La cuarta semana de la operación militar especial rusa en Ucrania, inició marcada por leves indicios de posibles acuerdos de paz, pero sobre todo con mucha desinformación. De lo que sí hay certeza es que la ofensiva rusa continúa, a pesar de las muchas dificultades que ha encontrado a su paso, sigue desarrollándose en tres ejes de ataque (Crimea, Kharkiv-Donbass y Kiev). Los objetivos estratégicos de Moscú siguen siendo los mismos: la neutralidad de Kiev, el reconocimiento de Crimea y la independencia/autonomía de las autoproclamadas repúblicas populares de Donetsk y Lugansk. El avance ruso se ha evidenciado lento, aunque algunos analistas justifiquen esto por ciertas tácticas que implican la destrucción de las baterías antiaéreas ucranianas y el hecho de tratar de hacer el menor daño posible a la población civil.
Acciones llevadas a cabo
Este lunes 21 de marzo, las fuerzas rusas hicieron pocos progresos. En el noroeste y noreste de Kiev, los soldados de Moscú siguieron bombardeando la ciudad y reforzando las posiciones defensivas, sin llevar a cabo grandes operaciones ofensivas, ni siquiera hacia las ciudades nororientales de Chernihiv, Sumy y Kharkiv. La mayor explosión desde el inicio del conflicto se produjo en la capital, causada por un ataque con misiles rusos que destruyó por completo el centro comercial Retroville, guarida de mercenarios y donde se encontraba material militar. Así mismo Moscú continúa avanzando en la ciudad de Mariúpol, donde grupos nazistas tienen secuestrados a numerosos civiles que tratan de escapar de la ciudad.
Estos recientes hechos evidencian que la operación militar desde la parte rusa está basándose principalmente en lo que podemos llamar los “viejos métodos” militares de guerra; es decir un avance lento con la artillería, tras lo cual los vehículos blindados rusos sólo entran en las calles de las ciudades ucranianas después de un ataque con cohetes. Para algunos expertos militares este lento avance ruso evidencia dos cosas: errores de planificación y una movilización de tropas cualitativa y cuantitativamente insuficientes. Así mismo, la implementación de “estrategia de desgaste” desde el frente ruso produce víctimas civiles, destrucción de infraestructura, además de la dolorosa intensificación de la crisis humanitaria con cerca de 3 millones de refugiados/as desplazándose por Europa. No olvidemos que en los conflictos bélicos, lamentablemente la población civil es la que más sufre.
Negociación en puertas
Este lento progreso ruso pudiera dar paso a una aceleración del proceso de negociación, que según el negociador jefe ucraniano, Mykhailo Podolyak, podría conducir a un acuerdo en diez días. A pesar de estos atisbos de esperanza, es de suponer que la Federación Rusa tratará de perseguir sus objetivos políticos no sólo por la vía diplomática, sino también, y sobre todo, creando las condiciones sustanciales para un debilitamiento de la posición ucraniana, a fin de obtener sus propias condiciones.
De acuerdo a los expertos, esto último nos pudiera asomar, desde el punto de vista militar, al menos tres escenarios para Rusia: primero aumentar el número de tropas sobre el terreno; el segundo, acelerar el asedio a las ciudades cortando los suministros a los ucranianos/as; finalmente, la más dramática, la destrucción de ciudades enteras como ocurrió en Alepo y Grozni, pero con la utilización de un arma nuclear. La misma pesadilla que traería muerte y destrucción a otra escala, pero que sería una demostración de fuerza, de disuasión. Esperamos que esta no sea la opción. Causa suspicacia que en la concentración realizada el día 18 de marzo en el estadio Luzhniki de Moscú, una cita tradicional en el aniversario de la anexión rusa de Crimea, el presidente Putin refiriéndose a la operación militar en Ucrania haya dicho “pondremos en marcha todos nuestros planes”.
Bielorrusia pudiera entrar en el baile
El día 19 de marzo, Bielorrusia evacuó su embajada en Kiev y trasladó a su personal a Moldavia, en respuesta a lo que, según dijo, eran «condiciones de trabajo insoportables». El 21 de marzo, el Servicio de Seguridad de Ucrania (SBU) también informó de que había detenido a un espía bielorruso que estaba examinando los despliegues y equipos ucranianos en la región de Volyn. El mismo día, los usuarios de las redes sociales bielorrusas también informaron, de forma no comprobada, de la presencia de equipos militares bielorrusos en Rechista, en la región de Brest, a 7 km de la frontera ucraniana. La entrada frontal de Bielorrusia en esta operación militar en Ucrania se sabrá en los próximos días. Por ahora son solo voces de pasillos y conjeturas.
Fuerzas ucranianas reforzadas por Washington
Carl Von Clausewitz, uno de los creadores de la ciencia militar moderna comentando las exitosas campañas militares de Federico el Grande, que durante sus campañas “se comenzó a considerar a la movilidad de las tropas como el verdadero factor del éxito en la guerra y procurar la victoria por la sorpresa y por la rapidez de los movimientos”. Este principio del “factor sorpresa” fue desarrollado con más amplitud por Clausewitz en otras de sus obras explicando que el mismo reduce el tiempo de que dispone el enemigo para prepararse para el conflicto y provoca un choque psicológico que dificulta la aplicación de los planes defensivos existentes. En este sentido la pérdida de Rusia del “efecto sorpresa” y el actual prolongamiento de la fase diplomática le ha dado a Kiev la oportunidad de prepararse psicológica, militar y comunicacionalmente.
Así mismo, hay que tomar en cuenta el papel que bajo la mesa está cumpliendo Washington, de armar fuertemente al ejército de Kiev, proporciona valiosa información a la presidencia de Zelenski y envía a miles de veteranos al campo de batalla para evitar la rendición.
Según estimaciones de analistas y funcionarios ucranianos anónimos, hasta ahora han llegado a Ucrania a través de la frontera con Polonia y Rumanía cerca de cuatro mil combatientes estadounidenses de un total de unos 20 mil voluntarios occidentales. Son veteranos de las guerras de Siria e Irak, convertidos en mercenarios, que están presentes principalmente entre Sloboda y la región de Kiev. Estos mercenarios se encuentran sobre el terreno con los mismos militares ucranianos recientemente entrenados por el Pentágono en la doctrina militar contemporánea. Oficialmente, Washington castiga severamente cualquier participación directa en las hostilidades, pero permite que los principales periódicos norteamericanos informen sobre el asunto, algo imposible sin la aprobación federal. De acuerdo a diferentes fuentes la CIA, proporciona información a los soldados ucranianos, que están puntualmente al tanto de los movimientos de los rusos, mientras que el Kremlin a menudo no es consciente de la presencia del enemigo y, por lo tanto, es propenso a actuar de forma equivocada.
En concreto, los operadores de inteligencia desde sus oficinas en los Estados Unidos y Alemania, envían fotos de satélite y escuchas telefónicas a sus colegas ucranianos cada dos horas. Sin mencionar que Kiev cuenta con las armas más sofisticadas de la OTAN, que incluyen entre otros sistemas S-300 pueden golpear aviones que vuelan a gran altura. Estados Unidos mantiene su mano ultra océano alimentando conflictos bélicos e infringiendo dolor en la humanidad.
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Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia
