Homenaje necesario a Enrique Maza Carvajal, estudiante venezolano ejecutado │ A 50 años del golpe en Chile

-

Cada 12 de septiembre conmemoramos el aniversario del asesinato del estudiante venezolano Enrique Antonio Maza Carvajal, Pellizco, de 22 años, víctima de la violencia desencadenada por el dictador Augusto Pinochet en contra del gobierno constitucional del presidente Salvador Allende.

La defensa del internacionalismo fue una bandera que levantó Enrique, al igual que muchos otros compatriotas, mismo que lo llevó a exhalar su último suspiro al lado de los trabajadores chilenos, en cuyas filas se plantó como uno más.     

Infancia y juventud

Enrique nació en el oriente de Venezuela, en Aragua de Maturín, el 14 de diciembre de 1950 (según la familia, el niño habría nacido ese año, pero por errores del registro civil en su cédula aparece como nacido en el 1949). Siendo Enrique el cuarto hijo de la pareja formada por la maestra de escuela Jesusita Carvajal y José del Carmen Maza Mérida, comerciante en un abasto cercano a la casa familiar, estos ya tenían otros tres niños mayores: José, Lesbia e Isabel María Isabel, sucediéndole a Enrique Jesús Mingo y María Auxiliadora Chilín.       

En ese mismo pueblo y bajo el ojo estricto de ambos padres aprendió a leer, escribir, sumar restar, soñar y vivir en colectivo. Su niñez transcurrió feliz entre los paseos campestres, los juegos callejeros, las escapadas y los pequeños romances de juventud.

En 1968 se matriculó en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y se incorporó a las bases del entonces Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).

La necesidad de organizarse

Enrique comenzó a formarse políticamente desde la adolescencia en su natal Aragua de Maturín, lugar desde donde salieron su tío Américo Silva, Simón Sáez Mérida, y otros familiares de destacada trayectoria política, a militar en las filas de la izquierda revolucionaria.

Desde su llegada a la UCV, Enrique se sintió atraído profundamente por el ambiente de rebeldía que se vivía en el recinto universitario, que irradiaba a toda la sociedad. Es así como inició su mayor actividad política y social en Venezuela, en contacto con sus compañeros de carrera, a los 18 años de edad.

El Mayo Francés y el golpeteo incesante de la juventud del 70

La generación del 70 estuvo marcada por un compromiso con las luchas sociales. Un gran número de integrantes de esta se enfrentó a las autoridades nacionales, en protesta por la violencia de la represión contra los movimientos sociales y guerrilleros. Y es que el impacto de la Revolución cubana; la rebelión que derrocó a Pérez Jiménez; la rabia contra la injusticia constituida en Gobierno; y otras tantas razones, les llevaron a erigirse como unas de las generaciones más comprometidas con los destinos del país.

A finales del 68 y principios del 71 la propuesta de Renovación Universitaria y la autonomía estudiantil pusieron en crisis al sistema universitario. El entonces presidente Rafael Caldera cerró la máxima casa de estudios con la intención de crear el caos y chantajear a la sociedad con este tipo de prácticas reaccionarias que hicieran abortar el movimiento.

Este proceso trascendió las calles y hogares venezolanos. Al grito de Renovación Académica se ubicaron sectores importantes de la sociedad, fundamentalmente el universitario. Este fue resultado de la convulsión mundial de esos años, la solidez de la Unión Soviética, las protestas norteamericanas contra la Guerra en Vietnam, el Mayo Francés, la Revolución cubana, entre otras, que hicieron que los jóvenes venezolanos consideraran posible cambiar el mundo tomando cada espacio que correspondía.

Las reivindicaciones principales fueron: 1) Paridad en los consejos de gobierno; 2) El rediseño de los pensum y programas de estudio; y 3) Mejora en la calidad de los conocimientos impartidos, entre otras.

Los sectores oligárquicos, incluidos políticos, eclesiásticos, mediáticos, militares, coincidían en que este proceso significaba una amenaza al orden que proponía el Pacto de Punto Fijo.

La Universidad fue cerrada y expulsados muchos de los estudiantes, varios de los cuales terminaron perseguidos por organismos de seguridad, asediados y amenazados, hasta lograr ser sacados del escenario político nacional.

Enrique Maza en Farellones, Chile, conociendo la nieve, 1971.

Destino: el Chile de Salvador Allende

Parte de los jóvenes expulsados decidieron ir a Chile a estudiar, acatando el llamado del compañero Allende, entre ellos figura la exministra y exembajadora Maria de Lourdes Urbaneja. En la nación austral tuvieron la posibilidad de continuar sus estudios, ya en socialismo. Enrique tomó a última hora la decisión de viajar a Santiago, pues su destino inicial era Cuba.

El proceso de la Unidad Popular (UP), que encabezaba Allende, resultaba atractivo para los jóvenes latinoamericanos y para la fecha en Chile se registró una gran migración de jóvenes y adultos marxistas latinoamericanos.

Enrique salió de Caracas el 14 de julio de 1971 y luego de tres escalas llegó a Chile el 15 de julio, en horas de la noche. 

Enrique llegó a vivir a la calle Santo Domingo, en el barrio de Matucana, en casa de tres de sus compañeros, Alfredo, Juancho y Marcel Roo, quienes habían alquilado una habitación con cuatro camas. Después se trasladó a otra casona ubicada en la misma calle, pero más amplia y económica que la anterior. Finalmente, alquiló un departamento en la remodelación San Borja, en el centro de la capital, donde vivirían hasta el día del golpe de Estado civil-militar del 11 de septiembre de 1973.

El 19 de julio de 1971, Enrique envió una larga carta a su madre explicando: “Espero que hayas recibido mi carta anterior y varias postales muy bonitas que te puse desde Bogotá, Quito y Lima… yo quisiera que me perdonaran lo que hice… por encima de todas las cosas, ¿pero qué podía yo hacer? …lo que hice fue en un arrebato de ira y de desesperación porque me daban 15 días y si en 15 días no desaparecía y ellos lo sabían… bueno es para llorar yo sé que el tiempo borra muchas cosas y así se olvidarán de mí…”.

Aunque breve, su vida estuvo dedicada a cumplir los sueños libertarios que movieron cada uno de sus impulsos. 

Fue aceptado en el 7º semestre de Ingeniería Eléctrica en la Universidad de Chile, a la cual ingresó en el segundo periodo de 1971. A la vez que inició sus estudios con entusiasmo, también se incorporó al trabajo político.

Dos organizaciones concitaron el interés de Enrique: el Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU). Se incorporó de manera activa a las bases de ambas. Se encantó con la propuesta de los trabajadores y acudió a solidarizar en su lucha al frente de los Cordones Industriales. En este camino transitaron igualmente Pastor Martínez, Marcel Roo, Juancho, Diego Uzcátegui, entre otros.

Cuando fue levantada la sanción a los expulsados de la Universidad y se dictó una amnistía para los perseguidos políticos, a Enrique le llegó la posibilidad de retornar a Venezuela. Sin embargo, tomó la decisión de quedarse en Chile y anunció su ida para el año 1974.

Enrique estaba haciendo su práctica profesional en LAN Chile y Laboratorios Geka, militaba en la Revolución chilena, por lo que no se planteaba la posibilidad de volver ese mismo año. El 16 de noviembre, tras el Paro de Octubre de 1972, escribió a su hermana Isabel: “…Otra cosa es lo respecto a los líos de acá, fueron 26 días de huelga donde participaron los profesionales, médicos, ingenieros, etc., el comercio, algo así como fedecámaras, los dueños de camiones, fue algo que conmovió toda la estructura del Gobierno, pero no lo debilitó porque surtieron un efecto contrario al planeado que yo creo que era provocar una crisis institucional, crear un vacío de poder que tenía que llenarlo el Ejército…”.

Los últimos momentos

El lunes 10 de septiembre de 1973, Clarita –su novia– lo vio por última vez; durante toda la tarde se despidieron y quedaron de encontrarse al día siguiente en la Escuela de Ingeniería, donde estudiaban.

La mañana del 11 se levantó más temprano de lo habitual, alertado por el aviso de movimientos de tropas en Valparaíso. Fue a la Universidad y al no encontrar a ninguno de sus compañeros para ofrecer resistencia tomó un bus en dirección a la calle Vicuña Mackenna, donde se encontró con un compañero venezolano, Enrique Ortiz, quien lo conminó a irse a la Embajada puesto que “ya no había nada que hacer”. Enrique le respondió a su tocayo: “no, yo voy a Vicuña Mackenna (cordón industrial), tengo compromisos con los trabajadores y ellos creen que esto se puede revertir”.

Hortensia Bussi, viuda de Salvador Allende, visita la tumba de Enrique Maza en Venezuela, 1973.

Según una carta fechada en diciembre de 1973, donde su novia le explica a María Isabel Maza lo ocurrido: “…empezaron a hacer llamados por la radio que todos se fueran a las industrias y centros de trabajo… No pude quedarme en casa y partí a buscar a Enrique, no sé por qué, pero había algo que me hacía buscarle. Antes había ocurrido lo mismo con el Tancazo, pero no tuve miedo y esperé pacientemente noticias de él. Pero ese día no podía. Primero fui a su departamento, pero no contestó, luego fui a la Escuela, ya se la habían tomado y él no estaba, se me hacía tarde y tuve que volver a casa desesperada. Esperé todo el día noticias, pero no se comunicaba conmigo, además de no saber lo que estaba pasando, porque a esas alturas ya no había información; solo se escuchan los sonidos y balas y bombardeos, y lo peor era que había toque de queda y no podía salir. Finalmente, al anochecer me llamó por teléfono y dijo que se encontraba ‘vivo todavía’, que no me preocupara porque estaba en un lugar seguro y que todos sus amigos estaban bien, le pedí que me dijera dónde estaba, pero se negó, tanto insistí que dio el teléfono y mencionó un sitio llamado Zeus. Me pidió que escuchara radio por si llegaban a hablar y dar alguna información en FM porque ellos no tenían. Luego de colgar busqué esa industria, la encontré, pero me asustó mucho más al ver su ubicación; estaba en el cordón Vicuña Mackenna y seguramente era donde debía estar concentrado la mayoría de los militares, entonces comprendí por qué se había negado a decirme dónde quedaba… Pasó como una hora y escuché la muerte de Allende y lo llamé, dijo ya saberlo. Dijo que me llamaría a la mañana siguiente, que iría a mi casa”.

La desesperación, el desasosiego, la rabia y la impotencia se habían apoderado de cada uno de los hombres y mujeres que protegieron con sus vidas las fábricas, las calles y los hogares del Santiago de 1973.

Vieron avanzar los tanques, cerrar las radios, iniciar los bombardeos de La Moneda, asesinar gente y escucharon el último discurso del compañero Allende. Con las manos apretadas y los dientes apretados, con el llanto resbalando por el rostro resistieron entre unas y otras fábricas del Cordón Industrial, hasta que a medianoche una ráfaga de ametralladoras invadió las propias puertas de la empresa Luchetti, donde se habían reunido los combatientes que quedaban resistiendo.

Uno a uno fueron sacados con la más cruel violencia, desnudados, torturados, los acostaron en el húmedo y frío suelo de un estacionamiento. Trataron de quebrar la moral de los detenidos.

A Enrique lo increpó un carabinero que le gritó: “tú, cubano, corre”. Él habría respondido que era venezolano y no cubano, y que no correría, entendiendo que le sería aplicada la “ley de fuga”. Sin embargo, le obligan a salir de la fila y se le colocó contra una pared, donde le descargaron 17 tiros de ametralladora. Su cuerpo fue arrojado frente a la fábrica de pastas Lucchetti, desde donde fue trasladado al Instituto Médico Legal, ubicado en la comuna de Independencia.

El cuerpo de Enrique fue transportado a Caracas el 29 de septiembre, desde donde sería trasladado hacia Cumaná, bajo medidas extremas de seguridad.

Fue su hermana María Isabel, quien junto a Simón Sáez Mérida y José Vicente Rangel, tuvo la dolorosa misión de tramitar ante el Ministerio de Relaciones Exteriores la entrega y traslado del cuerpo a la ciudad de Cumaná. En el avión viajaría además una veintena de miembros de la Dirección General Sectorial de los Servicios de Inteligencia y Prevención (Disip).

El 30 de septiembre fue sepultado en el Cementerio General de Cumaná. La prensa local reseñó la muerte de Enrique, se le rindieron homenajes en las universidades y liceos. Su familia, y en especial sus hermanos, así como sus más cercanos amigos, mantienen vivo su recuerdo.

El 11 de abril de 2018, en las instalaciones de la Casa Central Andrés Bello de la Universidad de Chile el Rector de la institución, Ennio Vivaldi, junto a otras autoridades, entregaron de manera póstuma los títulos de licenciatura a 100 estudiantes ejecutados por la dictadura, entre ellos a Enrique Maza Carvajal, graduado 45 años después como Ingeniero Eléctrico. Al acto acudieron amigos, compañeros y una sobrina de Pellizco.

 ¡Honor y gloria a Enrique Maza Carvajal!

Nombre de Enrique Maza Carvajal en el Memorial del Detenido Desaparecido y del Ejecutado Político, Cementerio General de Santiago, Chile.

__________________________

Cris González Directora

Pintura de entrada: Pellizco, por Cris González

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

Últimas noticias

Diógenes y González: Embajadores candidatos

Los ciclos históricos son elementos que describen una serie de eventos o transiciones que se repiten de manera ordenada...

Los patrocinadores de la guerra y sepultureros de la paz

Norberto Bobbio, uno de los más destacados juristas del siglo XX, reflexionaba en su ensayo El problema de la...

Panamá: “Ganó la corrupción, pero democráticamente”

La frase titular es del panameño Rubén Blades, al referirse al triunfo, con el 34% de los votos, del...

La generala Laura Richardson y la guerra híbrida en Bolivia

De la mano de la jefa del Comando Sur del Pentágono, generala Laura Richardson, como principal protagonista y ejecutora...
- Publicidad -spot_imgspot_img

Candidato de la oposición: Personaje del refranero venezolano

Por su antropología Venezuela es uno de los países con la mayor diversidad cultural, social, etnológica y lingüística. Una...

¿Por qué los universitarios estadounidenses protestan contra el genocidio de palestinos por parte de Israel?

Un tremendo movimiento estudiantil ha paralizado a más de 40 de las principales universidades de los Estados Unidos y...

Recomendados

Los patrocinadores de la guerra y sepultureros de la paz

Norberto Bobbio, uno de los más destacados juristas del...

Panamá: “Ganó la corrupción, pero democráticamente”

La frase titular es del panameño Rubén Blades, al...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí