Como siempre, la industria más beneficiada con un conflicto bélica guerra será la armamentista. Para otros sectores de la economía mundial los efectos repercuten de manera diferente y negativa cuando hablamos de la inflación, de las cadenas de suministros y los efectos recesivos de la aplicación de medidas de política económica ortodoxas como es la disminución del gasto fiscal y la subida de las tasas activas de interés para frenar el alza de precios y minimizar la presión inflacionaria y sus efectos, dado que la mayoría de los países han superado las metas de inflación establecidas por los bancos centrales.
La configuración geopolítica y estratégica de América Latina la ha llevado a convertirse en una fuente importante de materias primas a nivel global. Recursos que son considerados como parte de las reservas estratégicas de Estados Unidos, por considerar a esta región como su patio trasero. La directriz de la Casa Blanca contenida en el documento “Fronteras infinitas” establece que la línea política del Gobierno es sacar del continente a “potencias extrarregionales” como China y Rusia, porque las considera como agentes de riesgo para su seguridad. Por lo tanto, define lineamientos y asigna recursos para lograr ese objetivo.
Promover la desestabilización de gobiernos democráticos y de izquierda es una de las tantas actividades para asegurar el acceso de sus empresas a los recursos naturales que las élites y oligarquías latinoamericanas facilitaron a los Estados Unidos. Revisemos un poco la historia, durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las minas de estaño en Asia se encontraban bajo el control de la ocupación japonesa, los gobiernos bolivianos entregaron este mineral a los Aliados a precios bajos, a modo de contribuir al esfuerzo de la guerra en contra del Eje. Varias décadas después, esa contribución se convertiría en una tragedia cuando los Estados Unidos decidieron sacar sus reservas de estaño (acumuladas en la guerra) al mercado mundial a principios de los años 80 del siglo XX, provocando el derrumbe de los precios y de la principal actividad productiva y de exportación de Bolivia.
Las guerras son momentos constitutivos que definen condiciones que, en algunos casos, también generan beneficios más allá de las empresas vinculadas estrictamente a esta. Los efectos de la guerra rusa-ucraniana en América Latina han beneficiado a los países productores de hidrocarburos como Venezuela, Brasil, Ecuador, México y Colombia, por el incremento de los precios de esta materia prima. Pero ha afectado a los países de la misma región no productores de este recurso como los del Caribe, Centro América y otros como Chile, que depende de esas importaciones.
El Fondo Monetario Internacional (FMI) advirtió que los efectos del conflicto bélico repercutirán en tres planos: 1) Una mayor inflación derivada del alza en los precios de los alimentos y la energía; 2) Problemas en el comercio internacional y las cadenas de abastecimiento; y 3) Una mayor incertidumbre en los mercados con la consiguiente disminución del crecimiento económico global. Esto llevará a un proceso de recesión económica cuyas consecuencias se verán en el empleo.
Para la Región, el comercio con Rusia y Ucrania representaría menos del 1.5% de las exportaciones e importaciones, aunque el impacto en la balanza comercial repercute en países con mayor flujo de intercambio con Rusia como Brasil, Colombia, Ecuador y México.
Según el Observatorio de Complejidad Económica (OEC), en 2021 Rusia exportó US$11 mil millones a Latinoamérica; y la Región solo le vendió productos por un valor de US$ ocho mil 500 millones. Latinoamérica se abastece en un 41.1% de productos agroquímicos rusos; un 21.4% de metales y 18% de minerales y otros productos de mayor valor agregado. Desde 2019 Brasil y México, principalmente, han importado de Rusia un valor neto anual de US$ seis mil 830 millones.
El OEC dio a conocer el año pasado que los principales productos rusos vendidos a esta Región eran los fertilizantes agrícolas, el acero, el petróleo refinado y las dosis de la vacuna Sputnik.
Por su parte, de América Latina la Federación Rusa importa principalmente mantequilla, frutas, verduras, carnes y pescado. Brasil exporta soya, tabaco y café; mientras que México envía autos, computadoras, cerveza y tequila, entre otros productos.
Las dinámicas comerciales se han visto afectadas por las sanciones de los Estados Unidos a Rusia. La dificultad de los pagos por los bloqueos financieros.
En otros rubros de la actividad económica como el turismo, solo República Dominicana en 2021 recibió 183 mil 700 rusos y 85 mil 912 ucranianos, cuando todavía regían restricciones por la pandemia. Este año el rubro había comenzado con buenas proyecciones. Igualmente perjudicados están Costa Rica, México, Brasil, Perú, Colombia, y por supuesto Cuba, a la que hay que sumar los efectos del bloqueo y las sanciones de Estados Unidos.
En Ecuador se estiman pérdidas por un monto US$ mil 200 millones por año en volumen de exportaciones, afectando a las cadenas de producción y empleo como el rubro de flores, que hasta antes de la guerra abastecía el mercado ruso y ucraniano. Quedan cuentas pendientes por pagar de las entregas previas a la guerra y las pérdidas por las toneladas de flores que no se han enviado.
A este escenario hay que sumar los efectos de la pandemia. Antes del Covid-19 América Latina y el Caribe ya tenía el menor crecimiento económico en décadas y el virus llegó en un momento de debilidad económica, durante el período 2010-2019 ya se evidenciaba una caída de las tasas de crecimiento del PIB entre 6% y 0.2%. Entre 2014 y 2019 el crecimiento fue menor que en la década de 1950 (0.4%). Con la pandemia la caída del PIB en 2020 llegó al -5,3% en la Región. Esta contracción es comparable con la de la Gran Depresión de la década de 1930 (-5%), o con la de 1914, en que cayó en -4,9%, según ha señalado la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
Ninguna proyección económica y de crecimiento se sostiene en las condiciones actuales y el Banco Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) se reposicionan en este escenario catastrófico para ofrecer sus recetas con ajustes fiscales incluidos, alivio de la deuda y créditos con cargo a la emisión de dinero sin respaldo y con la garantía de los flujos futuros de las materias primas, acorde a la geoestrategia de los Estados Unidos en la Región.
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Ramiro Lizondo Díaz Economista