Con Petro, se le hunde el barco a la oposición venezolana

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Terminó la segunda vuelta en las elecciones colombianas. Ganó Gustavo Petro con más de 11 millones de votos (50.6%) contra unos 10 millones (47.4%) de Rodolfo Hernández. Lecturas diversas ya empiezan a aparecer sobre los efectos y significados de esa gran victoria de la centro-izquierda liderada por el senador Gustavo Petro. En esta nota hacemos referencia a un punto específico puesto de manifiesto en sus promesas electorales.

Durante su campaña electoral, Petro fue enfático al decir que, de ganar las elecciones, restablecería las relaciones diplomáticas con Venezuela, rotas por el presidente derrotado y saliente Iván Duque. Fue una oferta electoral cónsona con la línea de pensamiento del nuevo Presidente. Razones históricas conducen a que la hermandad colombo-venezolana se mantenga y fortalezca. Más de cinco millones de desplazados colombianos viven en territorio venezolano. Muchos de ellos son ya ciudadanos y allí conviven en sana paz. Un número importante de venezolanos viven en Colombia, muchos de ellos maltratados, perseguidos, desaparecidos y asesinados. Colombia y Venezuela son naciones paridas del acero invencible de la espada de Simón Bolívar, aunque algunos de manera mezquina e infame se empeñan en desconocer.

El restablecimiento de relaciones diplomáticas inicia con el reconocimiento por parte del nuevo Gobierno Colombiano de que en Venezuela existe un Gobierno legítimo, presidido por Nicolás Maduro Moros. Eso ha de despejar toda duda posible y, en consecuencia, el Juan Guaidó y sus compinches encuerados en Bogotá dejarán de ser voceros de nada ni de nadie. El embajador del autoproclamado, que nunca representó a Venezuela y su pueblo, verá donde se guarda su credencial chimba.

El reconocimiento del legítimo Gobierno de Venezuela pasa porque la empresa Monómeros sea devuelta a su verdadero propietario: la República Bolivariana de Venezuela. Aquí se impone una estricta y detallada rendición de cuentas y quienes fungieron de administradores, tendrán que rendir cuenta ante los órganos jurisdiccionales por haberla llevado a la quiebra.

El restablecimiento de relaciones también conlleva a que quienes cometieron crímenes contra Venezuela y su pueblo y se refugiaron bajo los pantalones de Iván Duque rindan cuentas de sus actos. La malversación de ingentes recursos propiedad de los venezolanos no puede quedar impune.

Los nuevos embajadores que se designen serán legítimos y plenipotenciarios representantes de Caracas y de Bogotá. En las palabras iniciales del presidente electo Gustavo Petro, habló de una única Colombia signada por el amor más profundo. En Venezuela seguro encontrará un país unido, batallador, gallardo defensor de su destino, de su Revolución Bolivariana.

Esa oposición guarinbera que se instaló en Colombia apoyada por mafias de tracaleros y bandoleros, con el triunfo de Petro tendrán que buscar nuevos destinos donde ir a depositar sus huevos de serpiente ponzoñosa. Petro, ya ha dicho que su Gobierno será el «Gobierno de la vida y de la paz». Así lo entiende el pueblo venezolano. La paz en Colombia será la paz para Venezuela y Latinoamérica. Los que desde suelo colombiano tramaron guarimbas, intervenciones y asesinatos contra venezolanos y sus dirigentes, no pueden quedar impunes si, en verdad, se desea un restablecimiento de relaciones diplomáticas de altura y con respeto. Muy pronto, la gran alameda de la frontera entre Venezuela y Colombia se abrirá y, como dice el Cantor del Pueblo Alí Primera, dos pueblos que por siglos se han amado y que son uno solo, vuelvan a abrazarse al compás del vallenato y del joropo, de la cumbia y el galerón. Un sol resplandeciente volverá a brillar y la malignidad tenebrosa será cosa del pasado. El gobierno de Gustavo Petro responderá a los derechos e intereses de su país, restablecer relaciones pasa porque se reconozcan y respeten los derechos e intereses del pueblo y del Gobierno que lidera el presidente Nicolás Maduro. Una nueva página, escrita sobre la base del respeto y no injerencia en los asuntos de cada Estado, será la base de un nuevo comienzo. Ojalá con Petro retorne a Colombia la visión integracionista y latinoamericanista.

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Félix Roque Rivero Abogado venezolano

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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