Brasil se está preparando para otra elección presidencial y necesitamos discutir cómo salir de la tragedia de Bolsonaro.
Hay dos grandes corrientes de pensamiento en Brasil hoy, una que ve al actual presidente debilitado y menos propenso a llegar a la segunda vuelta, creyendo en el impeachment para cumplir con sus expectativas.
Por otro lado, hay quienes creen y militan en la tesis de que el actual mandatario aún tiene una base capaz de llevarlo a la segunda vuelta y que eso sería importante para dar una respuesta en las urnas a los desacuerdos del actual Gobierno.
El primero aún está en disputa, en un momento liderado por sectores progresistas, en otro por el nuevo «centro democrático», un ser amorfo y lleno de contradicciones, pero supuestamente dispuesto a construir un proyecto de evolución civilizadora.
La militancia de este segundo grupo también está coordinada por sectores del campo progresista en maridaje con sectores de centro y centro derecha, todos que creen que las reglas se suelen subordinar al interés personal, que apuestan por una vuelta a un pasado de normalidad, de convivencia entre el Estado limitado y el control subjetivo de los intereses de las élites internacionales.
En un país donde el presidente es responsable de la muerte de más de 400 mil compatriotas, queda por ver qué camino quiere elegir Brasil, lo cierto es que a pesar de la retórica más estridente y beligerante, todo aquel que crea en la democracia debe estar unido en cualquier escenario de segunda ronda.
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Mauricio Conti Analista político