¿Qué está ocurriendo de verdad en Ucrania?

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Con un huracán de publicaciones propagandísticas, de las cuales la mayor parte son solo falsedades malintencionadas, es realmente muy difícil saber a qué atenerse. Y ese angustioso estado de desinformación es igualmente grave para la gente de la propia Ucrania, la gente de Rusia y la de la Unión Europea (UE)… y en nuestra arrinconadita América Latina, llega a ser casi, casi cómica. ¡Como un chiste feo y cruel!

Posiblemente Ud. vio en la tele, antes de ayer, un video procedente de la ciudad de Kiev, la capital de Ucrania, que mostraba un tanque grande y pesado avanzando rápido por el medio de una avenida. De pronto, aparece un automóvil moviéndose en sentido contrario, con mucho espacio libre para pasar junto al tanque.

Pero al momento en que los dos vehículos se cruzan, el tanque da una especie de respingo y se abalanza como un celaje contra el auto, lo atrapa con sus orugas y lo aplasta.

Luego, el video se enfoca en un grupo de gente que acude a prestar socorro. Logran abrirse paso entre las latas retorcidas y sacan del auto al chofer, un hombre que parece tener unos 60 años, y que milagrosamente está con vida.

Por cierto, se señala que el tanque es ruso y que de pura maldad se lanzó contra el automóvil.

Pero, para un observador razonable, la situación resultaba muy, muy rara. ¿Cómo era que hubiera un tanque ruso avanzando por el centro de la capital de Ucrania?

Y ¿cómo es que ese automovilista siguió su camino tranquilamente para pasar a su lado?

Bueno, muchísimas horas después un periodista extranjero reveló la verdad. El tanque no era ruso, sino ucraniano. Y por alguna razón perdió el control de dirección y aplastó al automóvil.

Pero los televidentes, en su inmensa mayoría, no conocieron la verdad. Se quedaron con lo que habían visto y que, por supuesto, se mostraba como prueba de que el presidente Vladímir Putin es un dictador satánico capaz de volver satánica a toda la nación rusa.

El mismo día, muchos canales de TV difundieron otro video, esta vez distribuido por el propio Ministerio de Defensa de Ucrania, mostrando un emocionante combate aéreo entre las nubes, en que un avión MIG 29, de Ucrania, derribaba a un Sukoi 35, de Rusia, con un certero misil. ¡Tuvo más de un millón de visitas en pocas horas!

Oiga… también pocas horas después se descubrió que ese video no era más que una copia de una escena de un juego de TV muy realista.

En fin, sabemos que en la guerra la mentira es un arma. Como lo recalcaba el nazi Joseph Goebbels, ministro de Propaganda de Hitler: “Una mentira, si se repite suficientes veces, se convierte en verdad».

Pero no. La mentira no “se convierte” en verdad, aunque para las multitudes comienza a funcionar como si fuera verdad. Y eso puede tener efectos trágicos.

Por fortuna los que estamos lejos de esos campos de batalla tenemos la posibilidad de constatar los datos, los hechos, las cifras y las informaciones más sustanciales y verificables, más allá del estruendo tendencioso de los grandes medios de difusión controlados por los grandes grupos financieros.

Y en ello contamos también con un gran número de excelentes periodistas, investigadores y analistas, ganadores de los más altos premios, incluso dentro de Estados Unidos, y con una trayectoria de decir siempre la verdad ¡aunque sea peligrosa y no nos guste!

Por ejemplo, la verdad de que, en dos días de acción militar, el Ejército ruso ha controlado ya todos los puntos estratégicos en territorio de Ucrania. Una fuerza de alrededor de 60 mil hombres ha quebrantado las posiciones de un Ejército ucraniano que, según sus propias cifras, tiene más de 500 mil hombres.

El portavoz de las fuerzas rusas, Igor Konaschekov, señaló el sábado que el día anterior los avances de la invasión se habían detenido, a la espera de una posible reanudación de negociaciones de paz. Pero que, tras el rechazo de Ucrania, ya durante la noche del viernes reiniciaron sus acciones de combate, bombardeando objetivos militares con armas de precisión. Según su informe, fueron inutilizadas 821 instalaciones de la infraestructura militar ucraniana. Fueron destruidos 87 tanques y vehículos blindados, 48 estaciones de radar, 24 bases de misiles antiaéreos, 19 centros de mando y 14 bases aéreas.

En estos momentos, las fuerzas rusas se encuentran a solo nueve kilómetros del centro mismo de Kiev.

Pero, al margen del avance hacia Kiev, las fuerzas rusas han ocupado ciudades y centros estratégicos, incluyendo el gran puerto de Odessa, y están en posición para ocupar la gran central eléctrica de Zaporitsya, de energía nuclear, que aporta un tercio de toda la energía de Ucrania.

En tanto, Estados Unidos y la UE anunciaron nuevos grandes envíos de armamento de alto poder para enfrentar la invasión rusa, totalizando alrededor de dos mil millones de dólares más. Sin embargo, se ha mantenido por completo la no participación de efectivos militares estadounidenses o europeos en las acciones de guerra sobre territorio ucraniano.

En cambio, Estados Unidos y sus aliados ya acordaron la aplicación de sanciones contra Rusia y los principales miembros del Gobierno y la dirigencia económica del país. Aunque las amenazas de excluir a la banca de Rusia del sistema de pagos interbancario Swift solo fue aprobada sobre algunos bancos y algunas personas.

De hecho, del conjunto de naciones convocadas por Estados Unidos para ejercer una presión máxima contra Rusia, solamente Gran Bretaña, la UE, Australia y Japón han adherido en términos reales.

Otros países de enorme importancia anunciaron que no participarán en sanciones antirusas. Entre ellos, además de China, destacan la India, Irán, Paquistán, Turquía, Kazajstán, Armenia, Suiza, Israel y nada menos que la misma república de Georgia que en 2008 estuvo en guerra con Rusia, pero que ahora se ha puesto en marcha con una serie de programas de desarrollo industrial y comercial con Rusia.

De hecho, la India anunció además que está preparando un sistema de intercambio bancario con Rusia que permita soslayar las trabas impuestas por las sanciones estadounidenses y desestimar por completo el uso el dólar.

A ellos se suman los países latinoamericanos: Argentina, Bolivia, Brasil, Cuba, Nicaragua, El Salvador y Venezuela.

Es decir, en términos reales, la amenaza planteada por Washington de estrangular económicamente a Rusia, convirtiéndola en un Estado “paria” y en bancarrota, no pasará más allá de causar algunas molestas dificultades financieras para una Rusia que dispone de un enorme respaldo en oro y divisas, y tiene un endeudamiento que no llega al 20% de su Producto Interno Bruto (PIB).

«Ni Estados Unidos ni las demás antiguas potencias imperiales de Europa logran comprender y aceptar que la única alternativa ante el fracaso económico, demográfico y ecológico que afecta al planeta no es el surgimiento de un nuevo gran liderato, sino la estabilización de un gobierno democráticamente multipolar»

Simultáneamente, Rusia, como China y la India, parecen próximos a establecer un campo financiero mediante el uso de dinero digital, con todas las características de las actuales cíber-monedas pero con respaldo estatal, como ya lo está realizando, con sorprendente éxito, el gobierno de Nayib Bukele en El Salvador.

Como fuere, para el presidente de Estados Unidos, Joseph Biden, el recurrir una vez más a las sanciones y represalias económicas, aunque no lleguen a tener un efecto suficientemente destructor, es la única opción al alcance de su país y el bloque de los aliados.

La alternativa a esto ya sabemos cual es: la guerra.

Por eso es que ni Estados Unidos ni sus aliados han considerado ni remotamente la posibilidad de intervenir con sus propios ejércitos en defensa de Ucrania contra Rusia.

Biden ya lo dijo con todas sus letras: «No habrá ganadores de una Tercera Guerra Mundial».

En tanto, naves rusas llegan a los puertos de Venezuela, Cuba y Nicaragua. ¿Acaso la alianza de Rusia con cada vez más naciones latinoamericanas, tan cerquita de la frontera con Estados Unidos, no es similar a las alianzas de la OTAN con los países más próximos a Rusia?

Ya el viernes, aplicando las sanciones, Francia interceptó y capturó un buque de carga ruso que cruzaba por aguas territoriales francesas en el Canal de la Mancha rumbo al puerto ruso de San Petersburgo.

El cargamento era de varios centenares de automóviles franceses que iban a ser comprados por rusos.

El seguro del barco estaba contratado con una compañía de la UE, y los automóviles tendrán que ser devueltos sin vender.

Bueno, ¿por qué las sanciones anti rusas las tienen que pagar los mismos occidentales?

Y a todo esto, ¿qué opina la gente más directamente afectada?

La institución rusa mundialmente más respetada en el campo de las encuestas y estadísticas es la agencia Levada, reconocida por las principales encuestadoras del mundo occidental por ser una entidad rigurosamente independiente del gobierno ruso.

Según las últimas encuestas de Levada en las principales ciudades de la Federación Rusa, solo un 5% de la gente considera que la situación de crisis y la guerra en Ucrania es culpa del gobierno que encabeza Vladímir Putin.

Un 50% de la gente, en cambio, considera que toda esta crisis es culpa de las conspiraciones antirusas de Estados Unidos.

Otro 25% dice confiar que esta crisis finalmente se resolverá en términos razonables que incluyan el respeto a la exigencia rusa de que se mantenga una zona de países militarmente neutrales junto a sus fronteras.

En tanto, en Estados Unidos, pese a la abrumadora propaganda belicista anti-rusa, solo un 25% de la gente aparece apoyando una mayor intervención de Estados Unidos en favor de Ucrania.

Un porcentaje ligeramente mayor, en torno del 30%, opina que Estados Unidos no debe comprometerse en ninguna acción anti-rusa en Ucrania, y en torno del 50% de los estadounidenses encuestados opina que Estados Unidos solo debe intervenir política y diplomáticamente en favor de Ucrania.

Por otra parte, las últimas encuestas revelan que el apoyo al gobierno del presidente Joseph Biden ha disminuido a menos del 40%, y su rechazo ha aumentado más de 10%. Incluso en Nueva York, que se considera como la plaza fuerte principal del Partido Demócrata, el apoyo a Biden cayó por debajo del 50%.

Estos resultados han llevado a que el bloque demócrata del Congreso haya llegado a acuerdo con un sector de parlamentarios republicanos para legislar sometiendo a la aprobación parlamentaria cualquiera acción militar que el Presidente planifique fuera del territorio de los Estados Unidos.

En todo caso es cada vez más previsible que el Partido Demócrata pierda la precaria mayoría en el Senado, que obtuvo en 2020. Incluso se teme que pierdan también su mayoría en la Cámara Baja.

Pero, con demócratas o republicanos, es improbable que la actual política internacional de Estados Unidos pueda cambiar radicalmente. Para muchos de los mejores analistas de Estados Unidos y de Europa, el proceso que la humanidad entera está viviendo actualmente implica el fin definitivo de la supremacía mundial estadounidense.

Y, asimismo, ni Estados Unidos ni las demás antiguas potencias imperiales de Europa logran comprender y aceptar que la única alternativa ante el fracaso económico, demográfico y ecológico que afecta al planeta no es el surgimiento de un nuevo gran liderato, sino la estabilización de un gobierno democráticamente multipolar.

En tanto, bajo la figura de defender los viejos modelos económicos, culturales y sociales, en estos momentos ni la UE, ni Estados Unidos ni sus aliados del Pacífico Sur han podido sostener los compromisos internacionales que habían asumido para defensa del planeta ante la polución y el cambio climático.

La economía neoliberal ya está muerta, y una alternativa liberal evolucionada recién está comenzando a perfilarse.

Pero por lo pronto la actual crisis de Ucrania solo puede tener un efecto de turbio retroceso en contra de lo que el planeta entero está exigiéndonos como un inmenso ser vivo que no logra hacernos entender que está realmente moribundo.

Todos los compromisos ecológicos están siendo traicionados bajo pretextos financieros y nacionalistas.

Pegados a los viejos nacionalismos y al placer ruin de fingir que somos ricos y envidiables, ya no sabemos cómo se hace para ser simplemente personas honorables, personas ganosas de ganar lo suficiente sin agregarle el gustito de tratar de que otros nos envidien.

Hasta la próxima, gente amiga. Cuídense. Hay peligro. Nuestro planeta está siendo derrotado.

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Ruperto Concha Analista internacional chileno

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