La recién nombrada encargada de Negocios de Estados Unidos en Bolivia, Debra Hevia, ha estado vinculada a operaciones de inteligencia y estrategias de desestabilización en el pasado, en un contexto que sigue generando preocupación.
Hevia arribó al país el jueves pasado con el mandato del gobierno estadounidense de «fortalecer las relaciones bilaterales, promover los valores democráticos y expandir los lazos comerciales, educativos y culturales entre ambas naciones».
Sin embargo, según una publicación del diario La Época, Hevia ocupó un cargo en el Centro de Operaciones del Departamento de Estado (DOS), un espacio conocido por su implicación en la elaboración de estrategias de desestabilización. Este centro ha sido señalado como un grupo de trabajo dedicado a tareas de inteligencia y operaciones especiales del Departamento de Estado, y es el mismo lugar desde el cual Philip Goldberg continuó operando después de ser expulsado de Bolivia en 2008. Goldberg fue expulsado por respaldar acciones de violencia de la oposición antidemocrática, según informes de inteligencia política proporcionados por la Administración de Control de Drogas (DEA), que también fue expulsada ese mismo año.
Según el análisis del politólogo y experto en asuntos internacionales Hugo Siles, la designación de Debra Hevia como encargada de negocios de Estados Unidos en Bolivia refleja un intento por parte de Estados Unidos de ajustar su equipo diplomático en respuesta a la creciente influencia de nuevos bloques multipolares en la región y a la presencia de gobiernos progresistas de izquierda en América Latina.
Siles hizo hincapié en que desde 2011 se encuentra en vigor un acuerdo diplomático y comercial que establece el respeto mutuo y la no injerencia en asuntos de política interna entre Bolivia y Estados Unidos. En este sentido, argumentó que, siempre y cuando se cumpla con este compromiso, no debería haber ningún problema. Además, destacó que el gobierno de Luis Arce ha reafirmado sus relaciones diplomáticas bajo el principio de no injerencia en los asuntos internos de otros países, incluyendo a Estados Unidos.
Sin embargo, el perfil de Hevia, que está precedido por funcionarios con conexiones a operaciones de inteligencia y campañas subliminales, genera preocupación. Según el informe de La Época, su actividad previa en otros países latinoamericanos y caribeños podría potencialmente significar una coordinación de acciones de desestabilización que hasta ahora no había tenido un líder conductor. Esto es un aspecto al que el Gobierno boliviano deberá prestar una atención especial.
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Correo del Alba