EXCLUSIVO │ Roberto Morales habla de Allende y el mundo indígena: «Puso la mirada en donde se fundamenta la reproducción material social de los Mapuche»

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Por Javier Larraín

En el 50 Aniversario del triunfo de la Unidad Popular (UP), en Correo del Alba hemos sostenido a los largo del mes de septiembre un ciclo de entrevistas con actores y estudiosos de ese período histórico. Motivo por el cual, en esta oportunidad nos entrevistamos con el antropólogo Roberto Morales, Doctor en Ciencias: Antropología Social por la Universidad de São Paulo, Brasil; Magíster en Integración de América Latina (Sociología) por la misma casa de estudios; y Director del Instituto de Estudios Antropológicos y Docente de la asignatura «Pueblo Mapuche» por la Universidad Austral de Valdivia, Chile.

Entre sus libros destacan Racionalidad en pugna. Pueblos originarios y empresas: ambientes, economías y culturas (2012); Territorialidad Mapuche en el siglo XIX (2002) y Municipios, participación (o exclusión) mapuche (2001). Asimismo, sobresale su investigación José Santos Lincoman Inaicheo: Artes, Política e Identidad Williche en Chiloé (2014-2016).

Por su gran trayectoria en los estudios indígenas y particularmente en el pueblo Mapuche, nos acercamos a Roberto Morales para abordar las relaciones entre el gobierno de Allende y la UP con el mundo indígena.

¿Cuál era la situación de los pueblos indígenas habitantes en Chile a fines de los 60? ¿Cuántas naciones había y cuál era su población estimada?

A fines de los años 60 existían los mismos pueblos indígenas que hoy son reconocidos por la institucionalidad estatal chilena: Rapa Nui; Aymara; Diaguita; Quechua; Linkan Antai (atacameños); Colla; Mapuche (araucanos); Kawésqar (alacalufes); Yagan o Yámana. Además de los Selk’nam (onas) y Aonikenk (tehuelches), considerados prácticamente extintos y no reconocidos como pueblos.

Hay un trabajo llamado “El último de los Onas”, entonces estos eran considerados un pueblo extinto; pero los nueve pueblos mencionados existían y hay una reemergencia, aunque la pregunta sobre las naciones permite debatir por qué realmente el Estado chileno nunca los ha reconocido como naciones, o solo eventualmente en ciertos pactos o encuentros, pero desde el punto de vista institucional no; en la Constitución de 1980, impuesta en la dictadura, no hay reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas.  

Por eso al no existir un reconocimiento como tales, la legislación vigente se aplicaba al pueblo Rapa Nui y a las comunidades indígenas rurales de los Aymara, Mapuche, y a los del sur austral: Kawésqar y Yagan. Ni antes ni ahora el Estado nacional chileno los considera naciones, sino grupos étnicos descendientes de los pueblos indígenas.

La población total en Chile, basados en el Censo de 1970, era de nueve millones y medio aproximadamente (75% urbana y 25% rural). Las estimaciones acerca de los indígenas iban desde 500 mil a 800 mil, entre el 6% y el 9% de la población del país.

La población actual en Chile, según proyección del Censo 2017, es de 19 millones aproximadamente. El autoreconocimiento de pertenencia a un pueblo originario fue de 2.2 millones, es decir, alrededor del 13% de la población. Del cual el 80% corresponde al pueblo Mapuche, o sea, 1.8 millón de personas.

Resulta evidente que hoy hay muchas más personas que se reconocen indígenas o asumen su condición.

¿Qué lugar ocupaba la “cuestión indígena” en el Programa de la Unidad Popular?

Eso es algo que se ha difundido poco y se trabaja con ciertos estereotipos al respecto; primero, se decía que el tema de los pueblos indígenas no tuvo en el Programa de la Unidad Popular, y eso no es así. Segundo, se añadía que lo que predominaba era una visión de clases sociales que no permitía ver la situación de los pueblos indígenas, cosa que también es discutible.

¿Por qué?

Porque ya la tercera vez que Salvador Allende postuló a la Presidencia de la República, cuando ganó Eduardo Frei Montalva, en el programa de Allende de 1964 hubo un pacto suscrito entre su persona y la directiva de los mapuche allendistas, que se denominaban Comando Provincial Allendista de Cautín. Allí se encuentra la mención a la comunidad araucana; al pueblo Mapuche; y la promesa del respeto a la religión, la cultura, la lengua y la propiedad agrícola Mapuche, en una perspectiva doble de integración a los derechos de la ciudadanía chilena y de mantener sus particularidades y su identidad étnica a través de su historia como pueblo. 

El Programa de la Unidad Popular es el resultado de un proceso de luchas y alianzas sociales y políticas de varias décadas. Entonces, ya en la tercera oportunidad que Allende fue postulado a la presidencia por el Frente de Acción Popular (FRAP), estableció ese acuerdo con representantes de sectores del pueblo Mapuche.

Con relación a ello Carlos Ruiz ha escrito: “El lunes 6 de abril de 1964, con ocasión de las elecciones presidenciales, se formalizó el ‘Pacto de Cautín’ entre Salvador Allende y la directiva de los Araucanos Allendistas (a través del Comando Provincial Allendista de Cautín), y en ese documento se encuentra la mención de ‘la Comunidad Araucana’, ‘el pueblo Mapuche’, ‘el pueblo araucano’; los planteamientos, (…) se acercan a la promesa del respeto a la religión, cultura, lengua y propiedad agrícola del pueblo Mapuche, en una doble perspectiva de integración a los derechos de la ciudadanía chilena y conservación de los derechos como identidad étnica, la cual, mediante su historia, se considera pueblo, lo que es otra forma de plantear la autonomía. El concepto de autonomía territorial aparece en el Pacto de Cautín mencionado como ‘seguridad de posesión indefinida y legal de las tierras araucanas en manos araucanas’. Los planes de saneamiento ambiental se elaborarían ‘con representación de las comunidades’, lo que implicaba cogestión y podría abrir las puertas de la Salud Pública a la interculturalidad. Además, se aseguraría una economía con mayor autosustentación, a través de la creación de un ‘Banco Araucano’ (Pacto de Cautín, Título V, Los Recursos Económicos para el Desarrollo de la Comunidad araucana). El Siglo, 8 y 12 de abril de 1964”.

El propio Carlos Ruiz ha ampliado: “El respeto a la cultura tradicional Mapuche, había sido comprometido por Allende en 1964, en el Título II del Pacto de Cautín, que expresa: ‘Considerando que el pueblo araucano desea mantener y desarrollar todos aquellos aspectos positivos de su cultura tradicional y que enriquecen el acervo de la cultura nacional chilena como su lenguaje, sus leyendas, sus ideas religiosas, y sus artesanías…’. Por eso no se puede sostener que el gobierno de la UP y la izquierda en general, no supieron respetar las particularidades de la cultura mapuche y que la sumieron simplemente dentro de la cuestión campesina”.

En el Programa de la Unidad Popular, suscrito el 17 diciembre 1969 por los representantes de los partidos que la integraban (comunistas, socialistas, radicales, social Demócratas, MAPU y API) se indica en la sección “La construcción de la nueva economía”, en lo que corresponde a la “Profundización y extensión de la Reforma Agraria”, en el Punto 7: “Defensa de la integridad y ampliación y asegurar la dirección democrática de las comunidades indígenas, amenazadas por la usurpación, y que el pueblo mapuche y demás indígenas se les asegura tierras suficientes y asistencia técnica y crediticia apropiadas”.  

