El liderazgo de Occidente en el panorama internacional se está desvaneciendo, pero aún no se ha dado cuenta de ello, creen obtener pequeñas victorias, sin que reparen en que se trata de “crónicas de una muerte anunciada”, porque el desgaste del sistema capitalista ya se manifiesta en múltiples dimensiones.
La crisis actual no es solo en términos de de valorización del capital, sino que también es civilizatoria, amenaza la vida humana y es auspiciada, entre otros actores, desde el Grupo de los Siete (G7), la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y la Unión Europea (UE).
En contraposición, están las acciones insurgentes de países y actores que abogan por un mundo más justo, de equidad y en defensa de la autodeterminación de los pueblos, la libertad, la soberanía, el desarrollo social y económico. Ideas que se han ido afianzando a inicios de este siglo XXI en los pueblos que creen en este nuevo camino, en esta nueva definición del orden internacional.
Los obstinados
Este año, la cumbre del G7, integrada por los Estados Unidos, Reino Unido, Alemania, Italia, Canadá y Japón, se celebró en Hiroshima, Japón, en el mes de mayo. La cita, signada por protestas contrarias que fueron silenciadas, generó importantes reacciones de los gobiernos de Rusia y China, siendo estos países el target del cónclave por ser considerados como “amenazas para la seguridad mundial” y a la prosperidad global.
Los falsos pregoneros de la paz y la democracia ratificaron, una vez más, en el marco de este encuentro, su rechazo a todos los planes de paz para Ucrania, salvo el planteado por el “líder” ucraniano, Volodímir Zelenski, negándose a cualquier negociación pacificadora que sitúe a Rusia y Ucrania como iguales.
A su vez, la desmesurada y escabrosa política de imposición de medidas coercitivas estuvo presente, ampliando la lista contra Rusia y amenazando a terceros con “consecuencias” para los que no se adhieran a estas, e irracionalmente manifestando su perseverancia al envío de armamento a Kiev. Por otro lado, el 46° Presidente de los Estados Unidos, Joseph Biden, aseguró que Occidente tendrá una respuesta si Beijing da pasos «unilaterales» sobre la isla Formosa (Taiwán).
En la Carta de las Naciones Unidas destaca como un principio fundamental el de la no intervención en los asuntos internos de los Estados, el cual a estos líderes occidentales les gusta hacer cumplir pero no cumplirlos ellos, cuando en la actualidad las manifestaciones sociales de crisis existenciales brotan a diario y la disconformidad con los gobernantes se acentúa.
Según el estudio realizado por el New York Times, el francés Emmanuel Macron es el presidente con menor aceptación nacional, con un 25%; el alemán Olaf Scholz, 34%; el canadiense Justin Trudeau, 39%; Biden 42%. En Reino Unido continúa la crisis gubernamental que ha sido opacada a conveniencia, pero que resulta notoria a través de números: Rishi Sunak tiene el 33% de aceptación y los conservadores británicos el 21.9%.
Los insurgentes
El 24 de mayo de 2023 se llevó a cabo la reunión anual de la Unión Económica Euroasiática (UEE) en Kirguistán, con la participación de los líderes de Rusia, Armenia, Bielorrusia, Kazajistán y Kirguistán. Entre los temas abordados sobresalen la extensión de la zona de mercado común y la eliminación de las barreras comerciales, destacando la necesidad de expandir el bloque en el mapa mundial, cooperando con Asia, África y América Latina. Además, se acordó iniciar conversaciones con los Emiratos Árabes Unidos para establecer una zona de libre comercio y se discutió la posible implementación de un mercado común para el gas y la fundación de un consejo interinstitucional de energía.
