Recordar a una mujer tan particular como Mary Brandt a 35 años de su partida, no es nada fácil, menos siendo su hija.
María Genoveva Brandt Pérez, apodada “Mary” desde pequeña por una amiga de la familia, nació en Caracas y pasó su infancia en una casona muy cerca de la Plaza Bolívar. De la mano de su padre, Federico Brandt, se familiariza con las artes plásticas, aprende idiomas e incursiona en geografía, historia, matemática, química, física y biología. Ya adulta, estudia en la Escuela de Artes Plásticas, donde se graduó con destacados artistas venezolanos. Extraordinariamente tenaz, se las arregló para desarrollarse como artista, pese a las restricciones que implicaba ser mujer en su época, al tiempo y la tranquilidad que le robamos sus cuatro hijos y a las misiones diplomáticas de mi padre, Manuel Villanueva, tan enriquecedoras como limitantes.
Reservada, no era muy amiga de la vida social pero trataba con la misma naturalidad a todo el mundo. Disfrutaba de las cosas más sencillas hasta las más complicadas, un programa cualquiera de TV, un buen libro, una buena película o la mesa de bridge que compartía semanalmente con sus hermanas. Madre muy perspicaz y respetuosa, nos dejó acertar, equivocarnos y tomar libremente nuestro rumbo, lo cual no obstó para que dejara traslucir sus dudas o preocupaciones con alguna frase pronunciada aparentemente al azar.
Por las mañanas se encerraba en su “taller”, espacio multicolor no muy grande donde ella misma montaba los lienzos, los pintaba, los intervenía o los volvía a pintar, salpicando de colores todo lo salpicable, incluidos los visitantes. Quien mejor que ella para definir su relación con la pintura: “La pintura es para mí una necesidad vital. Yo digo, hago, repito y sueño a través de la pintura. Con ella me voy del mundo y con ella regreso”. “Cada cuadro es una aventura que comienza todos los días. No me interesa si vendo o no mi obra. No creo en la pintura comercializada”. “Cuando expongo me siento muy incómoda, porque parece que tuviera pedazos míos colgados en la pared, pedazos bulliciosos”. “La pintura es una acción vital, pero también un objeto inútil a la sociedad. La creación reducida al lienzo es poseedora de un universo menor al de la música, por ejemplo”. “…En esta época de cambios, me siento incapaz de dar mensajes pues el mensaje sobrepasó hace mucho tiempo a la pintura”. “Hoy en día, los medios de comunicación le han dejado poco espacio a la pintura. La pintura tiene poco que decir y yo mucho menos”.
Pintora y dibujante, Mary utilizaba sus muy ágiles trazos para plasmar con generosidad y sarcasmo, su intimidad, su entorno y la sociedad. Dibujaba cada vez que tenía un rato libre y regalaba, regalaba, regalaba, rompía o dejaba en cualquier parte sus dibujos. Recuerdo vívidamente el impacto que me causó encontrarme entre cientos de hojas de block reunidas por primera y única vez, a los cinco años de su partida, en la exposición “Dibujos y Grabados de Mary Brandt” (1990). Allí estaba ella, un alma libre, en la ciudad, entre faunos, toros y caballos, entre distintas versiones de la muerte y de la mujer sin raíces, entre compañeras de mutilación, entre machos feroces y débiles, entre monstruos que bailaban, copulaban, caminaban por la cuerda floja o simplemente estaban… Impacto compartido con Perán Erminy, quien en el catálogo expresa: “Si bien es cierto que sus grabados son mucho más bellos, y que sus pinturas tienen mayor impacto visual, es en sus dibujos donde la obra creadora de Mary Brandt (según mi opinión y mis preferencias personales) alcanza la mayor intensidad y profundidad expresiva, y resulta inconfundiblemente original, al mismo tiempo que nos ofrece, más a fondo y más íntimamente, la expresión cabal de su personalidad”.

Sobre ella
Mariano Picón Salas, 1957
En la encrucijada en que parece encontrarse la plástica contemporánea, ya Mary Brandt eligió un camino… Pero a diferencia de los abstraccionistas puros… tampoco someterá estas nuevas formas a un compulsivo esquema matemático… prefiere un lenguaje más lírico y musical.
Sofía Imber, 1952
Ya a comienzos de los 60, Romero Brest la señala como una de las creadoras más valiosas de nuestro país: «Buscar o señalar influencias en esta exposición de Mary Brandt es ocioso. Es suficiente decir que los trabajos que hoy expone, la artista asume, con un movimiento pendular, desde el estallido del color, desde la superficie plana hasta el relieve insólito; y juega un juego sutil con el espacio, un ‘escondido’ sin trucos, como quien se pone trampas a sí mismo sin jamás quedar atrapado. La incorporación, jamás decorativa de objetos a la tela, es un faz de ese juego luz-sombra, abierto-cerrado mediante el cual se manifiesta… Mary Brandt, artista auténtica».
Perán Erminy, 1990
Trasladando una expresión de Foucault, diría que Mary Brandt se servía de las técnicas, de los conceptos, de las teorías y de sus conocimientos plásticos, como “una caja de herramientas. Es en sus dibujos donde su obra creadora (según mis preferencias personales) alcanza la mayor intensidad y profundidad expresiva, y resulta inconfundiblemente original, al mismo tiempo que nos ofrece, más a fondo y más íntimamente, la expresión cabal de su personalidad”.
Juan Calzadilla, 1995
Trabajaba sobre bastidores regulares y compensaba la limitación que le imponían los formatos con la libertad que se tomaba para hacer cortes y agraviarlos… no daba la impresión de interesarse en lo más mínimo por el éxito. Estaba muy absorbida por lo que hacía.
Roberto Guevara, 1995
Su contribución mayor aún por ser justamente evaluada, a la luz de una trayectoria que se desenvuelve por cuatro décadas, a partir de los años 50 y cubre la pintura, la gráfica y el dibujo, con grados diferentes de sutiliza y hallazgos. Ella pertenecía a otra clase de artistas, para los cuales… cada obra es un punto de llegada y un punto de partida… La pintura en Mary Brandt conoció el exceso y la fuerza, era la evidencia misma del carácter originario del arte. Era la belleza de las “cosas inútiles”, la magia de narrar lo discontinuo, el misterio de rozar lo increado.
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Finalmente, no me queda más que agradecer a la vida haberme dado la oportunidad de compartir parte de su vida como su hija mayor.







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Mariadela Villanueva