Neruda…Mírame desde el fondo de la tierra

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En el campo chileno, en Parral, el 12 de julio de 1904, en pleno invierno, quizá en un día gris y frío, vino al mundo uno de los poetas nuestroamericanos más grandes.

De nombre Neftalí Reyes, su temprana inmersión en el amor y la política, a través de la poesía y la militancia, lo trasladaron al cénit de la literatura. Con obras como Residencia en la Tierra, compuesta por una serie de libros de poemas escritos durante varios años, desde la década de 1920 hasta la de 1940, consta de tres volúmenes: Residencia en la Tierra (1925-1931); Residencia en la Tierra (1933) y Tercera residencia (1935-1945). Estos poemas reflejan la preocupación del autor por el mundo y sus experiencias personales, siendo consideradas como una de sus obras más importantes. 

Estravagario, libro de poemas publicado en 1958, es una obra lírica que abarca una variedad de temas y emociones, y muestra la evolución de la poesía de Neruda a lo largo de su vida.  Asimismo, en Odas elementales, temática particular dentro de su poesía, Neruda escribió numerosas odas en las que celebraba aspectos cotidianos de la vida, objetos, personas y lugares. 

«Alturas de Machu Picchu», parte integrante del Canto General, es uno de sus poemarios más famosos. Está inspirado en su visita a las ruinas de Machu Picchu, en Perú, y es considerada una obra maestra de la poesía universal. Allí explora temas como la historia, la cultura indígena y la relación entre el ser humano y la naturaleza. “Alturas…” es un referente en la literatura universal.

Tenía tres casas famosas, con nombres propios: La Sebastiana, La Chascona, la Casa de Isla Negra. Todas están llenas de objetos inimaginables que compró o recibió como obsequios en todo el mundo, a la par que reflejan lo sofisticado de un hombre de letras de una vasta cultura y de una exquisitez asombrosa.

Neruda fue escritor, periodista, diplomático y poeta comunista. Entre los hitos más relevantes de su vida como diplomático y militante hallamos la coordinación del Winnipeg, un barco donde trasladó en 1939 –salvándoles sus vidas–a dos mil refugiados españoles de la Guerra Civil, hasta Chile.

Incursionó en la política electoral como candidato presidencial por el Partido Comunista (PC) en 1970, pero renunció en aras de la unidad de las fuerzas de izquierda en favor del partido del candidato socialista, Salvador Allende, que lideró la coalición de la  Unidad Popular (UP), triunfando en las urnas el 4 de septiembre de aquel año.

A 50 años de su asesinato, lo recordamos como la memoria viva de un pueblo que dio al mundo un ser de la talla de Pablo Neruda, seudónimo que utilizó por primera vez en 1921 en honor al poeta checo Jan Neruda y que legalizó 20 años después.

Si bien ha prevalecido su poesía amorosa, con Veinte poemas de amor y una canción desesperada, el poemario más vendido en la historia de este género, escrito cuando tenía 18 años, cuando aún vivía en su natal Parral, esto no borra su preocupación por el curso de su tiempo y la carga histórica que esta conllevó, expresando en sus versos: “Rosa, tú crees que yo te he olvidado porque me preocupo por el pueblo. No, Rosa, yo te amo”

. y que plasmó en infinidad de obras: contra Franco; a favor o en contra de Stalin en Las uvas y el viento; en amparo a sus amadas juventudes comunistas, a quienes lega parte de sus propiedades materiales; al PC, en el que militó hasta el final de sus días.

También escribió versos a personajes diversos: uno contra Franco en España; a Stalin en Las uvas y el viento; a las Juventudes Comunistas de Chile (JJCC), a quienes legó parte de sus propiedades materiales; al PC, en el que militó hasta el final de su vida. Desde Crepusculario, desde el amanecer, el joven poeta se comprometió con las luchas populares.

De la mano de Delia del Carril “La Hormiguita”, su segunda esposa, también apodada «Molotov» por lo desafiante que era como militante comunista esta artista plástica 20 años mayor que Neruda, destaca la poesía política y solidaria con mayor fuerza.

