Reino Unido sin gasolina: crónica de una crisis anunciada

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Sigue su curso la crónica de una crisis anunciada en el Reino Unido, el fin de semana los británicos vaciaron las estaciones de gasolina en un tsunami de compras nerviosas que están atravesando la nación inglesa. Se han vuelto consuetudinarias las imágenes de las grandes filas y de los conductores durmiendo en las gasolineras para surtirse de combustible. El problema, en el país de la Reina Isabel, no es el bloqueo económico y financiero que sufre, por ejemplo, Venezuela víctima de las sanciones unilaterales de los Estados Unidos; o, por ejemplo, la falta de dinero como en el Líbano donde se han producido escenas similares. En el caso del Reino Unido, el problema tiene un nombre: “el brexit”. Esta crisis la está originando, como referimos en un artículo anterior, la dramática falta de transportistas, de camioneros. Estamos hablando de cien mil conductores menos, cuya ausencia se nota no sólo en los surtidores de gasolina, sino también en los supermercados, donde hay estanterías enteras vacías, o en las cadenas de restaurantes que ahora se ven obligados a retirar varios platos de su menú.

Crisis del transporte

¿Qué tiene que ver el brexit, la salida de la Unión Europea, con esto? En el último año, muchos transportistas han decidido dejar de prestar servicio en el Reino Unido para no tener que hacer  una larga fila cada vez que pasan  el “Canal de la Mancha”, son tediosos trámites burocráticos que incluyen la tenencia de un visado especial para poder entrar en el país, todo ello producto de abandonar el bloque europeo.  Además, la pandémica crisis económica originada por el Covid-19 llevó a la quiebra de  varias empresas de transporte terrestre. Si bien la escasez de alimentos no ha generado manifestaciones o protestas; esta crisis de la gasolina, por el contrario, amenaza fuertemente la estabilidad del país, se están empezando a ver las primeras tensiones sociales y los ataques políticos al primer ministro Boris Johnson están a la orden del día.

Ejército de conductores

Se calcula que hay 100 mil conductores menos de los que necesitaría el mercado, un verdadero ejército de transportistas. Ante ello, el gobierno de Boris Johnson tiene dos alternativas para enfrentar la crisis, por un lado, utilizar al ejército para abastecer a las estaciones de servicio de las zonas más afectadas por la escasez e, irónicamente, conceder cinco mil visados especiales a los conductores europeos dispuestos a regresar al Reino Unido. Los visados, sin embargo, sólo serían válidos durante tres meses, ya que Londres no tiene intención de reabrir sus puertas. El Ministerio de Defensa ha alertado a 150 conductores del ejército para formarlos en el transporte de combustible, lo que llevará al menos días, sino semanas. En cuanto a las visas, la oferta de Johnson no ha despertado gran entusiasmo. Un sindicato de camioneros de los Países Bajos declaró a la prensa que “en estas condiciones los conductores europeos, con los que estamos dialogando, no tienen intención de aceptar un permiso a corto plazo para ayudar al Reino Unido a salir del problema en el que están metidos”.

Pacto Aukus no significa una solución

En la reunión del 21 de septiembre de Boris Johnson con Joe Biden, el primer ministro británico esperaba un acuerdo comercial bilateral que le salvara del aislamiento del brexit. Pero esto no ocurrió, a pesar de la nueva alianza «Aukus» firmada con Gran Bretaña para la seguridad en el Indo-Pacífico, en función antichina junto a Australia, el presidente estadounidense no se comprometió a ayudar a Johnson para sobreponerse de la parte más difícil del brexit. Mientras tanto, el problema no es sólo la escasez de transportistas. El sector agrícola también está siendo fuertemente golpeado, la falta de inmigrantes procedentes de Europa está provocando que las frutas y verduras se pudran literalmente en los campos. Los productores han empezado a regalar sus verduras en lugar de dejarlas en el campo para que se pierdan. La Unión Nacional de Agricultores (NFU) ha pedido ayuda al gobierno, pero es difícil atraer mano de obra local. Pocos están dispuestos a desplazarse periódicamente a las zonas rurales para realizar este tipo de trabajo, incluso con el doble de sueldo. Johnson no tiene una situación muy fácil, sobre todo para la próxima estación que ya los medios de comunicación la han empezado a llamar “el invierno del descontento”.

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Yoselina Guevara Corresponsal venezolana de Correo del Alba en Italia

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