Vemos que eso aparece explícitamente en el programa básico de la UP y la posición de Allende. Cuando él firmó en 1972 la Ley Nº 17.729, de la cual vamos a hablar más adelante, dijo que ese era el año de mayor significación y de mayor justicia, que era la primera vez que la Casa de Gobierno se abría para el pueblo Mapuche, los dirigentes de las ocho provincias, sintiéndose parte de ser chilenos pero en calidad de mapuche, y él ha quiso solemnizar ese acto invitando a personalidades que habían estudiado al pueblo Mapuche, destacando la presencia de Alejandro Lipschutz –que igual es una especie de olvidado, que llegó desde el Báltico y se instaló en Chile en los años 30 como médico, de hecho la Facultad de Medicina de la Universidad de Concepción tiene su nombre, y se ha convertido en una referencia respecto de los pueblos indígenas no solo en Chile sino en América Latina–. Igual destacó en el encuentro a Ximena Bunster como indigenista, a Antonio Millape, y al gran impulsor y defensor, el ministro de Agricultura, Jacques Chonchol.

En definitiva el Programa planteaba la defensa de la integración nacional del pueblo Mapuche; ampliaba y aseguraba la dirección democrática de comunidades indígenas y las cuestiones de orden económico, fundamentalmente, y de promover el trabajo cooperativo. 

Finalmente, Allende propuso algo interesante cuando dijo: «La Isla de Pascua tendrá un representante propio en el Congreso». Esto es parte de lo que él pensaba como proyección.

 ¿Y cuál era la posición de Salvador Allende en la materia?

La posición de Allende, como queda de manifiesto en los extractos del discurso que reproducimos, se nutría de la postura de Jacques Chonchol, de Alejandro Lipschutz y de Ximena Bunster, además de destacar las perspectivas indicadas por funcionarios y dirigentes Mapuche, como Daniel Colompil y Antonio Millape, entre otros.

En el acto de la firma de la promulgación de la Ley Nº 17.729, Allende habló en los siguientes términos, cito parte de su discurso:

“Pero creo que este es el acto de mayor significación y de mayor justicia. Pienso que es la primera vez que esta casa, que es la Casa del Gobierno, se abre para que el pueblo Mapuche, para que los dirigentes de ocho provincias, entren a ella sintiéndose –como  deben serlo– ciudadanos chilenos, iguales a todos nosotros.

“Es por eso, que se ha querido solemnizar este acto no sólo con la presencia –y muy significativa– de Uds. sino además con la de invitados que representan y reflejan la preocupación, la divulgación, el estudio de la cultura del pueblo Mapuche.

“Me refiero a las relevantes personalidades indigenistas de nuestro país. Y quiero saludarlas a ellas, en la persona de un hombre a quien Chile entero respeta, y la comunidad científica mundial admira, al gran chileno, profesor Alejandro Lipchutz.

“La presencia en este acto de los Ministros de Agricultura, Tierras y Colonización, Interior, Secretario General de Gobierno, la presencia de los Subsecretarios de Agricultura y Tierras y Colonización, el Director General de Asuntos Indigenistas, compañero Daniel Colompil, la presencia de altos funcionarios de los Ministerios de Agricultura, Tierras y Colonización, la presencia en este acto de los Comandantes y Edecanes, de Ejército, Juan José Mela, y de Marina, Comandante Arturo Araya, demuestra que el Gobierno ha querido que esté rodeada, esta ceremonia del marco adecuado para ella por el sentido patriótico y nacional que tiene.

“Ya Ximena Bunster, indigenista, amiga de Uds., que por su convivencia con los mapuche ha conquistado su afecto y su confianza, en una apretada síntesis, nos ha hablado de la historia, las luchas, las derrotas, la opresión, la negación del pueblo Mapuche, a lo largo de muchos y muchos años de padecimiento. Y ha dicho una frase, al término de su documentada síntesis, que lógicamente la iniciativa legal que hoy promulgamos será parte de un gran proceso de transformación económica y social que vive Chile. Y así lo entendemos.

“De la misma manera que quiero señalar el contenido de la intervención del compañero Antonio Mellape, quien en una hilvanada y elocuente improvisación ha afianzado algunos puntos de importancia, obtenidos en el despacho de la Ley y reseñado algunos vacíos que ella tiene.

Salvador Allende junto a autoridades mapuche, Temuco, 1971. Autor: Armindo Cardoso / Fuente: Biblioteca Nacional de Chile.

“Y ha hecho, desde su parte, una crítica a los parlamentarios que no comprendieron la importancia que tenía una Ley que era más que un conjunto de artículos, siendo pequeña, un Código, por lo uniforme, y lo vinculado en sus disposiciones, para señalar –y yo saludo aquí a los parlamentarios populares que junto con algunos parlamentarios de oposición–, muy pocos por desgracia con funcionarios del Congreso contribuyeren a una Ley que Uds. impulsaron desde su inicio, y que tuvo y debo reconocerlo públicamente, como un gran impulsor y defensor al compañero Ministro de Agricultura, Jacques Chonchol.

“Me interesa, retomando lo dicho por Ximena Bunster, decir: que como expresión particular de la política general coordinadora de la estructura tradicional latifundista, la nueva política indígena intenta descongelar de modo limitado, colectiva y clasista el problema Mapuche, mediante la emergencia y consolidación de una reducida capa media de pequeños propietarios, individuales, y la estabilización del estancamiento económico y del inmovilismo social impuestos a la gran mayoría del campesinado indígena.

“Hay que recordar la Dirección de Indígenas, que actualmente, en 1971‐72 se estima en 400 mil mapuches rurales y en 100 mil en los centros urbanos. Particularmente concentrados en grandes ciudades como Santiago, Temuco, Valparaíso y Concepción. 

«Me interesa destacar que su actividad es la de la economía de pequeños productores rurales.

“El hecho de que la unidad productiva real sea la familia, hacen del productor Mapuche un pequeño propietario de la economía Mapuche, una economía de pequeños productores.

“La unidad económica familiar funciona utilizando la fuerza de trabajo, de los miembros de trabajo de la familia nuclear y menos frecuentemente de la familia externa.

“En cuanto a la escasez y concentración de los recursos, el pequeño productor mapuche tiene a su disposición, escasos recursos económicos, sea tierra, animales de trabajo e implementos. […]

“Bajo el nivel de los ingresos dependientemente de la composición del producto, la producción total de las unidades económicas familiares es baja. […]

“Las cifras anteriores indican desigualdad en la concentración de la tierra en la distribución de los recursos económicos, en la capacidad productiva de las unidades familiares. 

“La economía Mapuche, con excepción de un reducido grupo de ingresos más altos, es una economía de subsistencia en el sentido que no genera un excedente real capaz de producir su desarrollo.

“Los mercados locales a que está incorporada la economía de subsistencia los pequeños productores Mapuche, forma una cadena estratificada a las relaciones económicas, en las cuales los estratos superiores detentan un fuerte poder de presión siempre superior a los estratos más bajos. En resumidas cuentas, es dable afirmar que el liderazgo urbano producido hasta 1970, es tomado en conjunto como un liderazgo de pequeña clase media conservadora del estatus, que, desvinculado de cualquiera organización general de los grupos rurales Mapuche, fue manipulado directamente o por los promotores de la política tradicional de integración, o se orientó por una ideología justificadora de tal política.

“Desde el punto de vista de las posiciones en el sistema productivo, los problemas de participación del Mapuche tienen la misma génesis y la misma determinación estructural que los problemas de todas las personas que ocupan las mismas posiciones de clases. 

“En este sentido fundamentalmente no existe un problema Mapuche aislado y autónomo que se autogenera y que se desarrolla independientemente de las relaciones de clases existentes en la sociedad nacional chilena.

“Sin embargo, la situación del Mapuche en la estratificación de clases, presenta una forma peculiar que se suele llamar la estratificación inter‐étnica representada por la existencia de discriminación racial en su contra.

“Esta es la realidad que encontramos; sobre esa realidad operamos porque el Programa de la Unidad Popular establece claramente: defensa de la integración nacional del pueblo Mapuche, ampliar y asegurar la dirección democrática de las comunidades indígenas amenazadas por la usurpación.

“Al pueblo Mapuche y demás indígenas se les asegura tierra suficiente y sistemas técnicos y crediticios apropiados; reorganización de la propiedad minifundiaria a través de formas progresivas, de cooperativas de trabajo agrícola; incorporación de los pequeños y medianos campesinos a las ventajas y servicios de las cooperativas que operan en su área geográfica. […]

“Es por eso también, que quiero resumir la obra realizada por el Gobierno y que me parece fecunda. Restitución de tierras; […] Aspecto educacional: […] Asistencia crediticias […] Reforma Agraria. Por primera vez los campesinos Mapuche se incorporan al proceso de Reforma Agraria, especialmente mediante la inmediata restitución de los terrenos usurpados, que forman parte de los predios expropiados; la expropiación de predios usurpados, por medio del convenio CORA‐DASIN; la incorporación de un mayor número de campesinos indígenas a los asentamientos y Centros de Reforma Agraria, y la asignación de predios expropiados a cooperativas y comunidades.

“Nueva Ley sobre indígenas. Ha sido preocupación fundamental del Gobierno.

“Proceso de incorporación: Lo más importante de la política que ha seguido el Gobierno Popular, ha sido iniciar el proceso de incorporación y participación de los pueblos indígenas en el proceso nacional. Esto se manifiesta en la importancia fundamental que se ha dado a los indígenas y a la solución de sus problemas; en dejar de considerarlos ciudadanos de tercera o cuarta categoría, para permitir su acceso a todos los niveles de resolución; y en su integración a los organismos de bases, consejos comunales y campesinos.

“En este nuevo proyecto de Ley tratamos de establecer lo que en el proyecto inicial deseábamos.

“Será un nuevo proyecto, en que se establece la restitución de las tierras usurpadas a los Mapuche, muchos de los cuales quedan excluidos del proceso de restitución por la modificación que a nuestra Ley y a la de Uds. hizo el Senado.

“Se prolonga, además, en forma permanente, el Instituto de Desarrollo Indígena; se da un cauce moderno, para que reducciones, en la medida en que los Mapuche lo quieran, se transformen en cooperativas de producción, y se prohíbe la subdivisión de las comunidades.

“Al presentar este nuevo Proyecto de Ley, queremos solucionar definitivamente el problema duro y álgido de Uds. que dura tantos y tantos años. Tenemos conciencia de que es probable o cierto que, en el nuevo Parlamento, el que elegirá el pueblo en marzo, encontraremos la base de apoyo para que esta nueva Ley sea despachada, satisfaciendo el justo anhelo de Uds., en todo caso, esta iniciativa debe constituir un motor que dinamice la actividad de Uds. para conseguir del Congreso, el despacho justo de una Ley que venga a corregir injusticias más que centenarias.

“Finalmente, en un momento duro y difícil para Chile, […] nada más justo que Uds., hermanos Mapuche, a través de esta Ley, pero más que nada, a través de su conciencia y de la nuestra, se incorporen como chilenos a la gran tarea de los chilenos.

“En la historia de ayer, Uds. defendieron con valentía, sin tregua, esta tierra del invasor. En la realidad de hoy, nosotros y Ud. expulsaremos el invasor económico, para ser auténticamente un Pueblo Libre.”

Asimismo, en la propuesta de 1972, “Bases para la reforma de la Constitución Política del Estado”, señaló el Presidente: “El Estado asegura al pueblo Mapuche y demás grupos étnicos autóctonos el derecho a desarrollar su personalidad cultural y al uso y cultivo de su lengua materna. La Isla de Pascua tendrá un representante propio en el Congreso”.

Al mes siguiente de haber tomado posesión en el cargo, Allende visitó Temuco para participar del Segundo Congreso Nacional Mapuche.  ¿Cómo conciliaban sus posiciones marxistas con las propias de las organizaciones indígenas, en este caso Mapuche?

Allende era el líder de una coalición heterodoxa: la UP, que incluía marxistas, leninistas, trotskistas, cristianos, masones. Todos unidos en el proyecto revolucionario de construir una sociedad socialista. El propio Allende era marxista y masón.

El propio Allende dijo en 1972, respecto al evento que mencionas: “Es por eso que concurrí invitado a la Clausura del Segundo Congreso Mapuche, el 20 de diciembre de 1970 en Temuco. Estaba obligado a hacerlo por convicción, por patriotismo, y por ser el intérprete realizador del Programa de la Unidad Popular. Ahí recibí un Proyecto de Ley elaborado por la comunidad Mapuche, para sustituir la Ley 14.511. Allí comprometí la palabra del Gobierno popular en la tarea de satisfacer el clamor de Uds. compañeros Mapuche, respecto a la recuperación de sus tierras y el impulso al desarrollo integrado”.

En un trabajo Fernando Camacho ha sistematizado: “En 1969 se creó la ‘Confederación Nacional Mapuche’, formada por 48 asociaciones de la Araucanía que se reunían para ir elaborando un borrador de ley que sería presentado al Poder Ejecutivo. En enero de 1971 tuvo lugar una segunda reunión en Temuco para continuar y finalizar con la tarea anterior bajo las manos de los lonkos mapuches Antonio Millape, de la Izquierda Cristiana, y Melillán Painemal, del Partido Comunista. En ese congreso se logró acabar y aprobar el envío de la nueva propuesta. Durante varios días se discutió en el Parlamento de Chile un borrador de proyecto de ley que culminaría con la Ley Indígena 17.729, creada por la UP en 1972. Todos estos acontecimientos formaban parte de la política de la UP, pues recordemos que en su programa se contemplaba la creación de formas de poder popular como instrumento de participación ciudadana en la vida política del país, y en nuestro caso concreto desde la base indígena y campesina”. 

En Allende se ve a un líder que va generando cada vez más compromiso, pero a su vez va siendo más conocido; los dirigentes no cambian, los del 64 son los mismos que los del 70; por supuesto, todos comprometidos y esperanzados con un nuevo proyecto de sociedad en la cual los Mapuche iban a tener un lugar importante.

Me parece que todo él lo inscribe dentro de la idea de crear formas de poder popular como instrumento de participación ciudadana en la vida política del país –tal cual lo dice– y, en nuestro caso concreto, desde la base indígena y campesina.

Entonces hay claramente una perspectiva en donde el protagonismo, la visibilización y la importancia que tiene la consideración de los pueblos indígenas, y en particular el Mapuche, es creciente en la proyección de Allende. 

«La dimensión propiamente cultural estaba adquiriendo relevancia, en la medida que los propios Mapuche demandaban valoración de su idioma, ceremonias y modo de vida»

¿Cuánto viene eso del “espíritu” del propio Partido Socialista (PS), donde militó un Ricardo Latcham?

Está claro que es así, bien recuerdas a Ricardo Latcham, quien estaba fallecido en esa época, porque es un hombre de una generación anterior, pero que hizo una gran contribución al conocimiento sistemático en la materia, lo hizo circular en la Academia, conoció a muchos dirigentes y claramente influyó en 1933, año de fundación del PS, porque allí hubo dirigentes Mapuche y están sus símbolos. Pero diría que hasta el día de hoy en el Comité Central del PS ha existido gente Mapuche; de todos modos, digamos que el proyecto socialista del PS, como partido, no tiene la profundidad conceptual analítica que, por ejemplo, tiene el trabajo de Alejando Lipschutz, que era comunista.

Hay poco estudio acerca de cuál es la relación de los partidos más antiguos, PC, PS o radicales con los Mapuche. Yo algo he hecho y he encontrado, no a través de los propios textos del PC, sino, por ejemplo, de las crónicas del misionero Sigifredo acá en Panguipulli, donde él ya identificaba con pavor que en el 1922-24 habían Mapuche organizados en torno al PC, y cita como estos sujetos además publicaban una revista, un periódico que aparecía en Valdivia; entonces no solo había esa relación en los 30, sino que antes existía un trabajo sistemático.

¿En qué consistió la Ley Indígena Nº 17.729 de septiembre de 1972?  ¿Cuáles son sus características principales?

Hay aspectos bien interesantes como la creación del Instituto de Desarrollo Indígena, que tiene amplias facultades para promover el desarrollo social, económico y cultural de los indígenas en Chile; igual suprime los Juzgados de Letras de Indios y establece un sistema judicial amplio, fácil, en el cual van a tener preponderancia y participación los propios comuneros del mentado Instituto.

Hay una caducidad de los derechos de los ausentes, es decir, a la gente que se tuvo que ir por el proceso de erradicación y que ya no vivía en el campo, se les permite sanear el dominio y tenencias comunes, consintiendo que «la tierra sea de quien la trabaja», una consigna de la Reforma Agraria.

Si te fijas, el concepto de indígenas se está dando con datos concretos a los Mapuche. El propio Salvador Allende, hacía una evaluación de tales características: “¿Cuáles son los aspectos positivos de la Ley?” Someramente, ellos eran:

  1. Creación del Instituto de Desarrollo Indígena, con amplias facultades para promover el desarrollo social, económico y cultural de los indígenas en Chile;
  2. Supresión de los Juzgados de Letras de Indios; establecimiento de un sistema judicial amplio, fácil, democrático y barato, que se radicará en los Juzgados de Letras de cada Departamento y en el que tendrán activa y preponderante participación los propios comuneros del Instituto de Desarrollo Indígena;
  3. Caducidad de los derechos de los ausentes, lo que permitirá sanear el dominio y tenencia de los terrenos comunes, permitiendo que la tierra sea del que la trabaja;
  4. Obligación impuesta a la CORA de asignar a campesinos indígenas un porcentaje de las tierras que expropie en la zona de la Araucanía. Este porcentaje debe fijarlo anualmente el Presidente de la República; Facultad conferida al Instituto, para comprar tierras con el objeto de asignarlas a los indígenas;
  5. Obligación impuesta al Ministerio de Educación, Universidades del país e INACAP, para destinar recursos y elaborar planes en beneficio de la población indígena;
  6. Recuperación de las tierras que se hubieren expropiado a indígenas cuando estos hubieren ganado el juicio de restitución. 

Pero esta Ley tuvo también aspectos que no son positivos:

  1. Faculta la división de las comunidades indígenas, pero establece un mecanismo jurídico engorroso e ilusorio;
  2. Establece la obligación de asignar a cada comunero una Unidad Agrícola, lo cual es imposible porque para ello se necesitaría disponer de toda la provincia de Cautín y la mitad de la de Malleco;
  3. Impide la recuperación de tierras usurpadas, las que por lo tanto quedarán en poder de los usurpadores;
  4. No permite la evolución progresiva de las tierras indígenas hacia formas cooperativas o comunitarias de trabajo; en algún sentido, deja sin protección las tierras divididas y las incorpora al régimen común de propiedad;
  5. No contempla normas que permitan la organización y funcionamiento de las comunidades indígenas como personas jurídicas con posibilidades de desarrollo.”

Todo lo que he apuntado, lo positivo y negativo, fue dicho por Salvador Allende en 1972.

¿Cuál era la legitimidad de esta Ley para los propios pueblos indígenas (por ejemplo, participaron en su elaboración)?

Existen evidencias de la participación de sectores organizados del pueblo Mapuche, quienes venían formulando los contenidos y el sentido de una legislación específica.

Allende destacó el proceso de participación indígena, y Mapuche en particular, en el discurso de su promulgación, cito un extracto:

“La Ley que hoy vamos promulgar contiene aspectos muy positivos y también, lamentablemente, algunos vacíos que no son culpa del Gobierno Popular.

“Ella tuvo una gestación auténticamente democrática, porque fue inicialmente propuesta y redactada por las organizaciones campesinas indígenas (1 y 2° Congresos Mapuches de Ercilla, 1969, y Temuco, 1970); fue ampliamente discutida por las Asociaciones Regionales Mapuche antes de ser enviada al Congreso (entre enero y mayo de 1971); y los dirigentes Mapuche han participado en discusión parlamentaria y en todos los trámites que ha seguido el proyecto.

“También nosotros consultamos a la Comunidad Mapuche, si acaso deberíamos vetar o no, y entregamos nuestro criterio y nuestra información, llegando Uds. a un acuerdo unánime en el sentido de que era necesario promulgarla, a pesar de los vacíos ostensibles que ella tiene, porque en realidad, la correlación de fuerzas en el Congreso no nos permitía a nosotros, a través del veto, obtener la restitución de las iniciativas que contenía el proyecto inicial. 

“Dicho proyecto, en principio, fue ampliado y modificado por el Gobierno en partes muy insignificantes, ya que el trabajo de Uds. demostró capacidad, y, por cierto, conocimiento de su propio problema; decisión de lucha al impulsar la nueva Ley; y convicción de que con ella Uds. se incorporaban en un tramo largo al pueblo de Chile, sin discriminaciones, como hasta ahora se ha hecho, postergándolos y negándoles la condición de auténticos chilenos. 

“Por eso, el Gobierno ha cumplido con Uds., envió el proyecto propuesto por Uds. mismos, e intervinimos largamente en la discusión; a través de los resortes constitucionales impusimos la urgencia para su despacho. A pesar de eso, demoró 15 meses y varios días en el Congreso Nacional.

“El proyecto se envió al Congreso el 19 de mayo de 1971; fue despachado a fines de julio de 1972; y se comunicó al Ejecutivo recién el 8 de agosto de 1972. En términos generales, la iniciativa encontró amplio respaldo y apoyo en la Cámara de Diputados, incluso de parte de parlamentarios de oposición, pero sin embargo en el Senado se modificó bastante el proyecto. […]

“En resumen, no es esta la mejor Ley que podía pensarse para los compañeros Mapuche. En muchos aspectos, tiene tantas deficiencias como la Ley N° 14.511. Pero los campesinos indígenas y especialmente sus dirigentes, tienen clara conciencia de que la Ley es solo una herramienta y no una panacea ni la solución definitiva de todos los problemas. Ella tiene, sí, algunas herramientas que, usadas con energía y voluntad, pueden conducir al pueblo Mapuche y a los grupos indígenas a su total liberación e incorporación a la comunidad nacional. 

“Por ello es que procedemos a la promulgación de esta Ley. Quiero destacar que a los grupos indígenas, especialmente Mapuche, corresponde una gran responsabilidad en su aplicación y cumplimiento: en el Consejo del Instituto, tienen ellos siete representantes de un total de 15; reitero, la Ley obedece a iniciativa de los propios indígenas; y además, las Asociaciones Regionales Mapuche y los Consejos Comunales Campesinos deben fortalecerse para participar activamente y en forma responsable en la formulación y aplicación de las políticas del Instituto.

“El Gobierno usará esta Ley y además las facultades y poderes de todos los organismos del Estado, en una labor coordinada y resuelta. Se deben buscar los medios para que CORA, Indap, Inacap, el Ministerio de Educación y sus servicios dependientes, el Ministerio de Salud Pública, usen de todas sus facultades para ir en beneficio de la población indígena del país.

“Pero los grupos indígenas deben luchar porque se les garantice un lugar igualitario de desarrollo y nacionalidad en todos los aspectos, lo que solo puede conseguirse con un organismo social o una organización social realmente democrática, que avance al socialismo, donde no encuentren lugar la discriminación, ni la marginalidad, ni el abuso.

En resumen, nosotros aprovecharemos todas las partes positivas de la Ley que Uds. mismos han reconocido. Y al mismo tiempo firmaré aquí un nuevo proyecto de Ley.”

¿Cuánto de continuidad y ruptura había respecto a la legislación precedente en la materia?

El historiador Mathias Órdenes, resume los elementos principales de innovación de la nueva legislación:“El gran mérito de la nueva Ley Indígena 17.729, fue que por primera vez en la historia republicana se disponía de medios jurídicos efectivos para la restitución de las tierras indígenas usurpadas, y que dichos medios habían sido discutidos por parte importante de las propias comunidades afectadas. Esta legislación se constituyó así en el máximo logro alcanzado en la historia del movimiento Mapuche. Ella intentaba frenar el proceso de división de las comunidades y establecer la posibilidad de restituir las tierras a los indígenas, utilizando para ello el mecanismo de la expropiación contemplado en la Ley de Reforma Agraria. Será la primera vez que un cuerpo legal se refiera y defina a los indígenas independientemente de sus tierras”.

Salvador Allende junto a autoridades mapuche, s/f. Fuente: Internet.

¿Qué era el Instituto de Desarrollo Indígena (IDI), cómo funcionaba y cuál fue su relevancia?

Quisiera responder citando a Carlos Ruiz: “Algo que fue aprobado en el texto legal, fue la constitución de un Instituto de Desarrollo Indígena, una antigua aspiración de las organizaciones Mapuche, que buscaba encauzar el apoyo técnico y financiero a los proyectos de mejoramiento material de la explotación agrícola, reemplazando la Dirección de Asuntos Indígenas creada por Ibáñez en 1953. También se confió a este Instituto la protección de las tierras, el resolver sobre las restituciones y expropiaciones (Art. 35), la división de las comunidades (Art. 14), el desarrollo de la cultura y la artesanía, el estimular a los indígenas a integrarse a las actividades nacionales con plenitud de derechos y responsabilidades (Art. 68) y dispuso que las universidades reservasen matrículas para estudiantes indígenas (Art. 72). El Instituto quedó dirigido por un Consejo formado por nueve autoridades estatales y siete representantes campesinos Mapuche, elegidos en votación unipersonal, directa y secreta (Art. 40)”.

¿En la época se abordó el asunto indígena desde su especificidad cultural o como un tema general dentro de la temática campesina?

Como hemos visto, lo indígena fue abordado con énfasis diferenciados desde los distintos sectores de la UP y la izquierda chilena.

Un denominador común es que se veía articulado a la condición de trabajadores en la configuración de clases de la sociedad chilena, mayoritariamente formando parte del campesinado, aunque se reconocía la presencia Mapuche en la clase obrera urbana.

La dimensión propiamente cultural estaba adquiriendo relevancia, en la medida que los propios Mapuche demandaban valoración de su idioma, ceremonias y modo de vida.

El Gobierno de la UP constantemente habló de “políticas integrales” dirigidas a la población indígena: ¿qué se entiende por estas y cuáles eran esas políticas?  ¿Hubo concreción de algunas de ellas?

Pueden destacarse al menos tres ámbitos en los cuales la política de la UP fue signficativa para el pueblo Mapuche: 1) La condición socioeconómica, que posibilitó la ampliación y fortalecimiento de las unidades de de producción familiares y colectivas, a través de la restitución y ampliación de las tierras; 2) La activación sociocultural mediante las acciones del Programa de Movilización Cultural del Pueblo Mapuche, el que integraba los ejes educativos, del desarrollo productivo y organizacional; y 3) El Programa de Salud en las provincias de Malleco y Cautín.

Muchos de los estudios tienen mayoritariamente como base y referencia la situación en Cautín, a veces en Malleco –en lo que hoy día es la región de la Araucanía–, pero resulta que solo el 25% de los Mapuche vive ahí y el 75% en otros lados, la mitad en Santiago, y esto no es de hoy, sino que es parte de un proceso que se viene dando en el tiempo, entonces hay que ser cuidadosos cuando alguien plantea la situación Mapuche; habría que ver y fijarse en qué se basó.

Ahora, con respecto al tema de Tierras y la Reforma Agraria, el historiador Martín Correa sintetizó los logros en la restitución de tierras en el territorio de la Araucanía:

“Como resultado final del proceso, a septiembre de 1973, en las provincias de Malleco y Cautín se habían expropiado a favor de las familias y comunidades mapuches un total de 152.416,48 hectáreas, a las que se sumaron las 68.000 que fueron reintegradas a los Títulos de Merced por la Comisión de Restitución de Tierras Usurpadas.

“La Reforma Agraria, como proceso político, permitió la recuperación y ampliación de las tierras Mapuche en un proceso que no tiene precedentes en la historia de la relación entre el Estado de Chile y el pueblo Mapuche, y fue el resultado, sobre todo en el gobierno de la Unidad Popular, de la voluntad política de enfrentar y resolver la demanda territorial Mapuche, poniendo para ello a disposición de las organizaciones Mapuche los mecanismos contemplados en las leyes de Reforma Agraria, no obstante su origen más ‘campesinista’ que ‘indigenista’, y que ellos significara afectar el sacrosanto y decimonónico derecho de propiedad.”

Lo concreto de esto es que, a septiembre de 1973, solo en las provincias de Malleco y Cautín, de lo que hoy día es la Región de la Araucanía, se habían expropiado a favor de las familias y comunidades mapuche más de 150 mil ha, a las que se pueden sumarse otras 68 mil ha que fueron reintegradas por la comisión de restitución de tierras usurpadas; estamos hablando solo de la Araucanía, no de la Región del Bío-Bío, o sea todo lo que es Los Ángeles o el alto Bío-Bío.

Entonces, la Reforma Agraria permitió, en concreto, recuperar y ampliar tierras Mapuche, porque había una política de enfrentar y resolver su demanda territorial, como nos dice Martín Correa.  

En el caso de salud había un programa específico, realizaron una política que tomaba en cuenta la participación de los beneficiarios, lo que hoy día podríamos decir que se denomina «salud intercultural». El programa integraba y articulaba los adelantos de la medicina occidental con la medicina ancestral Mapuche, basado en un sistema propio de sanación natural con participación de Machi, siendo respetadas sus prácticas.

Sobre esto último, Carlos Ruiz apunta: “Asumido el gobierno de Allende, los encargados de la salud pública en la Zona del Servicio Nacional de Salud (SNS) de Malleco y Cautín, se avocaron a la tarea de realizar una política que tomase en cuenta la participación de los beneficiarios, en este caso en gran medida Mapuche, la cultura tradicional de estos y las concepciones del Gobierno acerca del desarrollo social, de la erradicación de la pobreza y del ejercicio de los derechos populares. Esta política regional, tomó la forma de un programa de salud que integraba los adelantos de la medicina occidental con el ejercicio de la medicina ancestral Mapuche, basada en un sistema propio de sanación natural, con participación de los y las machis, cuyas prácticas serían respetadas y sus conocimientos serían rescatados en pro de su conservación y transmisión.  El programa de salud intercultural fue ejecutado por un equipo integrado, entre otros, por el doctor Hernán Henríquez [comunista], Jécar Nehgme Cornejo, Alejandro Flores [comunista] y Manuel Elgueta [socialista]”.

Igualmente, en materia cultural se propuso, entre otras cosas: 1) La bialfabetización mapuche-castellano; 2) La nivelación básica; y 3) La promoción de la investigación aplicada, mediante tres subprogramas.

De hecho, la editorial estatal llevaba un nombre mapuche “Quimantú”, y así podemos encontrar radios que estaban transmitiendo en mapuche, periódicos, nombres de organizaciones, es decir, se visibilizaba lo Mapuche; incluso ahora contamos con algunas evidencias de audiovisualistas y registros que se tomaron de distintas manifestaciones, marchas, actividades Mapuche, muy enmarcados, comprometidos o al menos muy esperanzados con lo que se estaba haciendo en la UP. 

Al estudiar ese periodo se palpa con claridad y está bien documentada la explosividad del movimiento Mapuche en Cautín, y sus vínculos con organizaciones como el Movimiento de Campesinos Revolucionarios (MCR), entre otros. ¿Cuáles eran las principales reivindicaciones de los Mapuche?

Estas estuvieron indicadas en los acuerdos establecidos desde inicios de los años 60 y se pueden sintetizar en: 1) La restitución de tierras; 2) La creación de una institucionalidad estatal dirigida por representantes Mapuche; 3) El derecho a una educación, que incluyera el idioma propio; 4) El derecho a la práctica de ceremonias ancestrales; salud; vivienda, apoyo crediticio; y 5) Por derivación, una legislación que los reconociera como indígenas y que incluyese los aspectos enunciados en sus reivindicaciones.

Podemos decir que hay Mapuche que, a comienzos del siglo XX, de alguna manera se identifican con el modelo de desarrollo capitalista, pero hay otro sector importantísimo y mayoritario que eso lo ve como una amenaza, entonces su reivindicación es fortalecer la unidad de producción familiar, las relaciones familiares, tener saneado el tema de los títulos, el derecho al idioma, el respeto a las marchas, a sus saberes, a su ritualidad, a sus prácticas sociales, festivas. Las reivindicaciones de las organizaciones eran el respeto a un modo de vida particular, eso es lo que ha sido sistemático. 

¿Cuáles eran las formas organizativas que se daban?

Además de las jefaturas de familias, de grupos inter-familiares (lof), de sectores territoriales; desde 1910 aproximadamente existen referencias documentadas de organizaciones con denominaciones similares a las populares chilenas: Sociedades de Protección Mutua; Sociedades Defensoras; Moderna, Federación; Parlamento Federal; Uniones; Corporaciones; Frente Único; Alianza Cultural; Federación Nacional; Asociación Nacional; Confederación Nacional.

Las reivindicaciones Mapuche de todas estas organizaciones apuntaban sobre todo a que no les aplicaran impuestos, a recuperar tierras porque, no obstante les habían entregado títulos, se habían quedado fuera de ese territorio una cantidad grandísima de tierra, de hecho, se calcula que los Mapuche fueron reducidos en un 95%.

Allende tuvo un análisis muy certero cuando puso la mirada en donde se fundamenta la reproducción material social de los Mapuche, esto es en la unidad de producción familiar; lo que captó Chayanov, lo que antes había planteado Marx cuando escribió las formaciones económicas precapitalistas; lo que Milán Stuchlik cuando hizo unos estudios en entre 1967 y 1973 y escribió la importancia de la reciprocidad del reclutamiento social basado en el intercambio reciproco, en unidades familiares. El Mapuche siempre ha planteado la necesidad de fortalecer esa relación. 

¿Cuál era su relación con la “institucionalidad” promovida desde el Gobierno popular?

Los Mapuche participaron activamente en sindicatos agrícolas, en los Consejos Campesinos, en los sindicatos de obreros de las ciudades. Además de dar continuidad y aumentar su participación en los partidos políticos, especialmente los que estaban en la UP.

«La Reforma Agraria permitió, en concreto, recuperar y ampliar tierras Mapuche, porque había una política de enfrentar y resolver su demanda territorial»

¿Cómo evalúa el que en ese período hayan emergido líderes indígenas bilingües que hasta fueron electos en las urnas para ocupar cargos a nivel de alcaldías, Congreso, entre otros? 

Desde comienzos del siglo XX los Mapuche son gradual y crecientemente incorporados a los procesos de escolarización impulsados como política pública; así como al establecimiento de relaciones con los diversos partidos políticos. Por lo que, para el período de la UP, ya existía un significativo sector de Mapuche que ejercía liderazgos sociales y que les permitió postular a cargos de representación institucional, en los municipios y en el Parlamento.

Desde 1924 a la fecha, nueve habían sido elegidos como diputados y dos mujeres como diputadas. Detallo:

Francisco Melivilu Henríquez, (Demócrata y Democrático), por Llaima, Imperial y Temuco en tres períodos: 1924-27; 1926-1930; 1930-32 y 1930-34. Primer diputado por el Partido Demócrata.

Manuel Segundo Manquilef González, (Liberal Democrático), por Llaima, Imperial y Temuco en tres períodos: 1926-1930; 1930-32 y 1930-1934. Liberal democrático, que planteó la primera ley de división de comunidades en el año 1927 y que fue aprobada. Por tres períodos electo diputado.

Arturo Huenchullan Medel, (Democrático), por Traiguén, Victoria y Lautaro en 1933-1937.

Venancio Coñupan Huenchual, (Conservador y Conservador Unido), por Temuco, Lautaro, Imperial, Pitrufquén y Villarrica en tres períodos: 1945-1949; 1949-1953 y 1965-1969.

José Cayupi Catrilaf, (Nacional Cristiano), y Esteban Romero Sandoval, (Nacional Cristiano), en 1953-1957 por Temuco, Lautaro, Imperial, Pitrufquén y Villarrica.

Manuel Rodríguez Huenuman, (Demócrata Cristiano), por Rancagua, Cachapoal, Caupolicán y San Vicente, en 1965-1969.

Rosendo Huenuman García, (Comunista), 1973-(1977) por Temuco, Imperial, Villarrica, Pitrufquén, Lautaro. El primer y único diputado Mapuche de filiación comunista.

En marzo de 1973 postularon también para diputados, por la Izquierda Cristina (IC), Domingo Paine Huenupi y Antonio Millape Caniuqueo; por el Movimiento de Acción Popular Unitaria (MAPU), Daniel Colompil Quilaqueo; y por la Unión Socialista Popular (Usopo), Segundo Painen Lipian.

Francisco Huenchumilla Jaramillo, (Demócrata Cristiano), el primer electo en el período postdictatorial, por tres períodos en el 50º Distrito de Temuco: 1990-94; 1994-98 y 1998-2002. Fue además Ministro Secretaría General de la Presidencia (2002-20); Alcalde de Temuco (2004-08); Intendente de la Araucanía (2014-15); y actualmente es Senador por la 11ª Circunscripción Araucanía (2018-26). Es quien ha logrado estar en todos los niveles de la política siendo Mapuche.

Emilia Nuyado Ancapichún, (Socialista), diputada por el 25º Distrito (Fresia, Frutillar, Llanquihue, Los Muermos, Osorno, Puerto Octay, Puerto Varas, Puyehue, Purranque, Río Negro, San Juan de la Costa, San Pablo), Región de Los Lagos, periodo 2018-22.

Aracely Leuquen Uribe, (Renovación Nacional), diputada por el 27º Distrito (Aysén, Chile Chico, Cisnes, Cochrane, Coyhaique, Guaitecas, Lago Verde, O’Higgins, Río Ibáñez, Tortel), XI Región de Aysén del General Carlos Ibáñez del Campo, periodo 2018-22.

Con la excepción de Rodríguez Huenuman, Emilia Nuyado (Osorno) y Aracely Leuquen (Aysen), todos fueron electos en distritos con alta concentración Mapuche, en la Provincia de Cautín, en la actual Región de La Araucanía.

¿Cuál fue la reacción de la dictadura respecto a los pueblos indígenas?

Sergio Caniuqueo, historiador Mapuche, en la introducción a un artículo acerca de la temática, entrega un panorama del primer período de la dictadura en La Araucanía, con el propósito de “visualizar la reconfiguración del colonialismo chileno por parte del régimen militar, mostrando que la reinstalación de la hegemonía colonial hacia el mundo Mapuche fue un camino construido en base a planificaciones como improvisaciones, en la cual entraron a tallar distintos aspectos del imaginario construido socialmente por los chilenos; por otro lado, los Mapuche desarrollaron un sistema de respuestas a la construcción de esta hegemonía, aprovechando situaciones y espacios, algunas improvisadas y otras de carácter estratégicas. Se intenta avanzar por sobre la dicotomía Dictadura/Pueblo Mapuche, es decir, se trata de revisar si esta situación fue realmente así; si los militares generaron un plan para destruir al Mapuche cultural o físicamente, o si finalmente se enfocaron en establecer un nuevo escenario colonial a partir de articular los intereses del Estado y del modelo económico que se estaba instaurando. El pueblo Mapuche generó un sistema de respuestas, algunas de ellas muy pocos exploradas, como la colaboración con el régimen, pues no solo existió la resistencia como expresión anticolonial, también surgieron pactos y relaciones de complicidad entre sectores Mapuche y los militares, esto no significó una cooptación total ni una hegemonía del régimen en estos sujetos Mapuche, estableciéndose relaciones contradictorias”.

En 1978 yo terminaba de estudiar Antropología y estaba vinculado al movimiento Mapuche, a los centros culturales, a la difusión y denuncia de lo que iba a ser la imposición de este decreto ley que nos permitió a un grupo articulado en Temuco, llamados Capide, junto a otros colegas y gentes que no eran solo antropólogos, estar en contacto con la organización Centros Culturales Ad-Mapu, que logró articular a miles de comunidades, era mucha gente. La represión estaba en funcionamiento, por lo tanto, uno escuchaba el relato de lo que estaba pasando, no de lo que había pasado, sino de lo que pasaba en ese momento. 

En el período de la dictadura, los Mapuche una vez más fueron impelidos a poner en acción sus estrategias políticas y dinámicas culturales, ancladas en la historia de sus relaciones con los gobiernos chileno y argentino, con los militares y los civiles, que abarcaron desde los acuerdos hasta los enfrentamientos. De hecho, existió una respuesta diversificada y muy variada, que no respondió a una única orientación ni representó a todos los Mapuche.

La violencia política ejercida por los agentes de la dictadura en contra de los Mapuche, se inscribe en el marco ideológico general que movió a los impulsores del golpe militar del 11 de septiembre de 1973: 1) Frenar el proceso de cambios promovido por la Unidad Popular; 2) Adquiriendo particularidades en el área territorial de asentamiento histórico Mapuche (centro-sur del país), derivadas de las representaciones que tales sectores tenían de los Mapuche y en el marco específico de los conflictos con los sectores regionales –especialmente propietarios de tierras–. Es decir, los Mapuche que fueron reprimidos, lo fueron tanto por su adherencia real o supuesta a la UP o a la «revolución socialista», como porque representaban el «indio alzao».

La represión en las zonas que eran evidentemente Mapuche –porque insisto, ya en esa época y más en el periodo de la dictadura muchos vivían en centros urbanos, Concepción, Temuco, Valdivia, Osorno, Puerto Montt, y mayoritariamente en Santiago, pero cuando se hablaba de Mapuche más bien se pensaba de Los Ángeles hasta San Juan de la Costa en Osorno–, las zonas rurales, fue durísima, porque el control del territorio, los Carabineros, los civiles, los latifundistas, los pequeños fundistas, le cobraron la cuenta a los Mapuche que se habían logrado organizar y estaban participando en la Reforma Agraria, que mantenían sus comunidades y que cada vez eran más protagónicos de los procesos, porque había un sentido de empoderamiento mayor. Razón por la cual les pasaron la cuenta definitivamente, o sea, Carabineros con civiles actuaron en muchos poblados rurales, y en algunos casos dramáticos llegó el Ejército a reprimir; al sector costero próximo a Valdivia llegaron en helicóptero, y creo que nunca había visto un helicóptero la gente, entonces fue una cosa espantosa.

La represión en esta población fue desproporcionada en los hechos, allí no había nada que no pudiese ser más que gente organizada en torno al proyecto de la UP, pero como lo que tuviese que ver con la UP tenía que esconderse y ahí había una ventaja, porque los Mapuche mantienen las redes familiares, entonces varios se desplazaron, se fueron para Argentina; en 1976 vino una dictadura allá y de nuevo se complicó el panorama, pero también se fueron a las ciudades, entonces ya la represión logró tener sus víctimas Mapuche. Aunque no existe un número real, se habla de un centenar, pero en realidad son muchos más ya que el tipo de represión no terminó siempre en muerte o en detenidos, hay numerosos casos donde no se supo más de las personas, si murieron por causas naturales o no.

La acción represiva fue dirigida, desde Cautín, por el Regimiento, desde la Cuarta División del Ejército, desde la Fuerza Aérea, porque se había construido la idea durante el gobierno de la UP de que los Mapuche formaban escuelas de guerrillas ayudados por el MCR o por los supuestos combatientes cubanos; por eso fueron tan duros en la represión después del 1973 en el Complejo Maderero de Neltume, porque pensaron que ahí había una guerrilla y no la había. 

Antes del golpe ya reprimieron, está documentado en «La sangre del copihue», de la historiadora estadounidense Florencia Malone, quien cuenta cómo se dejaron caer las Fuerzas Armadas porque tenían la idea de que en esas comunidades había una escuela de guerrilla; entonces se habían formado tal idea.  

No hay evidencia hasta el día de hoy de que efectivamente haya habido una especie de focos guerrilleros instalados y armados a través del país, no existió en ninguna parte, ni entre los Mapuche ni en los Cordones Industriales.

Finalmente, ¿qué estima debiese conocerse, estudiarse y socializarse en relación al tratamiento de los pueblos indígenas durante la UP?

Las perspectivas de los distintos sectores de la sociedad Mapuche a la época. Los procesos de participación de los representantes de los pueblos indígenas y de los diversos grupos de trabajo en las propuestas legales. Los programas de aplicación concreta en la producción, en la salud, en la educación. Y el involucramiento de los funcionarios públicos (Mapuche, indígena, chileno) en los procesos de aplicación de tales programas.

¿Hay algo vigente de esa experiencia?

La identificación de la importancia de lo colectivo y lo comunitario en el modo de vida Mapuche, al crear las condiciones para la protección de la “comunidad”, de las unidades familiares, interfamiliares y territoriales.

Hoy en día, frente a lo que se reconoce mundialmente como los derechos de los pueblos indígenas, tenemos la posibilidad de poder instalar un proceso constituyente el cual implique discutir, revisar, replantearse e intentar una salida que posibilite una formación estatal plurinacional, ahora eso, según lo que decía Álvaro García Linera, a lo que podía aspirar en un breve tiempo era a un capitalismo andino-amazónico que lo que iba a hacer era crear mejores condiciones de vida a un sector de base indígena que podía después, en el nivel de exigencia del consumo y si es que no había una suficiente articulación, volverse en contra del propio proceso, pero a eso no debemos temer.

Hace poco estuve con otro antropólogo francés y un historiador que ahora está en Santiago, logramos un proyecto sobre la Reforma Agraria en la provincia de Valdivia y esa investigación, financiada por el Ministerio de Educación en Chile, la terminamos hace siete años. Entonces, volver a conversar con líderes sindicales, con líderes Mapuches de la época, sobrevivientes al periodo, es algo necesario. Ellos nos decían, por ejemplo: «Puedo decir que lo que vivimos los trabajadores forestales, que nos veían como campesinos, fue una Revolución, porque las condiciones de vida que nosotros tuvimos durante esas generaciones en que se morían los niños, teníamos pésimas condiciones de salud, de alimentación, las condiciones laborales eran malas, no teníamos ningún derecho laboral asegurado, todo eso cambió con la Unidad Popular, teníamos todo eso, ¿sabe qué compañero? Fuimos a ver al Presidente, al compañero Allende a La Moneda. ¿Y sabe quién nos sirvió el té? La esposa del Presidente, la compañera Tencha. ¿Cómo no va a haber una Revolución ahí?».

Él veía en distintas escalas que lo que les había sucedido a esos obreros forestales explotados había sido una transformación, un mejoramiento inmenso en condiciones de vida, entonces creo que, desde el punto de vista de los Mapuche, al ver que se estaban restituyendo tierras, que podían participar en un centro de Reforma Agraria y al mismo tiempo mantenerse viviendo en su comunidad, era una cosa de ver cómo mejoraban año a año.  

Lo vigente es la necesidad de la heterodoxia, diría yo, de lo que hoy día se denomina la convivencia en la necesidad, en la igualdad de derechos, en la diversidad; justicia no es solo igualdad, sino también el reconocimiento de la diversidad, son ambas cosas juntas. 

Lo que pretendía el proyecto socialista de Salvador Allende y la UP era un país justo, donde convivieran las diferencias legítimas, no las diferencias que generan desigualdades; yo creo que eso es rescatable y ahí aparece el reconocimiento a la diversidad de los pueblos indígenas. 

__________________________________________________________________

Javier Larraín Jefe editorial

Bibliografía citada por el entrevistado

-Allende, Salvador. 1972. «Palabras en la firma de la promulgación de la Ley Indígena. Discurso pronunciado el 15 de septiembre de 1972».

https://www.marxists.org/espanol/allende/1972/septiembre15bis.htm

-Allende, Salvador. 1973. “Bases para la reforma de la Constitución Política del Estado”.

https://www.elclarin.cl/images/pdf/ALLENDE%20(S.)%20Mi%20propuesta%20a%20los%20chilenos%20-1973.pdf

-Biblioteca Congreso Nacional de Chile.

http://historiapolitica.bcn.cl/resenas_parlamentarias/index_html

-Camacho, Fernando. 2004. «Historia reciente del Pueblo Mapuche (1970-2003): presencia y protagonismo en la vida política de Chile». U. Autónoma Madrid.

https://www.diva-portal.org/smash/get/diva2:520467/FULLTEXT02.pdf

-Caniuqueo, Sergio. 2013. «Dictadura y Pueblo Mapuche 1973 a 1978. Reconfiguración del colonialismo chileno».

http://www.revistas.usach.cl/ojs/index.php/historiasocial/article/view/1555/1432

Correa, Martín. 2013, “La Unidad Popular y el Pueblo Mapuche: Relato de un proceso”.

-Hernández, Isabel. 1981. «Educaçao e Sociedade Indígena (uma aplicaçao bilingüe do método Paulo Freire)», Cortez Editora. Sao Paulo, Brasil.

-INE. Censo 2017.

-Morales, Roberto. 1999. «Cultura Mapuche y Represión en Dictadura».

http://revistas.uach.cl/pdf/racs/n3/art06.pdf

-Órdenes, M. 2015. “Conflicto mapuche campesino en la Araucanía, 1967-1973”.

https://journals.openedition.org/izquierdas/637

-Ruiz, Carlos. S/F. «El Pueblo Mapuche y el Gobierno de Salvador Allende y la Unidad Popular».

https://www.archivochile.com/Pueblos_originarios/hist_doc_gen/POdocgen0005.pdf

-Ruiz, Carlos. 2007. «Autonomismo Mapuche (1907-1992). Renuevos de un tronco antiguo».

http://www.revistas.usach.cl/ojs/index.php/historiasocial/article/view/209/196

-Unidad Popular. 1969. «Programa Básico Unidad Popular».

   

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