Por Yoselina Guevara López y Nahir González
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La carrera política de Joe Biden
Joseph «Joe» Biden nació en Pennsylvania en 1942, en una familia católica de ascendencia irlandesa. Comenzó a trabajar como abogado después de graduarse en jurisprudencia en la Universidad de Siracusa. El 7 de noviembre de 1972 Joe Biden fue elegido senador de los Estados Unidos entre las filas del Partido Demócrata en el estado de Delaware, donde vive desde hace algún tiempo. Ese mismo año su vida quedó marcada por un severo dolor familiar, la muerte en un accidente de tránsito de su esposa e hija. Con todo, Biden logró sentar las bases de una de las carreras senatoriales más largas de los Estados Unidos, desde 1972 hasta 2009. Ocupó el cargo de forma ininterrumpida durante 37 años, demostrando ser un legislador extremadamente eficaz, particularmente capaz de encontrar puntos de encuentro y compromiso entre demócratas y republicanos (los dos principales partidos norteamericanos).
Como senador fue presidente de la Comisión de Justicia (1987 a 1995) y de la Comisión de Asuntos Exteriores (2001 a 2003; 2007 a 2009). Se opuso a la intervención de Estados Unidos en la primera Guerra del Golfo y, por el contrario, votó a favor de las operaciones de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, también denominada la Alianza Atlántica (OTAN) en Bosnia y Herzegovina y la República Federal de Yugoslavia, además de las misiones militares estadounidenses en Afganistán en 2001 e Irak en 2002.
En 1974 la revista Time lo mencionó entre los «200 políticos del futuro». En 1988, con la serenidad familiar de un segundo matrimonio, decidió presentarse entre los candidatos demócratas a las elecciones presidenciales, en septiembre de 1987 se retiró de las primarias del Partido Demócrata. Sin embargo, tras el primer intento fallido, Biden no dejó de pensar en la carrera por la Casa Blanca y veinte años más tarde, en 2008, se presentó nuevamente entre los candidatos para las elecciones presidenciales.Pero ese fue el año de Obama, Biden se retiró y le entregó su apoyo a Barack, iniciando una colaboración política que se convirtió a lo largo de los años en una profunda amistad.
Se desempeñó como Vicepresidente de los Estados Unidos en la administración Obama y afrontó un doloroso período a nivel personal, con la enfermedad y muerte en 2015 de su hijo mayor. Estas elecciones son probablemente la última oportunidad para Joseph Biden de cumplir su mayor sueño político, por eso de resultar ganador se convertiría en el presidente de mayor edad que haya asumido el cargo en la Casa Blanca.
Vida familiar de Biden
Además de las tragedias que ha afrontado, la vida familiar de Biden en 2019 estuvo a punto de dañar su carrera política y mermar sus posibilidades de llegar a ser candidato. Esto porque su hijo se vió involucrado en un “conflicto de intereses”, que lo asociaba a una participación directa en la llamada “revolución naranja” que se llevó a cabo en Ucrania. Hunter Biden se unió a la junta directiva de Burisma Holdings, compañía ucraniana de gas, en mayo de 2014, con un salario de 50 mil dólares al mes, siendo elegido en el cargo a pesar del hecho de no hablar el idioma y carecer de experiencia particular en el campo de la energía. El nombramiento de Hunter sucedió después de la decisión del para entonces presidente Obama de confiar a su vicepresidente Joe Biden el seguimiento de la transición política en Ucrania. Un país que siendo víctima de enfrentamientos y manifestaciones violentas de todo tipo, obligó al presidente Viktor Yanukovich a renunciar y autoexiliarse en Crimea, para evitar la guerra civil.
