mundial multicéntrico y multipolar que la apuesta al respeto de la libre autodeterminación y los derechos fundamentales y humanos!
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Luis Ernesto Guerra Ecuatoriano, analista político y activista de Derechos Humanos
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