Finalmente llegó la tan esperada fecha del 9 de mayo, el 77º aniversario de la victoria rusa sobre la Alemania nazi en 1945. Pero, sobre todo, por finalmente conocer lo qué diría el presidente Vladimir Putin a las cerca de 11 mil personas y todo el componente militar reunidos en la mítica Plaza Roja de Moscú, además de todos los millones de telespectadores, que venciendo la censura impuesta por los medios comunicación occidentales, pudieron ver en directa el pronunciamiento del Jefe del Kremlin.
Para la desilusión de muchos analistas Putin no hizo el tan ansiado llamado a la movilización general, o lo que es igual a una declaración de guerra a Ucrania o a los países OTAN, tampoco mencionó la amenaza nuclear o de sus intenciones de utilizar en el inmediato armas de destrucción masiva. Por el contrario, se mostró moderado, sin pronunciar frases agresivas o amenazantes hacia quienes son sus adversarios; es decir Estados Unidos, OTAN, UE y sus aliados.
La gloria soviética
El presidente inició su intervención estableciendo un paralelismo entre la guerra que libraron los soldados rusos durante la Segunda Guerra Mundial contra el nazismo, y la operación militar que está en curso hoy en día nuevamente contra los nazis desplegados en el territorio ucraniano.
Un elemento importante fue el hecho de resaltar en sus palabras el heroísmo soviético y el orgullo nacional. Esto le permitió presentar la acción militar en Ucrania como una imperiosa lucha por la justicia histórica. El jefe del Kremlin afirmó que las tropas y voluntarios rusos en la región de Donbás están “luchando por la patria, como sus padres y abuelos antes que ellos”; en ninguna parte del discurso menciona a Ucrania como país, una omisión que hace pensar en la desaparición de ese Estado por estar abiertamente plegado a los intereses norteamericanos.
No obstante, esta mención de la valentía de la Unión Soviética, por parte de Putin, es interesante porque nunca se ha presentado como un fanático de la restauración del antiguo esplendor soviético. Pero, sabe bien, como líder político, que estas palabras surtirán el efecto esperado de imprimirle ánimo y firmeza a quienes lo acompañan en dicha operación militar, sean estos países aliados, militares desde el más bajo al más alto rango y extensivamente al pueblo ruso.
Así mismo esta inyección de patriotismo puede obedecer a que internamente el Kremlin se está enfrentando a un problema estratégico para el cual la sociedad rusa no estaba preparada; es decir para un conflicto armado largo y muy costoso. Es muy probable que Putin esperara una victoria rápida y decisiva, de hecho, había anunciado como fecha probable para el final de la operación militar justamente el 09 de mayo.
Amenaza OTAN
Posteriormente, a esta introducción el jefe del Kremlin se refirió durante cerca de 15 minutos a los planes de agresión a Rusia por parte de la OTAN señalando “Los países de la OTAN no quisieron escucharnos cuando el pasado diciembre propusimos definir un acuerdo sobre seguridad. Significa que tenían otros planes. Habían preparado abiertamente otra operación de castigo en el Donbás, una agresión en nuestras tierras históricas, incluida Crimea, en Kiev se hablaba de restaurar las armas nucleares. El bloque de la OTAN comenzó a militarizar los territorios cercanos a nuestras fronteras. Y esto representó para nosotros una amenaza inadmisible”. Putin, subrayó la oportuna e imperativa necesidad de haber lanzado la operación militar especial en Ucrania para defenderse de la intimidación occidental, destacando que la misma fue una “decisión correcta” para un país independiente, fuerte y soberano, como es la Federación Rusa.
Un detalle es que en el transcurso de la alocución el presidente Putin, finalmente se mostró realista en cuanto a lo que está sucediendo en territorio ucraniano. Habló por primera vez de las bajas rusas durante la operación especial, un número a nuestro entender demasiado elevado, probablemente más de lo que se suponía antes del 24 de febrero, como para seguir ignorándolo. Por ello, dirigió un mensaje a los familiares en el que les aseguraba que el gobierno ruso haría “todo lo posible para ayudar a sus familias” y que había firmado una orden para dar ayuda estatal a los hijos de los militares rusos fallecidos en Ucrania. Seguidamente pidió un minuto de silencio por los soldados caídos.
Es de resaltar que este discurso significa en su totalidad un cambio en la estrategia comunicacional del Jefe de Estado ruso. Objetivamente no es la actitud de un país en una ola de entusiasmo por sus éxitos en el campo de batalla, sino más bien la de un gobierno que quiere compartir su sufrimiento con su pueblo y también con otros Estados, incluso con sus adversarios.
Este mostrarse humano del presidente Putin, pudiera ser una pausa antes de una nueva tormenta, o quizás el inicio de una nueva fase del conflicto, o un intento de aliviar la tensión diplomática hacia una vuelta gradual al diálogo, quizás sentándose en una mesa de negociación de paz. No lo sabemos, solo lo que pase en los próximos días nos dará las pistas para el desarrollo de nuevos escenarios, por ahora el conflicto continúa sin fecha de caducidad.
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Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia
