«Total, no tengo hijos», dijo sin arrugarse

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«No me importa lo que digan y piensen de mí, quienes vivan el futuro…».

Esa fue la frase, expresada a un periodista, del juez Urrutia, presidente de la Corte Suprema de Justicia en la dictadura de Pinochet.

¿Soberbia? ¿Autismo ? ¿O solo indiferencia ante el dolor de las familias de los desaparecidos por la dictadura?

Tal vez sean signos de un mal en la élite de esta época decadente: ausencia de ética, de empatía y humanidad.

Ha pasado medio siglo y hoy otro juez nos despierta malestar y vergüenza ajena. Los malos recuerdos de ese Sr. Urrutia son provocados en segmentos internacionalistas chilenos por la noticia de que un sector gorila de los jueces argentinos se ha lanzado a meter presa a Cristina Kirchner.

Fuera de toda duda y sin necesidad de coincidir con el accionar y filosofía del peronismo, y de la Sra. K, puede afirmarse que Argentina repite el sainete contra Dilma Rousseff y Lula en Brasil: hacer que un juez haga la tarea sucia para usar de apoyo la fuerza armada al “veredicto”.

Pero hoy ya es evidente que no es la corrupta oligarquía local quien asume ese nuevo sendero para la decisión política. Es el Imperio, quien mueve peones en una estrategia que utiliza la Judicatura para generar golpes blancos.

Ayer lo hicieron también en Ecuador y Bolivia, luego a medias en Paraguay y otros lugares de América Latina. En este período lo seguirán haciendo, pues aún no hay una forma que garantice un mínimo de justicia en este lado del mundo. Basta una “acusación” para neutralizar opositores al modelo y, quién sabe, según esos acusadores, mañana al sistema.

Ello recuerda la maniobra, desde la TV que hicieron en Chile, “asesinando” políticamente al exsenador Lavanderos por buscar nacionalizar la minería del cobre hace algunos años.

Pronto veremos de nuevo por estos lados ese tipo de iniciativas, pues cuando el Tïo Sam busca ordenar su patio trasero rápidamente encuentra personajes obsecuentes, como Almagro en los niveles políticos; o los Urrutia en el Poder Judicial.

Quien crea, entre quienes lideren algún atisbo de oposición al modelo, que todo eso es solo pura coincidencia y que bastan los buenos modales o la indiferencia o las lindas declaraciones de filosofía jurídica para lavarse las manos y pasar piola, se equivoca. Se vienen tiempos difíciles para toda nuestra América Latina, en que se polarizarán aún más las posiciones y se harán más rudas y violentas las acciones de las oligarquías.

¿Cómo fortalecer áreas de alianza popular y de contención al fascismo ? Cada grupo y fuerza social deberá pensar el problema, así como los liderazgos emergentes, por provisoria y personal que sea la respuesta…

La crisis de hegemonía global está ad portas y América Latina volverá a sentir la mano que aprieta.

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Rafael Kries Chileno, economista y escritor

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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