Universidades: perlitas que avivan el fuego

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De seguro hay muchísimos aspectos positivos y destacables del desempeño de las universidades públicas en el marco de la autonomía universitaria. Pero, una vez que ha estallado el “puchichi” de los dinosaurios enquistados en las dirigencias estudiantiles, corresponde más bien enfatizar los aspectos negativos, aquello que perjudica y mancha a nuestras casas de estudios superiores y que no proviene solo del sector estudiantil. Lo que se quiere es contribuir a los cambios insoslayables que hacen falta.

Ejercí como “docente invitado” un año en la Universidad Técnica de Oruro (UTO) y 14 en la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA), siempre “a tiempo horario” (lo contrario del “tiempo completo”). También fui director de Canal 13 TVU por 18 meses, habiendo logrado reanudar sus emisiones después de más de tres años de paralización. No es mucho tiempo, por cierto, pero es el suficiente como para recoger como anécdotas algunas experiencias ilustrativas. Veamos tres de ellas:

1) En plena movilización bajo el lema “presu-pues-to-pa-ra-la-U” en 1987, el Rectorado de la UTO encomienda a la carrera de Comunicación reforzar la campaña de información masiva para captar la simpatía de la población, tarea que, como era lógico, recae en docentes y alumnos de periodismo. No están funcionando ni la radio ni el canal televisivo de la U, y la imprenta tiene problemas insalvables. El único recurso que queda para difundir la palabra impresa es la poco efectiva y costosa fotocopia. Estamos en esas cuando el portero del edificio tiene un pálpito y nos lleva a un depósito de muebles en desuso, lleno de polvo y telarañas, allí encontramos flamante y encajonado un equipo de impresión offset tamaño oficio, sin estrenar.

2) A poco de asumir la dirección de Canal 13, con personal que había permanecido casi sin hacer nada durante el largo receso, formamos una comisión con la tarea de levantar un inventario, lo más completo posible, del material audiovisual disponible en todas las facultades, carreras e institutos de la UMSA. El resultado fue impresionante, se podía apreciar el enorme potencial instalado de equipos en distintas instancias con las cuales Canal 13 podía interactuar para co-producir audiovisuales. Pero, escarbando un poco en el informe de la comisión encabezada por Eduardo Mamani, descubrimos con asombro que varios equipos nunca habían sido utilizados, permanecían flamantes y algunos de ellos ya estaban “discontinuados” y obsoletos, ya no existían ni repuestos ni mantenimiento disponibles. Recuerdo muy bien una reluciente cámara Sony de tres tubos que estaba en tal situación y que se guardaba celosamente sin darle ningún uso.

Conclusión: se hacían irracionales adquisiciones para inflar los gastos y recibir mayores tajadas del entonces magro presupuesto universitario. ¿Cómo será ahora cuando los ingresos universitarios han crecido considerablemente?

3) En agosto de 1986, coincidiendo con el cerco de Calamarca tendido contra la Marcha por la Vida de los mineros, Canal 13 fue silenciado mediante un atentado, hubo algunos destrozos y la sustracción de un módulo del transmisor cuyo valor era de mil 500 dólares. Durante el primer año del cierre se demandó sin éxito la reparación de los daños al presunto autor: el Gobierno. A lo largo del segundo año se gestionó la adquisición de un nuevo transmisor con un costo de 120 mil dólares. El tercer año, el equipo nuevo sin desembalar fue depositado a la intemperie junto a la torre de la antena en El Alto (no había muros y el terreno estaba en la mira de los loteadores). Entretanto, una comisión docente-estudiantil analizaba las alternativas para la reapertura.

Difícil imaginar mayores desatinos en el manejo de los recursos públicos.

Canal 13 volvió a emitir la víspera de San Andrés (29 de noviembre de 1989), lo hizo con el equipo antiguo, como pudo haber salido al día siguiente o máximo una semana después del atentado. El módulo robado fue reemplazado por uno adquirido a crédito con mi firma y la de Boris Rodríguez, el siempre recordado jefe técnico.

Sobre la universidad queda mucho por decir. Volveremos pues sobre el tema.

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Carlos Soria Galvarro Periodista

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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