Premonitorio es su poema “El enemigo”, donde pide castigo a los verdugos del pueblo: “pido castigo para los que de sangre salpicaron la patria, pido castigo para el traidor que ascendió sobre el crimen, pido castigo para el que dio la orden de agonía, pido castigo para los que defendieron este crimen… quiero castigo”.

En las décadas del 20 y 30 conoció y se hizo amigo de grandes artistas europeos como Federico García Lorca, Rafael Alberti, Miguel Hernández, Pablo Picasso y otros miembros de la llamada Generación del 27, quienes asumieron que estaban frente a uno de los más grandes poetas del siglo XX.

Desde aquellos primeros poemas escritos en su adolescencia, su poesía sufrió transiciones importantes sin perder la pureza de su esencia romántica y la búsqueda de la belleza para comprender y explicar de alguna manera el caos que vivía el mundo. Exquisitamente deslenguado o díscolo para su generación, se codeó con los grandes protagonistas de su tiempo. En cada lugar donde transitó, desafió al orden establecido de muchas maneras. Él mismo se sabía un privilegiado, por lo tanto, redoblaba su compromiso social a través de su arte y la claridad y compromiso político. Fue senador de la República, sobre todo, con el objetivo de denunciar los abusos y las desigualdades del sistema capitalista imperante.

Hay tanto por decir de Neruda, pero este es solo un homenaje al poeta, al amigo de Salvador Allende, quien fuera asesinado por medio de la inoculación en su cuerpo de una bacteria que le provocó la muerte, según han certificado las últimas investigaciones que procuran revelar cómo la dictadura de Pinochet asesinó a cientos de personas a partir de manipulación de elementos químicos.  Dichos métodos habrían surgido de un programa de armas químicas elaborado por agentes de la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) y la CIA que sostenían, a través del terror, la dictadura.

Su velorio y funeral se recuerdan como un icono más de la ignominia de la dictadura, pero también por el profundo amor que despertaba el poeta. Rodeado de esbirros represores, que vigilaban a los dolientes como carceleros, pasó el sepelio en medio de la lluvia y la bruma por la Avenida Recoleta hacia el Cementerio General de Santiago de Chile. Acompañado por un grupo de hombres y mujeres valientes que representaban a millones de sus seguidoras y seguidores. Las floristas se encargaron del homenaje con pétalos de flores lanzados entre el miedo y el silencio.

Era el poeta más querido del país y murió asesinado –a pesar de estar enfermo– pocos días después de producirse el golpe de 1973. Sus casas fueron allanadas y saqueadas por los golpistas.

«No canta Pablo Neruda los Versos del General, porque era mucho poeta para ver morir su pueblo y sobrevivir al hecho», cantó Alí Primera en su canción «A Chile»-

A los 69 años, un 23 de septiembre, murió el poeta, quien pagó con su vida el compromiso con un país más justo con los «más sencillos.»

En 1967 escribió este poema:

Resurrección

Yo me disminuyo en cada día que corre y que cae,

como si naciera: es el alba de mi sangre; sacudo la ropa,

se enredan las ramas del roble; corona el rocío con siete

diademas mis recién nacidas orejas,

en el mediodía reluzco como una amapola en un traje de luto;

más tarde, la luz ferroviaria que huyó transmigrando de los archipiélagos

se agarra de mis pies invitándome a huir con los trenes

que alargan el día de Chile por una semana,

y cuando saciada la sombra con el luminoso alimento,

estática se abre mostrando en su seno moreno la punta de Venus,

yo duermo hecho noche, hecho niño y naranja,

extinto y preñado del nuevo dictamen del día.

Respecto a la obra de Neruda no hay mucho que descifrar, solo estar atentos a lo que siente la mente y el corazón cuando se lee un poema como “Farewell”, mi favorito, y desde ahí saber el tamaño de un hombre que a pesar de la barbarie aún vive: “Amo el amor de los marineros que besan y se van/ Dejan una promesa/No vuelven nunca más/Amo el amor que se reparte en besos, lecho y pan/Amor que puede ser eterno y puede ser fugaz. Amor que quiere libertarse para volver a amar…/Yo me voy. Estoy triste: pero siempre estoy triste/Vengo desde tus brazos. No sé hacia dónde voy”.

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Cris González Directora

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