El eventual conflicto de intereses surgió en 2016 cuando, con el apoyo de la Unión Europea (UE), Biden amenazó con congelar mil millones de dólares de ayuda a menos que los líderes ucranianos despidieran al Fiscal General Viktor Shokin, acusado de ser demasiado blando en la lucha contra la corrupción en el país. Casualmente Shokin estaba investigando la compañía en la que Hunter era parte de la junta directiva; la misma se refería al fundador de la empresa, Mykola Zlochevsky, amigo de Yanukovich, y a un caso de sobornos millonarios para obtener licencias de explotación de gas. Los hechos se remontan al período de 2010 a 2012, mucho antes de la entrada de Hunter, pero fue en el momento en que este estaba en la junta directiva que la investigación fue abandonada. No resulta tampoco sorprendente que justamente Hunter renunciara a su cargo en abril de 2019, cuando su padre se postuló para la precandidatura presidencial.
Propuesta de Programa de Gobierno de Biden
El Programa de Biden está conformado por 46 apartados que pueden ser consultados en profundidad en la página web de su campaña electoral. Las cuatro primeras áreas las denomina “Reconstruir Mejor” y van encaminadas a: recuperación económica para las familias trabajadoras; equidad racial en la economía americana; la fuerza laboral de la educación del siglo XXI; por último, infraestructura sostenible y un futuro de energía limpia. Las restantes áreas están bien determinadas por lo que pudieran ser capitulos de trabajo que agrupan sectores (Educación, Salud, Trabajo, entre otros), mayorías raciales (Latinos, Afrodescendientes, entre otros), o problemas específicos (violencia, armas, uso de opioideos, entre otros).
Inmigración
Biden propone un sistema de inmigración justo y humano que garantice la dignidad de las familias inmigrantes, los refugiados y los solicitantes de asilo. Ofreciendo además alivio y estabilidad a cientos de miles de inmigrantes indocumentados. Promete hacer cumplir las leyes estadounidense pero sin atacar a los inmigrantes ni violar su debido proceso o separar a las familias.
Economía
El plan económico y financiero está centrado en incentivar a la clase media, revocando los recortes de impuestos de la administración Trump, proponiendo un salario mínimo de 15 dólares por hora. Pero además propone aumentar la tasa del pago de impuestos de grandes compañías y sociedades del 21% al 28%.
Para restaurar la economía postcoronavirus, Biden planea establecer el programa «Buy American». Esta iniciativa tendría un fondo total de unos 700 mil millones de dólares; de los cuales 400 mil millones se destinarán a la compra de productos americanos, mientras que 300 mil millones se invertirán en la investigación y el desarrollo tecnológico. Propone movilizar la manufactura y la innovación estadounidense, construyendo una base industrial fuerte con cadenas de suministro dirigidas por pequeñas empresas para crear millones de empleos en todo el país. En cuanto a la Industria automovilística propone crear un millón de nuevos puestos de trabajo.
Educación
Su propuesta se basa en un programa de educación que incluye el aumento del financiamiento de las escuelas en las zonas de bajos ingresos, el cual también abarca la ayuda a los maestros y maestras para pagar los préstamos y créditos estudiantiles por concepto de realización de estudios. Además este plan implica duplicar el número de profesionales de la salud, como psicólogos, enfermeras y trabajadores sociales, que son muy escasos en las escuelas.
En el área Biden espera invertir aproximadamente dos mil 500 millones de dólares al año. Además, ha presentado un plan para recortar las obligaciones de deuda de los préstamos estudiantiles; cuyo beneficio estará dirigido expresamente a los que trabajen en un servicio público (docentes o fuerzas armadas).
Atención médica
Su plan en salud parte del “Obamacare”, programa de atención puesto en marcha durante la administración de Barack Obama. En este sentido aumentará los subsidios del llamado «Obamacare» para que las pólizas de seguro privadas estén disponibles y sean más asequibles. También proporcionaría una nueva «opción pública» similar a Medicare.
Sus políticas están encaminadas a que todos los estadounidenses tengan una nueva y más barata opción de seguro médico; que las familias de clase media reciban un crédito fiscal por las primas para ayudarles a pagar la cobertura médica. Por otra parte, ampliar el acceso a los anticonceptivos y proteger el derecho constitucional al aborto, defender el derecho a la atención sanitaria para todos, independientemente del género o la orientación sexual.
Armas
Biden estima que de ser elegido prohibirá las armas de asalto; haciendo un especial énfasis en la erradicación de la violencia armada en el país.
Finalmente, establecerá un programa federal de recompra de armas a civiles para disminuir la mayor cantidad posible de gente armada en las calles. De acuerdo al candidato, se necesitarían más controles para los que compran un arma.
Cambio climático
Biden ha propuesto un plan de 1.7 billones de dólares para poner a los Estados Unidos en el camino de eliminar totalmente las emisiones de gases de efecto invernadero para el 2050. Este va mucho más allá de los objetivos climáticos de la administración Obama. Quiere poner fin a los subsidios a los combustibles fósiles y emitir la prohibición de nuevos permisos para los gasoductos y oleoductos en terrenos públicos. También Biden ha expresado que se anexará a los Acuerdos Climáticos de París.
Mayorías raciales en los Estados Unidos
Aquí propone, en los diferentes planes dirigidos a las mayorías raciales, estimular la inversión público-privada a través de un nuevo plan de oportunidades para la creación y sostenimiento de pequeñas empresas de afrodescendientes, latinos y asiáticos. Ampliar el acceso a 100 mil millones de dólares en préstamos empresariales de bajo interés, financiando programas de préstamos estatales, locales, y sin fines de lucro en las comunidades de afrodescendientes y latinos negros, fortaleciendo las Instituciones Financieras de Desarrollo Comunitario, las Instituciones de Depósito de Minorías y la Ley de Reinversión Comunitaria.
Mujeres
Biden promete que comenzará por luchar por la igualdad de remuneración de las mujeres, invertirá en pequeñas empresas propiedad de mujeres, ampliará el acceso a la educación y la capacitación de las féminas. Ampliará el acceso a una atención de la salud de alta calidad y asequible para todas las mujeres.
Finalmente, se propone poner fin a la violencia contra la mujer, consolidando su liderazgo en este tema desde que fue autor de la Ley de Violencia contra la Mujer en 1994.
Una especial atención para América Central
El Programa de Gobierno de Joe Biden establece un especial interés en América Central, siendo uno de las áreas específicas de atención con un plan integral de cuatro años y cuatro mil millones de dólares para hacer frente a los factores que impulsan la migración desde Centroamérica, movilizar la inversión privada en la región, mejorar la seguridad y el Estado de derecho en la zona, abordar la corrupción endémica y dar prioridad a la reducción de la pobreza y al desarrollo económico.
Análisis del discurso Biden en cuanto a Relaciones Internacionales
De acuerdo a lo expresado por Biden en diferentes declaraciones, a lo largo de la campaña electoral, podría tratarse de un verdadero cambio de rumbo en comparación con la política exterior que ha llevado hasta ahora la administración Trump. Biden apuesta por el multilateralismo que había regulado la política de Washington hasta la administración Obama. Se propone desmantelar o limitar muchas de las acciones políticas internacionales que ha llevado a cabo Donald Trump desde el Medio Oriente hasta Europa, pasando por Asia y América Latina. El terreno geopolítico en el que se mueve Biden, escribió Todd Mariano del Grupo Eurasia, presenta una oposición mucho más agresiva y acalorada a otras potencias como China y Rusia.
En cuanto a la firma de acuerdos internacionales, lo más probable es que se intente la reincorporación de los Estados Unidos a la Organización Mundial de la Salud (OMS) y reactivar los Acuerdos Climáticos de París.
En el plano militar, Biden parece estar convencido de devolver fuerza a la OTAN, con la promesa de restablecer las relaciones con los líderes europeos bajo la bandera de «Hemos vuelto».
En cuanto a América Latina, su plan de gobierno solo asoma las mejoras en lo concerniente a las políticas de inmigración. En lo que respecta a Centroamérica se observa una mayor intervención, expresada en su plan de gobierno, lo que probablemente se verá reflejada en una mayor presión a los gobernantes de El Salvador, Guatemala y Honduras. Nuevamente coloca a la lucha contra la corrupción en el centro de la política exterior de los Estados Unidos. Aunque no lo especifica detalladamente con toda probabilidad se revisará el financiamiento del llamado Muro con México y es muy posible que restablezca los contactos con Cuba.
En el contexto europeo lo que se avizora en la posible era Biden es que habrá una especie de regeneración en las relaciones con los diversos aliados del Viejo Continente, pero quizás con la congelación de la reducción de tropas en Alemania.
En el Medio Oriente no está muy claro, podría haber un regreso para apoyar a la Autoridad Palestina, tal vez reabriendo los organismos de apoyo a los refugiados que fueron cerrados por Trump, pero sobre todo una reanudación del diálogo con Teherán y un enfriamiento de las relaciones con Arabia Saudita, que en cambio la administración Trump ha fortalecido.
En el frente asiático podría haber también una distensión de las relaciones con los aliados históricos como Corea del Sur y Japón, a menudo criticados por Trump.
El cerebro creador del Programa de Gobierno de Biden
Biden creó una estructura con más de dos mil personas entre asesores de política exterior y seguridad nacional. Estos se enmarcan en grupos de trabajo que se ocupan de áreas o cuestiones específicas como el control de armas, la defensa o la inteligencia. A la cabeza de los grupos hay unos 50 funcionarios, casi todos con experiencia en la administración de Obama, desde el Departamento de Estado hasta el Departamento de Defensa y Seguridad Nacional. Cada equipo envían los resultados del trabajo a una especie de círculo cerrado del candidato que filtra el contenido que llegará al escritorio del exsenador de Delaware.
Los objetivos detrás de esta gran estructura no sólo se refieren a las ideas desarrolladas para superar las políticas de Trump, sino también a preparar el terreno para la reconstrucción del Consejo de Seguridad Nacional, un órgano asesor de la Casa Blanca parcialmente abandonado por Trump. Algunas voces anónimas, sin embargo, han subrayado que esta cantidad de trabajo no es sólo para producir propuestas, sino para hacer creer a todas las almas del partido que están involucradas, especialmente al sector de Bernie Sanders.
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¿Quién es Donald Trump?
Donald Trump nació en Queens, Nueva York, el 14 de junio de 1946, siendo graduado de Economía en la Universidad de Pennsylvania, Wharton. Hijo de migrantes, su padre, Fred Trump, desciende de alemanes, y su madre, Mary MacLeod, nació en una isla escocesa; tiene cuatro hermanos, está casado en la actualidad con la eslovaca nacionalizada estadounidense Melania Knauss, tiene cinco hijos en los tres matrimonios que ha tenido.
Este empresario inmobiliario de 74 años pertenece al Partido Republicano, optó por un primer cargo de “elección popular” a la presidencia en 2016 y nuevamente disputa para un segundo período este 2020.
La torre de controversias
El presidente 45° de los Estados Unidos ha lanzado abiertamente políticas contra los migrantes, en especial contra los latinos, al punto que parte de su primera campaña electoral fue la idea de levantar un Muro con México, para evitar el paso de “ilegales”, un odio infundado sobre los extranjeros, aun teniendo el raíces de otros pueblos incluso por la vía matrimonial en dos ocasiones, irracionalidad que ha calado en sectores de la población cuya tendencia se vinculan a la supremacía y xenofobia.
Trump ha sido también centro de la controversia por estar vinculado al multimillonario Jeffrey Epstein, investigado y encarcelado por pedofilia y tráfico de menores (se suicidó en la prisión), al igual que diferentes personalidades políticas de ese país que visitaron el magnate mientras realizaba las escandalosas fiestas. En este caso, el Presidente declaró en algunas oportunidades apoyando a Epstein.
Uno de los puntos álgidos durante su gobierno ha sido el tema racismo. El discurso de odio ha llevado a reforzar en grupos racistas la violencia de este tipo, incluso en los últimos tiempos ha sido transversal a los cuerpos de seguridad, que han sido el centro de escándalos por asesinato y violencia desmedida contra la ciudadanía afrodescendiente, latina y de carácter religioso hacia las y los musulmanes.
En 2019-2020 se le levantó un juicio político (impeachment) en su contra, siendo el tercer mandatario en atravesar por una situación parecida, por supuesta colaboración con el gobierno de Ucrania para la reelección y ayuda militar a ese país. Esta acusación no prosperó por la composición dentro de la Cámara Alta del Senado, ya que los republicanos se opusieron a la ejecución del juicio y la separación del cargo.
Propuesta política de Trump
Evidentemente no hubo una propuesta concreta de gobierno, pero en el discurso se plantearon diferentes aristas que han sido la columna vertebral de este y tienen que ver con sus posiciones extremas en afán de destronar a China del sitial comercial en el que se encuentra. En este sentido ha impulsado Órdenes Ejecutivas que han impedido el despliegue de empresas chinas, acusándolas de espionaje; la venta de recursos y componentes tecnológicos, software, hardware; y lo más importante en esta última, el pulso por controlar el mercado mundial del 5G.
La persecución a los migrantes “ilegales” le ha dado la posibilidad de encarcelar menores de edad nacidos en Estados Unidos sin documentación por tener padre y madre inmigrante, siendo sometidos a permanecer en jaulas, separados de sus familiares, con incontables violaciones a sus Derechos Ciudadanos y Humanos, teniendo que representarse a sí mismos en juicios porque el Estado no les otorga debida defensa; muchos han muerto bajo esas condiciones precarias de insalubridad y presión. Aparte de las intenciones de construir un muro a lo largo de la frontera mexicana, de 3.145 km, y cuyo costo debía pagarlo México.
Retroceder en las relaciones con Cuba, uno de los avances obtenidos por el saliente Barack Obama, que abrió diálogo con la Isla, fue otro de sus pasos.
En lo que se basa el plan Trump es apostar por el crecimiento comercial de los Estados Unidos dentro y fuera de su territorio, renegociar los Tratados de Libre Comercio de América del Norte (Nafta) y salirse del Tratado Trans Pacífico (TTP), como lo hizo en 2017.
Respecto a América Latina ha prevalecido en su idea de mantener la hegemonía como el primer proveedor absoluto del territorio, potencia guerrerista y armamentística, además de ser el protector de la zona en una suerte de revivir el monroísmo con “América para los Estados Unidos”, atacando países soberanos, bloqueando, sancionando y expropiando recursos de Estados con los cuales se siente amenazado por el posible éxito de sus gestiones, como es el caso de Cuba, Venezuela, Nicaragua, cuyos regímenes son extremo opuestos al de Estados Unidos.
Uno de los factores de las sanciones contra Rusia y China es el proceso transgresor al sistema que han propuesto estos al realizar transacciones en sus monedas, reventando el estatus del dólar, con ello trastocando las intenciones proteccionistas de Trump, y se ha enfocado en atacar esas economías, sancionándoles e involucrándolos en supuestos atentados a la “seguridad nacional”, argumento risible ya que este país es uno de los que mantiene altos presupuestos para armas y presencia bélica en el Medio Oriente y en el resto del mundo, con la fachada de Bases Militares.
El discurso conservador de Trump también se deja ver en su postura antiaborto y con relación a las manifestaciones antiLGTBIQ+, en tanto apoya sean marginados en sus derechos y libertades.
Donald Trump mantuvo una supuesta irreverencia contra el establishment y anticorrupción, ahora es parte de ese sistema que criticaba, como es la forma natural en los gobernantes de ese país, quienes deben responder a lo establecido. Además ha sido criticado de tener gastos excesivos entre sus asesores, en viajes en uso de los recursos y privilegios de los que no se priva, mientras trata de desmejorar las condiciones el sistema de salud “Obamacare”, que no era gratuito pero permitía acceder a servicios de salud a costos más bajos. El deficitario sistema sanitario de Estados Unidos quedó demostrado durante la pandemia, confirmando ser uno de los más endebles y débiles del mundo al no poder responder y garantizar atención médica de calidad, ubicando a su país en los primeros lugares del ranking global de Covid-19 en contagiados y muertes por la enfermedad.
Pese a ser un actor aparentemente fuerte y de decisiones que desequilibran, entró en el carril, pues es cuestionado por la oposición que tiene en diferentes sectores gubernamentales que frenan su ímpetu. Esto no ha evitado que apelando a la ley pueda cometer alguna barbaridad, y aquí baste recordar que la Constitución estadounidense y las leyes son antiguas, no han tenido muchas enmiendas en favor de la sociedad civil o en respeto a los derechos fundamentales que debe tener toda y todo ciudadano, por ejemplo, durante las protestas por el asesinato a manos de la policía del afroamericano George Floyd, invocó una Ley de 1807 sobre la insurrección, como aval para desplegar el Ejército y reprimir sin medida del uso de la fuerza a los protestantes.
Durante el cierre de la Convención Nacional Republicana de los Estados Unidos, realizada el pasado 27 de agosto, Trump aparte de aceptar nuevamente la nominación como candidato presidencial por ese partido, criticó la posición de su adversario demócrata Joe Biden, calificándolo de “izquierda radical y exterminador del sueño americano”, asegurando que de ganar Biden quitaría los fondos a la Policía y eso afectaría la seguridad en el país.
Trump en los últimos años recortó los fondos para educación, protección ambiental, planteó retirar al país de numerosos acuerdos internacionales, como los de cambio climático, a los cuales la administración Trump ha desechado favoreciendo la extracción y la emisión de residuos que contribuyen al efecto invernadero, cuestión que al presidente parece importarle poco.
En el campo militar las promesas de 2016 fueron crear un Ejército invencible, por lo que aumentó el presupuesto de seguridad nacional y reforzó e impuso sanciones en las áreas informáticas y de cyberseguridad política que intenta continuar implementando.
La promesa de ser el presidente en crear mayores puestos de trabajo quedó solo en el discurso, en agosto de 2019 la tasa de desempleo, según Investing, fue del 3.7% y para el mismo mes en 2020 se empinó a un 8.4%.
Para esta etapa preelectoral encontramos un Trump amenazante y catastrófico sobre el futuro de Estados Unidos en caso de no ser reelecto. Asegura que con él la opción de la estabilidad financiera estaría a la vanguardia, el “nacionalismo económico” proteccionista de la industria.
Cifras estadísticas preelectorales
La carrera presidencial está en su momento más contundente, después de que Demócratas y Republicanos hicieran la formalidad de mencionar los nombres de los candidatos que han avanzado en la contienda electoral, Biden y Trump, respectivamente. Las encuestas siguen siendo las mismas que hace un mes atrás, el Demócrata se impone por al menos 10 puntos sobre su contendor, mientras que, según un sondeo realizado por la Universidad Quinnipiac a fines de agosto pasado, Biden se adelanta con 52% sobre Trump 42%. El 3 de septiembre la BBC publicó un sondeo electoral en la cual Joe Biden encabeza las encuestas sobre Donald Trump con un 42%.
Uno de los puntos definitorios contra Trump puede ser el manejo de la crisis sanitaria en el país, por cuanto el sistema demostró la fragilidad y la poca atención por parte de su administración; el Covid-19 llegó y se plantó en los Estados Unidos, siendo la nación que encabeza el ranking mundial de coronavirus, con una de las mayores nóminas de muerte por la pandemia 189 mil 069 personas y seis millones 289 mil 964 contagiados, según el marcador de la Jonhns Hopkins University and Medicine.
Empero, el sistema electoral de los Estados Unidos es un sistema que no depende del voto popular, tal como lo describe la web usa.gov, y en el caso de las elecciones para Presidente y Vicepresidente el resultado no depende directamente del voto ciudadano. Los ganadores son determinados por el voto de los “electores”, quienes son parte de un proceso llamado Colegio Electoral, por lo tanto la popularidad y adelanto en las encuestas presidenciales no es un factor determinante para Biden logre posicionarse en el cargo; podría suceder el fenómeno Clinton de 2016, que pese a obtener mayoría de votación ciudadana, el colegio electoral otorgó el triunfo al actual presidente.
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Yoselina Guevara López y Nahir González Correo del Alba
