El Covid-19 y el retorno del Estado de bienestar

-

Por Ramiro Lizondo Díaz

La crisis de la pandemia hizo ver casi en todos los países, principalmente los más neoliberales, la necesidad de un Estado que pueda garantizar la salud de sus ciudadanos como un derecho vital. El Estado probó que es la única entidad capaz de manejar este tipo de crisis estructural a gran escala.

La pandemia impulsó la idea de una recuperación parcial de las funciones del Estado en términos de acción y de consenso social y político. Sin embargo, ese nuevo escenario podría dar pie a la profundización de los rasgos más cuestionables y asociales del capitalismo neoliberal y podría consolidar el desarrollo de un capitalismo de vigilancia (Musacchio, A. 2020), desplegado por un Estado abiertamente autoritario.

En la mayoría de los países afectados por la pandemia se decretaron cuarentenas, estados de emergencia, toques de queda, estados de excepción, entre otros, con el propósito de contener el avance del contagio al confinar en sus casas a la mayor parte de la población. Esa medida provocó una inmediata recesión económica al detener la producción, la distribución y comercialización, lo que a su vez se reflejó en la caída del empleo. La economía real fue la principal afectada por las nuevas condiciones impuestas por la pandemia.

Con la llamada “nueva normalidad”, el distanciamiento social se convierte en una condición para las relaciones sociales. Se imponen nuevas modalidades de trabajo en casa con jornadas más largas e intensas que precarizan aún más el empleo y transfieren al mismo trabajador algunos costos asociados al desarrollo de sus funciones, que antes eran asumidos por el empleador, como el de los servicios básicos.

El contexto de la pandemia evidencia la especulación en la venta de insumos, medicinas y equipos médicos en el que la industria farmacéutica logró obtener beneficios extraordinarios. A esto se suma la mala gestión de la pandemia por parte de los gobiernos, asociados a los actos de corrupción en las compras estatales dirigidas a la atención de la pandemia, el endeudamiento condicionado al recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), la reducción del gasto público, la paralización de la actividad productiva y comercial con su impacto en la estructura del empleo y el bienestar en general de la población. La erosión del Estado y del sector público, como consecuencia de la aplicación del modelo neoliberal y la pandemia, hizo que la mayoría de los Estados y gobiernos sucumbieron ante esta crisis.

En todo caso, antes de la pandemia la región ya tenía el menor crecimiento económico en décadas y la pandemia llegó en un momento de debilidad económica que durante el período 2010-2019, ya mostraba una caída de las tasas de crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) entre 6% y 0.2%. En los últimos cinco años (2014-2019), el crecimiento fue menor que en la década de 1950 (0.4%). Con la emergencia sanitaria se estima que la caída del PIB en el 2020 será del -5.3%. Esta contracción es comparable con la de la Gran Depresión de la década de 1930 (-5%) o, más aún, con la de 1914, que cayó en -4.9%. Esto generará un desempleo de 38 millones con el cierre de dos millones de empresas e incremento de la pobreza en 25 millones de personas y un incremento de la extrema pobreza en 83.5 millones en la región (Cepal, 2020).

Se estima que la evasión fiscal alcanza al 6.3% del PIB regional. Ya antes de la crisis sanitaria por el Covid-19, el espacio fiscal era reducido y los ingresos públicos eran limitados. Durante la última década, los ingresos públicos totales de los gobiernos de la región promediaron el 18.2% del PIB debido a la ralentización de la actividad económica, la evasión fiscal y la caída de los precios internacionales de las materias primas.

El escenario de la pandemia y la crisis económica provocada generó un incremento de las actividades informales por cuenta propia como una respuesta desesperada para sobrevivir la crisis por falta de empleo e ingresos. Por eso, la mayor presencia del Estado, no solo fue necesaria como proveedora de recursos de emergencia (bonos Covid, cajas alimenticias, bonos de desempleo, entre otros), sino como agente económico que consigue y gestiona recursos para reactivar la economía y la producción.

