La disputa por llegar al balotaje electoral del 11 de abril mantiene en expectativa al pueblo ecuatoriano, si será Yaku o don Guillo, al existir un empate técnico.
La culpa es de un Consejo Nacional Electoral (CNE) que nació viciado, con actores políticos de clara identidad política con estas dos candidaturas, expresión y resultado de un Consejo de Participación Ciudadana Transitorio, cuya matriz ideológica es anticorreísta, antiRevolución Ciudadana y prooligárquico imperialista.
Tremenda irresponsabilidad de la presidenta y el vicepresidente del CNE que, a partir de un denominado conteo rápido de votos, establecieron un segundo binomio presidencial, cuando aún no ha finalizado el proceso de conteo de escrutinios que determinará el segundo binomio que participará con el legitimo ganador de la primera vuelta electoral.
No se puede transgredir la voluntad soberana del pueblo, tampoco incitar a una movilización que intenta provocar la deslegitimización del proceso electoral, gritando en voz alta fraude electoral.
Impugnar actas con inconsistencias electorales y revisión de actas rezagadas es un procedimiento apegado a derecho constitucional y electoral. Empero, aprovecharse de ello para invocar fraude es muy aventurado. Es cierto que este CNE ha generado incertidumbres, dudas, intentos para proscribir las candidaturas de Andrés Arauz y Carlos Rabascall, pero el pueblo ya expresó y plasmó en las urnas su soberanía popular.
Las organizaciones políticas tienen a sus delegados en este proceso electoral de escrutinios y son los ojos para detectar inconsistencias electorales que deberán ser contrastadas con las copias de las actas a las que tienen acceso y el respectivo padrón electoral.
Lo que sí es importante es que el CNE, más allá de la incertidumbre generada y la falta de coordinación en los recintos electorales, haya reconocido y certificado que existe un binomio ganador en la primera vuelta electoral presidencial que es Unión por la Esperanza (NES), de la alianza Centro Democrático y Compromiso Social por la Revolución Ciudadana con Andrés Arauz y Carlos Rabascall. Binomio del progresismo, que tiene una contundente diferencia de más de un millón de votos a los candidatos en disputa por el segundo lugar.
La máxima expresión de construcción de democracia reside de manera soberana en el pueblo y esta tiene que respetarse, más allá de la pretendida inclinación de la cancha electoral de los vocales del CNE.
Por ahora esperamos al segundo binomio para el balotaje de abril. Aspiramos y anhelamos que sea un debate de propuestas, de planes y programas de gobierno, que nazcan de las necesidades concretas del pueblo ecuatoriano.
No queremos que rayen en la demagogia, el insulto, la persecución política, la campaña sucia plagada de sandeces y mentiras en las redes sociales, de trolls , fake news y falsas acusaciones de una gran estructura comunicacional transnacional.
No es procedente la satanización de otras democracias que no responden al modelo de democracia impuesta por Washington, arcaica y estratégica comparación cuando se propone un modelo económico progresista sustentando en los seres humanos.
Ecuador se pronunció y esa decisión plasmada en las urnas es sagrada y soberana, no debe virarse en la mesa. Debemos estar muy vigilantes hasta que finalice el proceso de primera vuelta.
Empero, no podemos olvidarnos que este triunfo de UNES representa un contundente rechazo al régimen oligárquico neoliberal de Carondelet, que vació completamente el Estado de derechos , que destruyó e hizo trizas la institucionalidad del Ecuador, concomitante se extirparon los derechos sociales, económicos, políticos y culturales, que fueron violados en transcurso de los cuatro años de este perverso y nefasto desgobierno, de Moreno que ejecutó el programa de gobierno de don Guillo Lasso su cofrade Nebot, que violó Derechos Humanos y que en plena pandemia de la Covid-19, repartió hospitales, vendió medicamentos, negoció con las vacunas, cajas de cartón, raciones alimenticias con sobreprecios, una inmensa hoja de irregularidades, que no han dejado de perseguir políticamente de manera selectiva,
judicializar a adversarios/as y repetir de manera recurrente un relato oficial y narrativas descontextualizadas de la realidad concreta del Ecuador.
Cuatro años de pretender descorreízar al Ecuador. de cambiar los rótulos a las obras construidas en el gobierno de la Revolución Ciudadana, de odio, persecución, que han golpeado y precarizado las economías de las familias ecuatorianas.
Nos queda el peso de un enorme deuda externa, la que será endosada y colgada en las espaldas del pueblo.
En pleno Covid-19, la niñez, adolescencia y juventud excluida del sistema de educación virtual, precarizado el empleo con una rampante flexibilización laboral, desempleo y subempleo, el sistema de salud venido a menos, despido de profesionales de la salud, en plena pandemia, terminación arbitraria a la cooperación de profesionales médicos con Cuba, asedio e injerencia a Venezuela bolivariana, Nicaragua sandinista.
Este régimen nos ha empobrecido y pretende despojar las Empresas Públicas Estratégicas, así como privatizar el Banco Central del Ecuador (BCE) mediante la Reforma del Código Orgánico Financiero y Monetario, de carácter urgente, que por cierto ha sido devuelta al Ejecutivo por la Asamblea Nacional por no corresponder a los preceptos constitucionales; proyecto de reforma al que subyace una supuesta Ley de defensa de la dolarización, la gran tela de araña para entregar el BCE a estas castas bancarias privadas grandes beneficiarias del feriado bancario y que se han enriquecido más con la pandemia.
Entre gallos y media noche el régimen debe cumplir con el acuerdo y hoja de ruta del multilateral Fondo Monetario Internacional (FMI), para viabilizar que la banca nacional e internacional vuelva a su manejo
autárquico, desmantelando las competencias del BCE como ente regulador de la política pública monetaria.
Por ahora esperamos el 11 de abril para recuperar la patria, su democracia, su Estado de derechos, así como su institucionalidad y el derecho de vivir en paz, planificando el presente con visión de futuro, en armónico equilibrio con la naturaleza, el Buen Vivir y un tejido intercultural desde la base de la niñez, adolescencia, juventud, de hombres, mujeres, adultos y adultas mayores, diversidades sexo genéricas, ambientalistas, animalistas, discapacidades, feminismos que defienden el derechos a la soberanía de sus cuerpos y la erradicación de las diferentes violencias, que reproducen un autárquico machismo, una denominada cultura patriarcal, cargada de misoginia, homofobia, xenofobia, intolerancia a lo diferente, a la discriminación de otras voces y miradas que nos permitan construir un Ecuador de todos, todas y todxs.
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Luis Ernesto Guerra Analista político y activista de derechos humanos
