Luis Eduardo Aute y la trova como filosofía

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Si me hablas mal de la trova
afínate bien la lengua.

Frank Delgado

Desmientan al que diga
que la trova ya murió.
La trova no ha muerto, no,
pues aún vive en el alma
d quien la oyó y la cantó.
Escuchen con atención
lo que dice mi cantar:
que surjan más trovadores
que la trova es inmortal.

Pedrito Ibáñez

Con un breve recorrido histórico de los orígenes de la trova buscaremos elementos que nos permitan entender su identidad y unas características propias donde el texto tiene preponderancia sobre la música.

La antigüedad

La acción trovar viene del provenzal antiguo trobar y este del latín vulgar tropare (componer un poema, hablar figuradamente, inventar) que a su vez viene del latín tropus (canto, melodía o giro retórico de palabras) vinculado con el griego τρόπος (tropos igual a giro, figura retórica, melodía, tono o ritmo). Desde su etimología hay un vínculo directo con la palabra, la poesía, el ritmo y la música.

Los orígenes de la trova, que no son propiamente musicales, los encontramos en la antigua Grecia, con los aedos y los rapsodas. Los primeros, más cercanos a los que eran los trovadores modernos, creaban obras poéticas acompañándose de la música de un phorminx1. Las temáticas estaban mayormente vinculadas a mitos, leyendas y hazañas bélicas. No escribían sus versos, la transmisión de sus obras era exclusivamente oral. En tanto los rapsodas eran declamadores de obras ajenas e introducen la escritura en la tradición de contar historias que, por su vida nómada, llevaban de pueblo en pueblo, leyendo o recitando, gracias a la gran memoria que poseían. Muchos de ellos eran ciegos y marcaban una rítmica de los textos golpeando su bastón guía en el suelo. El Ion de Platón era un rapsoda y se suele identificar a Homero como un aedo.

Posteriormente, en el siglo XII, en el sur de Francia, de manera similar a los aedos y rapsodas, aparecen los propiamente trovadores, emparentados con los juglares. Los primeros escribían textos y componían música, eran poetas-compositores con una formación intelectual alta, mientras que los segundos eran intérpretes y divulgadores que pertenecían a la plebe.

A diferencia de los aedos, las temáticas en el medioevo se diversifican, ya no son simples relatos, tienen características satíricas, políticas y el amor también se convierte en centro de sus textos. La música cobra mayor importancia, variando según la temática, así se tenía, por ejemplo2, la canso para el amor y el sirventés para temas éticos, políticos y artísticos.

Esa, la génesis de la tradición trovadoresca que llega a nuestros días, la de los poetas-cantores de música profana de la Edad Media. Tradición que permanece hasta el siglo XVI para contemporáneamente tener un resurgimiento que podemos ubicar en Centroamérica y el Caribe, donde los trovadores son músicos que hacen poesía, a diferencia de los antiguos que eran poetas que se acompañaban de música. La tradición trovadoresca más reconocida en Latinoamérica y quizás la más sobresaliente es la cubana, con distintos movimientos generacionales como la Vieja Trova o Filin3, de principios y mediados del siglo XX, más asociada con lo que conocemos como boleros, con temáticas amorosas; la Nueva Trova, que nace en los 60 del siglo pasado, mucho más diversa, a lo amoroso le suma la política, la cultura, la historia, la filosofía, la cotidianeidad. Posteriormente llega la Novísima Trova, en los 80, hija directa de la anterior.

A partir de la diversificación temática de los trovadores, como relatores de historias, transmisores de pensamiento, se identifican relaciones entre la poesía, la música y la filosofía.

En la trova latinoamericana nacen grandes exponentes como Silvio Rodríguez y Pablo Milanés en Cuba, Víctor Jara en Chile, Daniel Viglietti en Uruguay o Víctor Heredia en Argentina. Por extensión, casi natural, fraterna diría, se reconocen trovadores en Europa –su tierra de origen–, y por el idioma en España, donde destacan Joan Manuel Serrat y el protagonista para nuestro acercamiento filosófico a la trova y trovadoresco a la filosofía, Luis Eduardo Aute.

Aute universal

Dibujante, pintor, cineasta, cantante, poeta, músico. Esta especie de universalidad, cierto enciclopedismo artístico, permitió que Aute expresara de diversas formas su pensamiento, un acercamiento al saber –objetivo filosófico–, aunque sin grandes pretensiones ya que consideraba que detrás de una verdad siempre se esconde el misterio.

Analizar la obra de un artista desde distintas perspectivas, en este caso la filosófica, podría extenderse mucho más allá de este modesto y breve texto, por lo que abordaremos la obra y el pensamiento de Aute desde dos miradas, el pensamiento filosófico expresado en sus canciones (elegimos tres conceptos) y desde la coherencia del artista con su obra.

Aute se reconocía curioso por la filosofía. No erudito, ni creía necesario serlo, veía a la filosofía como una herramienta para construir criterio propio y consecuente con eso no creía en el evolucionismo darwiniano ni en el creacionismo religioso, postulaba el reflexionismo.

El movimiento (de la vida y la muerte)

Tenía de referente a Heráclito, “que lo descubre todo o casi todo”4, y del cual nos llegan postulados como: “todo fluye, todo cambia, somos y no somos” y “nadie puede bañarse dos veces en el mismo río”. Se interpreta el mundo como un todo de cambio permanente, en el que ningún momento de la realidad es exactamente el mismo a otro. Para Heráclito, el mundo “se halla en un proceso eterno de nacimiento y de destrucción”5. Es un movimiento permanente.

Aute, reflexionista –como se decía–, piensa en el primer homínido que se reconoce en el reflejo del agua mediante la reflexión, sale de sí mismo para mirarse desde afuera y reconocerse. En ese salirse de sí mismo, en ese recorrido descubre “el concepto del espacio y del tiempo, y con ellos, la muerte: esto se acaba”6. Para Aute “no hay reflexión sin movimiento, sin ida y vuelta”7.

Solo morir permanece
como la más inmutable razón,

Que no, que no, que el pensamiento
no puede tomar asiento,
que el pensamiento es estar
siempre de paso, de paso, de paso…

(De paso)

Luis Eduardo Aute en el Teatro al Aire Libre Jaime Laredo de La Paz, 2011.

El conocimiento (de la verdad y la mentira)

Desde sus inicios la Humanidad, como sociedad pensante –¿Homo Sapiens?–, ha intentado conocer el mundo y su realidad, la interna y la externa, lo verosímil y lo inverosímil.

Idealismo, materialismo, racionalismo, psicologismo, escepticismo, agnosticismo, todas corrientes que se preocupan por el conocimiento verdadero, pero este ¿es posible? Esa la discusión. Y sí lo es, ¿cómo se puede llegar a él?

Hay dos ramas de la filosofía sobre el conocimiento, la gnoseología: sobre los tipos y formas; y la epistemología: considerada científica para sus métodos y fundamentos.

Aute ve el mundo y su dualidad: la verdad y la mentira como procesos reflexivos del ser humano por oposición a lo animal. Estos procesos los toma con ironía, burla –la sátira de los antiguos trovadores–, con sentido del humor, que solo los humanos tienen, “como un proceso cultural o reflexivo que implica la capacidad de ser conscientes de nuestra subjetividad y la subjetividad del otro, como ocurre, curiosamente, también con la mentira”8.

Para Aute “la mentira ha sido necesaria para la supervivencia… No es creíble casi nada. Y, además, para poder sobrevivir en esta jungla cada vez más brutal y más cínica hay que aprender a practicar el cinismo”9.

Tarde, muy tarde
me preguntas si te miento,
cuando sé que sabes bien
que ni yo mismo lo sé.

(Tarde muy tarde)

Pero Aute no consiente el autoengaño, que es un suicidio, una pérdida de identidad, una traición a sí mismo.

