Unidad y victoria

122

Todo modelo de organización social basado en la dominación de unos sobre otros, requiere una combinación de creencias religiosas y científicas e interpretaciones de la historia que soporten esa dominación, la presenten como natural y deseable e inciten a los dominados a adoptar maneras de ser, pensar y actuar ajenas a su ubicación en la sociedad.

Como lo señala, Ramón Grosfoguel, en su ensayo Modernidad y Capitalismo “Es importante recordar que el éxito del orden social capitalista ha sido que los que están abajo piensen epistémicamente como los de arriba. Gramsci hablaba de la ideología, en la mirada decolonial, hablamos de epistemología. Pero el punto acerca de cómo la posición social no coincide con la posición epistémica se mantiene. El occidentalocentrismo hace que sujetos colonizados piensen epistémicamente como los colonizadores”.

¿Cómo lo lograron? fundiendo elementos claves de las sociedades patriarcales precedentes con los de la racionalidad y la cristiandad modernas en una gran tramoya civilizatoria justificadora de la violencia, destrucción y muerte que acompañan la acumulación de capital y poder. Y convirtiendo a la familia, al sistema educativo, al aparato productivo, a las prácticas religiosas y deportivas, al conocimiento, a la comunicación y al divertimento en universalizadores de las discriminaciones basadas en rango, de los abusos y despojos por clase, sexo, raza.

Desmontar esta tramoya, urdida durante siglos, es una tarea a largo plazo. Afortunadamente ya hay un camino andado por pensadores/militantes que han luchado y siguen luchando desde distintas trincheras por un futuro distinto. Por lo que hoy bautizamos como un “mundo mejor”, bastante impreciso, definido más por lo que no debe ser, que por su ser. Imprecisión que debe superarse para poder aglutinar a las grandes mayorías inferiorizadas en torno a una misma causa.

Ello, a mi entender, requiere como mínimo concretar una unión estratégica de las tres corrientes de pensamiento/acción -decoloniales, feministas, marxistas- predominantes entre quienes enfrentan el statu quo. Pues, su desunión dificulta la visualización del “mundo mejor” como objetivo común y deja espacio tanto al reseteo de la ideología, hoy aparentemente en decadencia como a la dispersión de la rebeldía juvenil en posiciones nihilistas, apocalípticas o neonazis.

Unión difícil, pero viable. Pues arribar a una sociedad comunitaria organizada en torno a la producción, reproducción y cuidado de la vida y basada en la equidad, el respeto y la armonía entre los seres vivos y la naturaleza, implica la feminización de las comunidades; es decir, su organización con base en la colaboración, la solidaridad y maneras de actuar descalificadas hoy por femeninas. Requisito indispensable para ir avanzando en ello: un proceso profundo de decolonización epistémica y física.

¡Venceremos!

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí