Después de la victoria de la Revolución Islámica de Irán, el imán Jomeini declaró en 1979 el último viernes del mes de Ramadán como Día Mundial de Jerusalén (Día de AlQuds), llamando a todos los musulmanes a proclamar y manifestar su solidaridad con el pueblo palestino.
El motivo de la elección de ese día en el mes de Ramadán se enmarca en el propio principio del mes sagrado, basado en la solidaridad con los oprimidos y necesitados. En la jornada que este año se lleva cabo el 7 de mayo, todos los pueblos libres del mundo expresan sus sentimientos de oposición a la ocupación de la sagrada tierra palestina por parte del régimen sionista.
Jerusalén una tierra sagrada milenaria
En Jerusalén la historia es una dimensión del presente, es un mosaico de todas las culturas, religiones y épocas que han enriquecido la ciudad, desde la antigüedad hasta hoy: cananeos, jebuseos, judíos y helenos, romanos y bizantinos, cristianos y musulmanes.
Si bien esta ciudad es reconocida mundialmente por ser el escenario de la muerte y resurrección de Jesucristo, también para los musulmanes tiene un profundo significado. Son muchos los lugares santos de Jerusalén, por ejemplo, en la sagrada Explanada de las Mezquitas se encuentra la gran roca que sobresalía del Monte Moriah, señalada como la Piedra Fundacional. Se trata de una roca de grandes dimensiones doblemente sagrada para los musulmanes, que afirman que fue allí donde Abraham se dispuso a sacrificar a su hijo y donde Mahoma ascendió a los cielos. Para los judíos, en cambio, la importancia de la piedra reside en que señala el lugar elegido por el rey Salomón para construir el Primer Templo, que guardaba la venerada Arca de la Alianza. Hoy en día, la Piedra Fundacional permanece en el interior de la Cúpula de la Roca.
Asimismo, en esta ciudad se puede visitar la Cúpula de la Ascensión, que es uno de los monumentos de la Explanada de las Mezquitas; según el Corán, aquí rezó Mahoma antes de ascender a los cielos, por lo que es una cúpula muy querida por los fieles.
Pero además se encuentra la hermosa Mezquita Al-Aqs,a construida en el siglo VIII sobre las ruinas del Primer Templo de Jerusalén. Su nombre significa “la mezquita lejana” y es la más grande de la Ciudad Santa, con capacidad para cinco mil fieles. Adyacente a este gran templo azul está la Cúpula de la Cadena, una de las estructuras más antiguas de la Explanada de las Mezquitas.
Coexistencia de religiones
Los musulmanes desde tiempos inmemoriales siempre han tenido una noción más inclusiva de lo sagrado, la coexistencia de las tres grandes religiones de Abraham, cada una de las cuales ocupaba su propio barrio y rendía culto en sus propios santuarios, reflejaba el ideal de continuidad y armonía de todas las religiones claramente guiadas que solo podía provenir del único Dios. Pero la experiencia de vivir en una ciudad sagrada para los tres credos no ha ayudado a los monoteístas a entenderse mejor. Y la tolerancia no solo ha sido una de las características de los musulmanes a lo largo de la historia, por ejemplo, cuando alrededor del año 1000 a. n. e., el rey David conquistó Jerusalén, no solo trató a los habitantes de la ciudad con respeto, sino que incluso colaboró activamente con ellos, incluyéndose dentro de la estructura administrativa gubernamental. No expulsó de la ciudad a los jebuseos, que ocupaban cargos; por el contrario, la administración jebusea permaneció en su lugar y no se expropiaron ni sus casas ni ningún lugar sagrado. Bajo el dominio del rey David, Jerusalén siguió siendo una ciudad predominantemente jebusea.
En la historia contemporánea, el Estado de Israel, con la resolución del 29 de noviembre de 1947 de las Naciones Unidas, que dividió a Palestina en dos partes, Palestina e Israel, trajo como consecuencia una guerra sin precedentes que ha causado una catástrofe para el pueblo palestino. Tan solo con esa resolución cerca de 30 mil palestinos perdieron sus hogares en Jerusalén Occidental. El elevadísimo número de muertos y refugiados palestinos desde el comienzo de esta verdadera y cruenta guerra ha obligado a la comunidad internacional y a los activistas de los Derechos Humanos a condenar repetidamente estas acciones bárbaras.
Después de más de 70 años desde la ocupación de Palestina por los sionistas y la formación del régimen ilegal israelí, el pueblo palestino no solo sigue privado de un Estado independiente, sino que sigue sometido a crecientes restricciones y presiones, a trágicos asesinatos de víctimas inocentes, a la confiscación de sus bienes, sufriendo daños humanos y financieros irreparables, una castástrofe humana irracional y salvaje en contra de un pueblo.
Barbarie sionista
La feroz represión y opresión por parte del Eestado de Israel contra los palestinos, la han logrado llevar a cabo con el pleno apoyo de Estados Unidos y otros países aliados y cómplices de sus acciones y a una cruel indiferencia ante la ocupación.
Estados Unidos ignora el Derecho Internacional y las resoluciones de la ONU, olvida sus obligaciones con los palestinos, apoya la ocupación israelí y, al reconocer a Jerusalén como centro del régimen sionista y trasladar allí su Embajada, muestra más que nunca un rostro inhumano. La malvada conspiración de los líderes estadounidenses y sionistas al planear y presentar primero el engañoso plan del «Acuerdo del Siglo», luego los «Acuerdos de Abraham» y, finalmente, el intento del régimen de ocupación de anexar nuevos territorios en Cisjordania, debería llamar a una mayor responsabilidad a todos los pueblos libres, las naciones amantes de la justicia y los gobiernos.
Hoy más que nunca se debe expresar una firme condena de los crímenes del régimen sionista. La voluntad de las naciones y pueblos libres del mundo puede persuadir a los gobiernos y a las instituciones internacionales para que cumplan con sus deberes legales y humanitarios en apoyo de los derechos inalienables del pueblo palestino, para que se ponga fin a la ocupación, se detengan los crímenes brutales del régimen sionista y sus acciones agresivas y provocadoras de tensión en la región y, al mismo tiempo, apoyen la voz de la verdad y la justicia para la tierra santa de Palestina.
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Yoselina Guevara López Corresponsal en Italia