Cuando se pensaba que el presidente ruso Vladimir Putin continuaría en el camino de la diplomacia, de manera súbita ha optado por un acto político que tiene implicaciones jurídicas y militares. No se trata simplemente de un discurso de reconocimiento de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, como independientes del gobierno de Ucrania y la firma de un acuerdo de cooperación entre la Federación Rusa y las dos nuevas entidades. La significación mayor de este hecho es el posicionamiento de Putin, con la firmeza de un líder político que enfrenta sin miramientos una colisión con Occidente y todo el cúmulo de reacciones a nivel internacional que incluyen sanciones, aislamiento de Moscú y que, no está descartado, podrían desembocar en un conflicto bélico de dimensiones planetarias.

Suspensión del gasoducto Nord Stream 2
Este 22 de febrero, el canciller alemán Olaf Scholz ordenó la suspensión del proceso de certificación del gasoducto Nord Stream 2. Esta decisión deja al descubierto la astucia y sagacidad de Alemania.
Es necesario señalar que, en el comunicado de prensa dice claramente “suspensión”, lo cual implica que no es la “cancelación” o “eliminación”. Al suspender Berlín está evitando cualquier tipo de presión estadounidense; un detalle interesante que el anuncio lo realiza Scholz cuando aún era de madrugada en Washington. Es muy probable que dada las recientes reuniones entre el canciller alemán y el gobierno de Biden, subyazca una promesa no evidenciada públicamente, de que en caso de invasión el oleoducto no entraría en funcionamiento.
La posición de Berlín es muy complicada, por una parte, la Alemania oriental simpatiza con Rusia, pero su mitad occidental detesta a Putin. En este orden ninguno de los dos sectores quiere proporcionar armas a Ucrania, pero sus vecinos, Polonia y Francia, están presionando para aumentar su gasto bélico y aprovechar la oportunidad de convertirse en un pilar militar. Además, para los estadounidenses esta es una oportunidad de oro para aprovechar la crisis para reducir definitivamente la dependencia europea del gas ruso.

Inicio de las sanciones
El primero en dar un paso adelante a nivel financiero ha sido el Reino Unido, sancionando a cinco bancos rusos, Rossiya, IS Bank, General Bank, Promsvyazbank y Black Sea Banke, y a tres personas de alto poder adquisitivo.
La Unión Europea (UE), también decidió por unanimidad adoptar sanciones contra 27 ciudadanos y entidades rusas. Bruselas apuntó a los bancos y al sector de la defensa de Moscú y a restringir el acceso de Rusia a los mercados de capitales europeos. Todos los miembros de la Duma rusa, la cámara baja del Parlamento, se verán afectados por las sanciones de la UE, las cuales suelen incluir la prohibición de viajar a territorio europeo y la congelación de activos.
El objetivo de la UE es aislar a Moscú de los circuitos financieros del continente, es decir, de la plataforma Swift. En este sentido, lo que se conoce a través de las agencias de prensa es que Berlín intervino, probablemente de acuerdo con Roma, pidiendo que se mantenga abierto, al menos, un canal bancario para comprar gas. Recordemos que el 42% del gas que recibe Italia proviene de Rusia. Pero esto no paraliza totalmente la estrategia de Estados Unidos, se mantendrán las tuberías de gas abiertas, pero introducirán sanciones para evitar que el sector energético ruso se modernice, mientras trabajan en la diversificación de las fuentes de suministro. Biden, además, se ha limitado a la interrupción de las relaciones económicas con las dos repúblicas independientes.
¿En puertas una invasión?
Este 22 de febrero, el Secretario General de la OTAN, Jens Stoltenberg, advirtió que Rusia no ha dejado de planear una invasión a gran escala de Ucrania, señalando “seguimos pidiendo a Rusia que dé un paso atrás … nunca es demasiado tarde para no atacar”. Así mismo, Moscú está evacuando a su personal diplomático de Ucrania, ya que los funcionarios rusos están siendo objeto de múltiples amenazas.
En el ámbito jurídico la Duma, cámara baja del parlamento ruso, aprobó el uso de la fuerza en el exterior y el reconocimiento de la independencia de las Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk. Sin embargo, no está claro qué fronteras reconoce; de hecho, las dos entidades controlan un territorio menor del que reclaman. En sus constituciones proclaman que su soberanía se extiende a la totalidad de las provincias de Donetsk y Lugansk, una gran parte en extensión territorial de las cuales están bajo el control del ejército ucraniano. Por ahora Moscú no ha disuelto la ambigüedad; el Ministerio de Asuntos Exteriores ruso ha dicho que reconoce a las dos repúblicas “dentro de las fronteras donde ejercen sus competencias”. Esto llama poderosamente la atención porque para algunos analistas este podría ser un pretexto para una eventual la escalada. Moscú pudiera acusar al ejército ucraniano de ocupar un territorio reclamado por otro Estado y lo provocaría, haciéndole caer en una trampa. Allí si estuviésemos en presencia de un “casus belli”, si los soldados ucranianos disparan contra las tropas rusas desplegadas en las repúblicas independientes se justificaría una ofensiva para hacer retroceder al adversario. No obstante, si Moscú quisiera desencadenar una nueva ofensiva de inmediato, habría sido claro desde el principio sobre las fronteras, diciendo que no reconocía las actuales sino las reclamadas; en cambio, ha mantenido una ambigüedad que deja la puerta abierta a cualquier tipo de acción.
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Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia
