Yemen, Palestina, quieren apagar su derecho de vivir en paz

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“Ya poca Palestina queda. La implacable devoración del mapa involucra títulos de propiedad, generosamente otorgados por la Biblia…La cacería de judíos fue, siempre, una costumbre europea; pero los palestinos pagan esa deuda ajena” (Los hijos de los días, Eduardo Galeano).


Más de siete años de exterminio y empobrecimiento al pueblo de Yemen. De guerra asimétrica generada por la cofradía filofascista de los Emiratos Árabes Unidos de Arabia Saudita, por el control del sur de la Península Arábiga, que secunda esta masacre con la opacidad total de la comunidad internacional, a la que se suma la descarada injerencia de Estados Unidos de Norteamérica, Gran Bretaña y un racimo de países occidentales, que han hecho de la expansión la columna vertebral de su poder económico.


Resulta entonces, que hablar de la defensa de los derechos humanos, es un eslogan o libreto, que se adapta fácilmente a una mirada geopolítica, y se moldea , de acuerdo a los intereses neoliberales y particulares de estas monarquías de reyezuelos árabes y saudíes, que odian a la otredad sociocultural, económica, política diferente a la de ellos. Estos, han permitido la perpetuación del exterminio y genocidio, en contra del pueblo palestino que viene resistiendo más de 73 años a estos fantoches de la muerte, sionista, a los que la vida de la niñez les apesta y que han condenado a la población yemení a la miseria, empobrecimiento sistemático, un pueblo que resiste con dignidad, el bombardeo y exterminio saudí.


Asia, convertida en el músculo de atracción capitalista y los chacales armamentistas, con un fin en mente geoeconómico y geoestratégico de este decadente modelo de acumulación que se asfixia en medio de las bases militares yanquis y otanistas de guerra híbrida refuncionalizada en permanente.

Cabe mencionar a la República Árabe Saharaui Democrática, víctima de un sistema de apartheid del reinado marroquí, que tiene un enorme muro parecido al que separa a palestinos, en la Franja de Gaza, Cisjordania y altos del Golán de Siria, prisión a cielo abierto más grande del mundo. En donde la vida, el derecho a la misma, es cercenado por esta horda sionista fascista, que no termina de parir conflictos , gracias a los think-tanks del imperialismo estadounidense, en donde todo lo hoyan y destruyen, sino no se someten o subordinan al orden y establecimiento, del modelo de democracia imperante en Washington, al que no le importa la creación de mercenarios que se han encargado de exterminar a la niñez y adolescencia yemení, palestina, afgana, saharaui, por ser otredades socioculturales, diferentes al patrón cultural occidental, que bombardea su tierra y hace trizas sus casas, para favorecer la ocupación alevosa de colonos sionistas, que encienden la violencia armada y la mecha de la bomba de los complejos militares, que viven del negocio más ruin, e inhumano como es la guerra.


Son los recursos naturales y energéticos como el petróleo, gas, otros minerales metálicos y no metálicos, océanos, mares, rutas de comercio estratégicas, que provocan sed de acumulación capitalista y concentración de riqueza en castas de poder, que se denominan herederas de un designio mesiánico, al que le dan un tinte de proselitismo y rasgo cultural ideológico, que debe ser extirpado al más pírrico estilo del renacimiento hispano, o anglosajón, que quiere perpetuar el vandalismo y saqueo de la dignidad y soberanía, de pueblos que resisten y se mantienen en pies de lucha, por el derecho de vivir en paz. Por ello pregonan sus voces, que ha llegado el día de no sobrevivir, sino de vivir en paz, sin asedio, injerencia y los colmillos de la muerte, que no cesan de exaltar el brillo y poder de los comodities, la inacabada maquinaria de exterminio, mientras la enorme serpiente massmediática se remite a reproducir una narrativa y discursiva de acuerdo a las lógicas y dialécticas de la subversión político e ideológica imperialista anglosajona, marroquí, saudí y sionista.


Ergo, más allá de las frías cifras de datos e indicadores, millones de seres humanos engrosan el mapa del hambre y la crisis humanitaria, que es apagada, mediante la penetración de bases militares occidentales imperialistas o de la alianza atlántica, convertida en el misil que explota en las narices de este brazo armado con enormes vestigios nazi fascistas, que está siendo derrotado por la operación de Rusia.


A pesar de la perversa rusofobia, diseminada por la guerra híbrida multiforme, que se mimetiza al igual que las armas químicas, biológicas y bacteriológicas, que se propagan en la aldea global, el exterminio constante del homo sapiens, y el calentamiento global que no deja de conculcar y pisotear los derechos de la naturaleza.


Empero, hay que cambiar el modelo y sistema que están a punto de un colapso y de producir un corto circuito a esta imparable sed de acumulación y concentración de riqueza capitalista, del capital rentista, al que poco o nada le importa la vida de pueblos denominados periféricos que lucha y resisten al modelo injusto, insensible e inhumano, del neoliberalismo, que está pariendo un Nuevo Orden Mundial, multicéntrico y multipolar, que trasciende las abstracciones para seguir posicionando a la justicia social, como un paradigma de vida en abundancia sociocultural, política, diversa , plurinacional e intercultural diferente.

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Luis Ernesto Guerra Analista político y activista de Derechos Humanos

Las opiniones expresadas en esta sección son de exclusiva responsabilidad del autor/a

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