Tell me lies, tell me lies,
and make me believe
that our hearts are so wise
that they can’t deceive…
In the meantime, please disguise
my fears, now before you leave.
If you care for me
please don’t let me see
the truth in your eyes.

(Tell me lies)

[Miénteme, miénteme
y hazme creer
que nuestros corazones son tan sabios
que no saben engañar
mientras tanto, por favor, oculta
mis temores, ahora antes de irte
si te importo
por favor no dejes que vea
la verdad en tus ojos]

En un espíritu gnoseológico, para entender el conocimiento y encontrar la verdad nos dice:

Voy buscando la razón
de tanta falsedad
la mentira es obsesión
y falsa la verdad

¿Qué ganarán? ¿Qué perderán?
si todo esto pasará

(Rosas en el mar)

Y epistemológicamente:

La ciencia es una estrategia,
es una forma de atar la verdad
que es algo más que materia,
pues el misterio se oculta detrás.

(De paso)

Pero, ¿para qué nos sirve la verdad? ¿Tiene algún sentido conocerla? Probablemente sí, pero empeñarnos en poseerla por completo y para siempre podría ser un sinsentido.

Después de caer setecientas veces
logré que el contrario perdiera un poco el pie
y en vez de sentirme henchido por la hazaña
me preguntaba por qué
para responderme: no lo sé
.

(Todo es mentira)

Aute reivindica “el espejismo de intentar ser uno mismo” (La belleza), vivir con criterio personal comprendiendo las diferencias de cada uno, una búsqueda del sujeto en su proceso, una vez más, reflexivo. Al final, cada uno puede tener su verdad.

Cierto que cuando aprendí que la vida iba en serio
quise quemarla deprisa jugando con fuego
y me abracé defendiendo mi propio criterio
porque vivir era más que unas reglas en juego.

(Me va la vida en ello)

El ser humano tiene la felicidad como uno de sus fines, nos dice Aute –esta vez aristotélico–, pero no hay gozo sin dolor. Para Heráclito esto es un conflicto, para Anaximandro, una armonía, para Aute el conflicto es armónico y la armonía es conflictiva. Y el amor da felicidad, sea verdad o mentira.

Quiéreme, aunque sea de verdad

Quiéreme, aunque no sepas fingir
quiéreme, que de todas mis flaquezas
sacaré la fortaleza
para revivir

(Quiéreme)

La vida (del cuerpo y la mente)

Definir la vida es otra de las búsquedas filosóficas. El existencialismo, el que más incide en ello, y así como corrientes y criterios existen múltiples definiciones. Aristóteles creía que la vida es “aquello” para lo cual no se incluye explicación y modernamente Engels definía la vida científicamente: “vida es la modalidad de existencia de los cuerpos albuminoides, modalidad que consiste, sustancialmente, en el proceso de autorrenovación constante de los elementos químicos integrantes de esos cuerpos”10.

Para Aute, aristotélicamente, la vida no tiene una respuesta concreta, la considera una sublime broma, un engaño a la vista11.

una eterna carcajada
de cenizas, polvo y nada

(Aleluya N.°1)

Sin dejar la retórica poética, inseparable del trovador, plantea la búsqueda del sentido de la vida, de manera constante, como la filosofía misma.

Cierto que no prescindí de ningún laberinto
que amenazara con un callejón sin salida
ante otro “más de lo mismo” creí en lo distinto
porque vivir era búsqueda y no una guarida.

(Me va la vida en ello)

Y sobre la incertidumbre ante el valor y la corporalidad de la vida:

No sé qué sentido tiene la vida
ni qué coincidencia separa el bien del mal
no sé si este cuerpo que me encierra nace
de algo más que un mineral

(Todo es mentira)

El sentido de la vida, para Aute, es encontrado en el amor: «en los momentos en los que el espíritu y el cuerpo del ser humano experimentan esa categoría humana del enamoramiento, todo cobra sentido… El enamoramiento da sentido a la vida… Con el amor llega la armonía del entorno y del mundo en el que se vive»12.

Y es el amor, entonces, lo que le da sentido a la vida…

No le temo a la vida ni a la muerte
cuando siento en mi pecho palpitar tu corazón
no hay poder en el mundo que consiga
doblegarme por la fuerza a su razón

No hay misterio que oculte su secreto
cuando siento en tu cuerpo que el principio es el final
que la vida es el sueño que me acuna
por tu vientre más allá del bien y el mal

(Polvo enamorado)

De la convicción (de la luz y la sombra)

Es larga la discusión sobre la coherencia del artista, entre la persona y su obra; si escribe lo que piensa y siente; si escribe ficciones o lo que el público quiere. Aquí la trova toma cierta peculiaridad, en la relación artista/público, donde a través de las canciones se entabla una conversación si no directa, pretendidamente honesta. Esta discusión incluye a los músicos, llamados trovadores, que no reflejan su pensar en sus canciones o que en algún momento lo cambian hacia sus antípodas.

El Aute universal reivindicaba su convicción en el amor y la belleza.

…quiero que me digas, amor,
que no todo fue naufragar
por haber creído que amar
era el verbo más bello…
dímelo…
me va la vida en ello

(Me va la vida en ello)

…entre la fe y la felonía
la herencia y la herejía
la jaula y la jauría
entre morir o matar
prefiero amor, amar
prefiero amar, prefiero amar

(Prefiero amar)

Y como declaración de principios se aleja de los falsos profetas, de los que traicionan sus ideas y se convierten en lo que atacan, cual sofistas engañosos de la Grecia clásica.

Antes iban de profetas
y ahora el éxito es su meta;
mercaderes, traficantes,
más que náusea dan tristeza,
no rozaron ni un instante
la belleza…
Y me hablaron de futuros
fraternales, solidarios,
donde todo lo falsario
acabaría en el pilón.
Y ahora que se cae el muro
ya no somos tan iguales,
tanto vendes, tantos vales,

¡Viva la Revolución!

(La belleza)

Con este pequeño AuteRetrato mostramos la filosofía de un artista que, a través de la literatura y la música, se aproxima a la realidad por lo que se conoce como la trova.

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Enrique Claros Boliviano, gestor cultural

Referencias

1 El phorminx (en griego antiguo φόρμιγξ) es uno de los instrumentos musicales de cuerda más antiguos de la cultura griega, intermedia entre la lira y la cítara. Estaba compuesto de dos a siete cuerdas, brazos ricamente decorados y una caja de resonancia en forma de media luna. Probablemente fue originado en Mesopotamia. Aunque parece haber sido un instrumento común en tiempos de Homero, acompañando a los rapsodas, fue suplantado en tiempos históricos por la cítara de siete cuerdas. (Sitio web: https://es.luthieros.com)

2 Otros géneros musicales de la época son la tensó, la pastorela y el alba, mayormente dedicados a temáticas amorosas en distintos contextos.

3 Castellanización de la palabra inglesa feeling (sentimiento).

4 Entrevista para Gonzalo Muñoz Barallobre (Sitio web: https://www.filco.es/aute-mentira-necesaria-supervivencia/).

5 Rosental, M. y Iudin, P. (1946). Diccionario filosófico marxista. Montevideo: Ediciones Pueblo Unidos, p. 132.

6 Entrevista para Gonzalo Muñoz Barallobre (Sitio web: https://www.filco.es/aute-mentira-necesaria-supervivencia/).

7 Ibídem.

8 Ibídem.

9 Ibídem.

10 Rosental, M. y Iudin, P. (1946). Diccionario filosófico marxista. Montevideo: Ediciones Pueblo Unidos, pp.315-316.

11 Entrevista para Gonzalo Muñoz Barallobre (Sitio web: https://www.filco.es/aute-mentira-necesaria-supervivencia/).

12 Ibídem.

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

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