De esta cumbre, aunque de manera superflua no lo aparente, se puede determinar con mayor énfasis que el centro del mundo ya no corresponde a Europa y la UE, en tanto los Brics, la Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (Asean), la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), la Organización para la Cooperación Islámica (OCI), el Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América – Tratado de Comercio de los Pueblos (ALBA-TCP), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) están dispuestos a desarrollar su propia ruta de desarrollo mancomunada, que corresponda a los intereses de un mundo multipolar y pluricéntrico.
Por otro lado, en la XI Reunión Internacional de Altos Representantes de Seguridad de finales de mayo, el alto diplomático ruso Serguéi Lavrov aseguró que ante la coyuntura mundial la necesidad de renovar la arquitectura de seguridad internacional está en primer plano. Las pretensiones expansionistas de la OTAN, las incesantes acciones de Washington por agravar la situación en Taiwán, el envío desmesurado de armamentos y sicarios a Ucrania y la denominación de Rusia y China por Occidente como “adversarios estratégicos” determinan que el ordenamiento actual, las Naciones Unidas y su Consejo de Seguridad no logran dar soluciones a las problemáticas de este siglo y a Occidente no parece importarle.
Un hito histórico, como lo es el restablecimiento de relaciones entre Arabia Saudita e Irán, ha provocado la ira exacerbada de Occidente, mientras que la UE se opone a toda solución pacífica a las controversias globales y busca crear mayor dependencia hacia el viejo continente.
La victoria de Erdogan no se puede considerar únicamente como victoria para el pueblo turco, pues significa que ese país seguirá siendo un actor clave en la región que medie por la paz y la seguridad mundial, con una influencia decisiva en temas como la crisis de Siria, la relación con la UE y la OTAN y el equilibrio de fuerzas con Rusia e Irán. Turquía es una potencia emergente, que busca hacer de este centenio el “Siglo de Turquía”.
África persigue resurgir, desarrollarse, ser percibido como aliado estratégico comercial, como aliado político, desean ser actores preponderantes en el accionar mundial, por ello han propuesto una iniciativa multinacional de paz en Ucrania que logre dar fin a un conflicto que nunca tendrá ganadores reales. No obstante, el Reino Unido, los Estados Unidos, Francia y Alemania han rechazado esta sugerencia debido a que consideran que “un alto al fuego no es una paz justa y duradera para Ucrania”. Las propuestas de paz elevadas por China, Brasil y África han sido calificadas por Occidente como iniciativas para querer congelar el conflicto en Ucrania, en tanto el Kremlin está dispuesto a estudiar dichas sugerencias de paz que den una solución justa y permanente al diferendo histórico.
Los desafíos continúan y continuarán aún después del nuevo mundo construido, está culminando la era eurocentrista dominada por el establishment norteamericano, China es el principal motor de la economía mundial, contribuye al crecimiento en mayor medida que el G7. Líderes como Lula da Silva y Narendra Modi consideran necesaria la reforma de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), una institución creada al finalizar la Segunda Guerra Mundial y que atendió a las problemáticas de la mitad del siglo pasado con la polarización de los Estados Unidos y la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS). El siglo XXI inició con el terrorismo, hoy se percibe la proliferación de la tecnología, el avance en esta área, la creación de la Inteligencia Artificial (IA), las guerras multiformes, por lo cual es menester crear una nueva organización o reformar la ONU para que esta pueda atender las problemáticas, adaptadas a la realidad actual y a las venideras, que abogue por la equidad y que haga respetar los principios del Derecho Internacional.
Finalmente, ser obstinado es no cambiar de opinión aunque haya evidencia en contra, insistir en hacer las cosas a tu manera sin escuchar a los demás, no admitir tus errores ni pedir disculpas, no aceptar consejos ni críticas constructivas, no ceder ni negociar en situaciones de conflicto. Ser insurgente es desafiar el orden establecido por el poder, luchar por una causa que se considera justa y legítima, resistir la opresión y la injusticia, buscar la transformación social y política, defender la autonomía y la dignidad de los pueblos.
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Loana Salcedo Soto Venezolana, analista internacional
