El Ministerio de Culturas, Descolonización y Despatriarcalización de Bolivia posicionó al comité de investigadores que iniciará el proceso de la recolección, inventario y posterior armado de expediente para postular a la festividad religiosa potosina en honor a San Bartolomé o más conocida como de los Ch’utillos, para formar parte del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, en la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).
Ch’utillos sería una de las tantas festividades bolivianas que han sido meritorias de pertenecer a la lista de patrimonios culturales de la Unesco. Una vez consignado el expediente, esta institución internacional evaluará diferentes características que tienen que ver con historia y la tradición, que definirán si califica para ser salvaguardada como parte de las manifestaciones culturales y sociales que han prevalecido en el tiempo.
Historia de la festividad
Esta es una festividad que se remonta a la época preincaica y se atribuye a la cultura aymara, sin embargo, como todo el proceso de sincretismo sufrido en América Latina y el Caribe, no es la excepción, hay inmersa en ella una carga cultural quechua y española que se reconoce, esta última, con el acento religioso del catolicismo en el que las manifestaciones culturales propias fueron obligadas a someterse a este tipo de imposiciones con la finalidad de eliminar los vestigios de los cultos “paganos” que se practicaban en nuestras culturas originarias. El proceso inicia con la suplantación de las deidades por santos del catolicismo, sin embargo, la culturalidad y la fuerza indígena cedió al mestizaje, pero a la fecha sigue manteniendo su esencia compartiendo así el sitial que lo identifica como festividad de San Bartolomé o de Ch’utillos.
Hay varias versiones en torno a la leyenda de la festividad. Algunos investigadores, como Mario Torres, dicen que se trataba de un culto al demonio al cual se le otorgaban ofrendas para solicitar por las cuales se recibían respuestas a cambio y que a la llegada de los curas jesuitas se construyó, para suplantar el santuario, un altar en honor a San Bartolomé y que luego de un enfrentamiento del santo con el supay, el cristiano logró vencerle. Otros coinciden que el culto se realiza para calmar al supay para que no asesinara con derrumbes a los transeúntes que pasaban por la montaña; otra es la de que causaba desastres naturales, violencia, raptos, asesinatos y se le ofrendaba para calmar sus ansias.
Cómo se hace la festividad
Anteriormente se realizaba el recorrido hasta la cueva donde permanece cautivo el diablo, luego la ceremonia religiosa para el santo, a la entrada de las cuevas asistían mujeres y hombres solteros cabalgando, a estos últimos se les llamaba ch’utillo (de origen aymara y quechua, uno de los significados que se le da es la persona que usa pantalones cortos, con chaqueta), es el personaje principal, el que logra burlar o los que logran burlar al diablo.
Se realizaban fiestas en casas, convocadas por los pasantes que son las personas que organizan cada año la festividad, ahí se hace el Majt’illo (joven en quechua) se realiza el 25 de agosto y es un día en que los jóvenes se burlan de los asistentes y el Thapuquillo (preguntón en quechua) se hace el 26 de agosto y ese día se escoge al pasante del próximo año.
En la actualidad esta fiesta ha crecido, con las entradas de campesinos y campesinos de las comunidades cercanas que asistían a bailar cuecas y huaiños, fue aumentando y sumando el interés de otras ciudades y ahora se hace una entrada al estilo del Gran Poder o Los Carnavales de Oruro.
En esa llegada entraban a la ciudad al ritmo de la jula jula, suri sikuris, tobas, llameradas, la tarqueada entre otras de origen quechua, con el mestizaje surgieron entonces los caporales, la waka waka, pujllay, los tinkus, la diablada y la morenada, que se fueron integrando progresivamente a esta festividad y hoy forman una parte esencial de ellas.
Bolivia es uno de los países que se ha esforzado por realizar investigaciones sobre su patrimonio cultural, a fin de dejar constancia de la trascendencia que representan para la humanidad, próximamente el comité posicionado por Culturas, deberá entregar el informe final que recoge todo el acervo histórico de San Bartolomé o Ch’utillos, para que comience el proceso de evaluación y posible declaratoria como patrimonio inmaterial por parte de la Unesco.
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Nahir González Correo del Alba