Desde este viernes y hasta el próximo domingo se inició en Hiroshima, Japón, la reunión del Grupo de los Siete (G7). Los líderes políticos de Estados Unidos, Italia, Canadá, Francia, Reino Unido, Alemania y Japón, tienen en agenda discutir sobre la guerra entre Rusia y Ucrania. Se espera en la reunión llegar a acuerdos para aumentar el cerco económico en contra de la Federación dirigido hacia los recursos minerales. Asimismo, para eliminar la dependencia energética, sobre todo de Europa, nuevamente las presiones caerán sobre Alemania, país que ha sido uno de los más afectados por esta medida teniendo que bajar a niveles históricos del consumo desde 2022, soportando la ironía que este mismo año apagó las últimas centrales nucleares, mientras que Japón las repotencia.
Otra sanción esperada contra Rusia, tiene que ver con la exclusión del sistema financiero mundial, algo que se viene dando progresivamente y tiene que ver, no directamente con la guerra, con el hecho de los pagos que se están realizando en el mundo en monedas diferentes a la divisa estadounidense que -hasta este año- prevalecía hegemónicamente en los mercados de negociación mundial. La excluida Rusia, vetada del sistema bancario Swift, para este año muchas de las sanciones no son nuevas, solo se están reafirmando, como es el caso de los activos que ya permanecían congelados. Las nuevas puniciones contemplan bloqueos a personalidades rusas y empresarios, también se aplicarán contra aeronaves y embarcaciones, es decir, intentarán limitar la movilidad por mar, tierra y aire.
En este foro económico también se discutirá sobre la cooperación y sus socios internacionales en seguridad y defensa: armas nucleares, cambio climático y temas más sociales: salud, alimentación, entre otros. En este ámbito, se esperan nuevas sanciones para evitar que Rusia se provea o exporte equipos y materiales armamentísticos.
El Presidente de Ucrania, que aprovecha la mínima oportunidad para demandar más armas para la defensa de su país, asistirá para presionar ya que ha estado descontento con los últimos cargamentos enviados desde varios países, en los que ha salido a flote la chatarra en desuso.
Otra ironía es la foto oficial en el Parque Memorial de la Paz en Hiroshima, sitio en el cual los Estados Unidos lanzó la bomba atómica en 1945, que acabó con la vida de miles de personas y que hoy su máximo líder esté junto al presidente japonés sancionando a otra nación, pero -además- tratando temas de amenaza nuclear, cuando justamente Japón no termina de recuperarse del accidente de Fukushima e intenta revivir centrales nucleares nuevamente, es -como mínimo- una triste ironía para la humanidad.
Una de las sorpresas es la participación del presidente brasilero, Luiz Inácio Lula da Silva, que asistirá como invitado especial e intentará levantar su voz en pro de las negociaciones para la paz en Ucrania, un Quijote contra los molinos de viento que no desean que la guerra termine aún.
En cuanto al desarrollo tecnológico, que también tiene su punto en la agenda, uno de los países en el tapete será China. Se discutirá no solo el uso de la Inteligencia Artificial (IA) sino el acceso chino a fabricación de componentes de alta gama en la que el gigante asiático tiene la hegemonía y ha desplazado a varios países. Por lo cual, representa un “desafío” para los fabricantes estadounidenses y por supuesto a su economía e industria tecnológica, en disputa con China desde hace ya varios años.
En sí, la agenda gira como siempre sobre los intereses estadounidenses de garantizar su hegemonía económica-financiera, desarrollo tecnológico y poderío militar, el resto es carpintería, los objetivos como siempre son frenar a Rusia y a China, por su parte, los “socios” no estarán dispuestos a ir en contra de las decisiones impuestas por el imperio, no es asunto a discutir.
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Nahir González Correo del Alba