Todo el contexto de la pandemia demostró que la versión neoliberal del capitalismo es incapaz de gestionar de manera coherente una crisis sanitaria de este tipo. Muchos gobiernos nacionales han puesto en marcha medidas para frenar la propagación del virus y mitigar sus efectos económicos y sociales, obligando a redefinir planes y recursos disponibles, y cuestionando implícitamente el modelo económico neoliberal aplicado en la mayoría de los países de la región, que privilegió a las farmacéuticas que encontraron en la salud y la crisis sanitaria una fuente de negocios y beneficios incalculables para las corporaciones y monopolios. Los pobres y los grupos sociales más vulnerables, o minorías en otros casos, fueron las principales víctimas. El dilema de sacrificar las vidas de los vulnerables o sacrificar la supervivencia económica llevó a preguntas como ¿cuántas vidas vale la economía? (Illouz, Eva. 2020).

«La mayor presencia del Estado, no solo fue necesaria como proveedora de recursos de emergencia (bonos Covid, cajas alimenticias, bonos de desempleo, entre otros), sino como agente económico que consigue y gestiona recursos para reactivar la economía y la producción»

Para el neoliberalismo, el Estado debe tener competencias limitadas que solo garanticen los derechos de propiedad y la acumulación del capital. La economía se impone a la política. Los neoliberales hacen que el Estado y sus instituciones no tengan la posibilidad de poner en cuestión el libre comercio. Ellos, los neoliberales, impiden que los gobiernos puedan afectar a la economía de mercado creando Estados fuertes orientados a garantizar las economías de mercado. El Estado se diseña y construye para estar al servicio del capital (Slobodian, Q. 2018).

En el momento actual, el neoliberalismo requiere de una mayor individuación y fragmentación social basada en el miedo como condición para cualquier tipo de acción o relacionamiento social. A los neoliberales les interesa un Estado fuerte y autoritario que controle por la fuerza, si es necesario, la protesta social agudizada por la pandemia.

En contraposición, existe una convención social y política generalizada que exige una mayor y más potente participación y presencia del Estado en la atención de la crisis económica pre y postpandemia, lo que nos lleva a la necesidad de redefinir su papel en este período concreto de nuestra historia.

El Estado de Bienestar keynesiano se implementó para proteger al capitalismo global. Correspondió a un momento concreto de la historia en el que dicho tipo de Estado pretendía salvar las diferencias entre los trabajadores y capitalistas, permitiendo o haciendo concesiones a los trabajadores para que estos no optaran por soluciones más radicales como la expropiación del capital y el comunismo.

El nuevo Estado de Bienestar no puede promover el desarrollo de un capitalismo de vigilancia y control político que sería contraproducente y facilitaría la renovación del neoliberalismo, sino que debe regresar en términos de acción y consenso social, concebido como un Estado que garantice el acceso a los servicios básicos y el empleo y facilite el acceso a los bienes públicos sin la intermediación del capital y su lógica de acumulación y máximo beneficio.

En todo caso, la pregunta no es si tiene que haber más o menos Estado, sino qué tipo de Estado. En el neoliberalismo, el Estado es desregulado y está diseñado para beneficiar a los ricos con medidas orientadas a la protección de los derechos de propiedad y los mercados. La economía neoliberal favorece a los ricos frente a los pobres y reproduce un sistema basado en la competencia en lugar de la equidad económica y social.

El nuevo Estado de Bienestar, en una primera instancia, deberá realizar y promover inversiones en infraestructura y equipamiento hospitalario, creación de ítems tanto para médicos, enfermeras y personal de salud, todo en el marco de un sistema de salud a cargo del Estado. Ese nuevo Estado de Bienestar debe implementar un modelo de desarrollo con más equidad e igualdad orientado en una primera etapa a la Protección Social Universal, con una política clara y recursos que garanticen el acceso a los bienes y servicios básicos de la población.

En este primer momento de implementación de los nuevos Estados de Bienestar, se debe realizar transferencias a las personas en situación de pobreza y a la población vulnerable con el objetivo de cubrir su demanda básica de alimentos y otras necesidades urgentes. Ese gasto adicional representa el 2.8% del PIB por parte de los Estados (Cepal, 2020).

En el corto y mediano plazo, los gobiernos deberán incrementar los recursos públicos para el sector de la salud con reasignaciones presupuestarias que deben fortalecer los sistemas de salud en todos sus niveles. Al mismo tiempo se deben asignar recursos para ampliar las redes de protección social con transferencias dirigidas a compensar las pérdidas de ingresos de los trabajadores formales e informales.

Será un proceso largo y gradual que deberá desarrollar y promover nuevas políticas públicas orientadas al fortalecimiento de la producción comunitaria y campesina, que son los que han sostenido el abastecimiento de alimentos a los mercados en la situación de pandemia.

La naturaleza del capitalismo salvaje es el origen de las desigualdades históricas existentes. A diferencia del dogma neoliberal, que dice que el Estado es nocivo para la economía y sus mecanismos naturales de redistribución, en este período de pandemia se hace necesario llevar a cabo cambios estructurales en el modelo económico, en el que el Estado debe participar de manera activa en la economía.

La pandemia ha puesto en evidencia los límites reales del modelo de desarrollo sustentado en la explotación de la base material del planeta y la exacerbación de las sociedades de consumo. Es un momento de la historia en la que se requieren de soluciones estructurales que no pueden ser provistas por el sector privado. Solo un nuevo tipo de Estado social puede manejar y superar una crisis de esta naturaleza.

__________________________________________________________________

Ramiro Lizondo Díaz Economista

Bibliografía

Musacchio, Andrés. La pandemia es el inicio de un ciclo revolucionario o es la profundización de los peores rasgos del capitalismo neoliberal. Profesor de la UBA e investigador del Idehesi-UBA/Conicet. 2020.

Illouz, Eva. El coronavirus y la insoportable levedad del capitalismo. 2020

Slobodian, Quinn. Historiador, profesor del Wesley College (EEUU), autor de ‘Globalists: The End of Empire and the Birth of Neoliberalism’ (Harvard University Press, 2018). Fuente: https://www.eldiario.es/alternativaseconomicas/neoliberalismo-pregunta-proteger-capitalismo-democracia_6_886521364.html

Informe sobre el impacto económico en América Latina y el Caribe de la enfermedad por coronavirus (Covid-19). 10 de junio de 2020. Cepal, 2020.

Juan José Peralta Ibáñez
Fotógrafo documentalista, fotoperiodismo, naturaleza, video, música

Últimas noticias

Putin: rusos y chinos «hermanos para siempre», ambas naciones firmaron una declaración conjunta

El presidente, Vladimir Putin, en el cierre de su visita a China, calificó la relación entre Moscú y Pekín...

Bolivia: transita de una televisión con tecnología analógica a una digital

Desde el siglo XIX la transición de tecnologías analógicas a digitales ha sido un fenómeno revolucionario que ha transformado...

││CORREO DEL ALBA No. 128 – Mayo 2024 – ¿Están en crisis las Naciones Unidas? ││ *Descarga gratuita*

EN PERSONA-“En la encrucijada del siglo XXI: crisis y defensa de los organismos internacionales. Hablamos con Marta Martín y...

Estados Unidos contra la espada y la pared por su apoyo a Israel

Israel, en 18 días de ataques combinados de bombardeos aéreos y terrestres de artillería con arremetidas de escuadrones de...
- Publicidad -spot_imgspot_img

Catalunya, ese país tan español

Los procesos electorales presentan tantas interpretaciones como partidos compiten. Quienes ganen escaños, pierdan, desaparezcan o cobren protagonismo, construirán su...

A 206 años del nacimiento de Karl Marx

En una carta de Karl Marx a Arnold Ruge, enviada en 1843 (y publicada en 1844 en los Anales...

Recomendados

Diógenes y González: Embajadores candidatos

Los ciclos históricos son elementos que describen una serie...

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí